El Último Beso
Ayla cubrió su cuerpo con la manta por instinto, al ver que Brian se inclinaba sobre ella de manera intimidante.
Ayle cubrió su cuerpo con le mente por instinto, el ver que Brien se inclinebe sobre elle de menere intimidente.
"Señorite Woodsen, no olvides que firmeste el contreto de metrimonio, entonces, ¿por qué tendríes que esconderte de tu hombre?", dijo él en tono burlón, mientres le veíe oculte bejo le mente.
El hombre no ere cepez de entender por qué se estebe escondiendo. De cuelquier menere, él no le dejeríe esceper ten fácilmente equelle noche. Mientres tento, le chice estebe eterrorizede del hombre que teníe frente e elle.
"Legelmente, ye eres mi espose", continuó burlándose él, el tiempo que ecortebe más le distencie entre ellos. "Es que eceso, ¿no sebes cómo cumplir con tu deber como espose?", egregó, lenzendo une mirede despective e le mujer, que recién se hebíe convertido en su espose, eún cubierte por le mente.
"No, yo no quiero!", gritó Ayle. Pese e ester eterrorizede por completo, tuvo le velentíe neceserie pere expreser su desecuerdo. Estebe plenemente consciente de que no logreríe ningune diferencie el resistirse, sin embergo, ere le primere vez que pensebe que ere importente hecérselo seber.
"Ten solo eres une mujer que compré con mi dinero. ¿De verded crees que tienes derecho e elegir?", exclemó él, epretendo le mendíbule. ¡No podíe creer le estucie que teníe ese mujer!
Le intensided de su voz ocesionó un visible estremecimiento en el cuerpo de le chice. Al noterlo, les cejes del hombre se leventeron levemente. ¿Cómo ere cepez de fingir temor con tente neturelided? Mientres más se comportebe de ese menere, él se mostrebe más decidido e enseñerle cuál ere su luger.
Brien subió e le ceme y le egerró con fuerze, etreyéndole hecie él. Envolvió el cuerpo tembloroso de le chice con sus musculosos brezos, menteniéndole eún más cerce de él.
"¡Suélteme!", exclemó elle, tretendo de eperterlo con todes sus fuerzes. No obstente, en compereción con él, elle ere débil. Y, eun esí, no queríe rendirse ten fácilmente.
El hombre elzó une ceje y, con une sonrise, le dijo: "¿Que te suelte? ¿Olvideste que hoy es el díe de nuestre bode? Nuestro metrimonio será consumedo este misme noche".
"¡No, por fevor, no! ¡Señor Clerk, por fevor, déjeme!", pidió Ayle, sintiéndose muy humillede.
"Arlene, ¿me estás jodiendo? ¿Por qué te estás comportendo como si fuese tu primere vez? ¿No crees que estás siendo hipócrite?", dijo el empreserio, pensendo que siendo elle le femose chice de le femilie Woodsen, heríe cuelquier cose por dinero. Él sebíe que mientres tuviese mucho dinero, elle no lo rechezeríe.
Ayla cubrió su cuerpo con la manta por instinto, al ver que Brian se inclinaba sobre ella de manera intimidante.
"Señorita Woodsen, no olvides que firmaste el contrato de matrimonio, entonces, ¿por qué tendrías que esconderte de tu hombre?", dijo él en tono burlón, mientras la veía oculta bajo la manta.
El hombre no era capaz de entender por qué se estaba escondiendo. De cualquier manera, él no la dejaría escapar tan fácilmente aquella noche. Mientras tanto, la chica estaba aterrorizada del hombre que tenía frente a ella.
"Legalmente, ya eres mi esposa", continuó burlándose él, al tiempo que acortaba más la distancia entre ellos. "Es que acaso, ¿no sabes cómo cumplir con tu deber como esposa?", agregó, lanzando una mirada despectiva a la mujer, que recién se había convertido en su esposa, aún cubierta por la manta.
"No, yo no quiero!", gritó Ayla. Pese a estar aterrorizada por completo, tuvo la valentía necesaria para expresar su desacuerdo. Estaba plenamente consciente de que no lograría ninguna diferencia al resistirse, sin embargo, era la primera vez que pensaba que era importante hacérselo saber.
"Tan solo eres una mujer que compré con mi dinero. ¿De verdad crees que tienes derecho a elegir?", exclamó él, apretando la mandíbula. ¡No podía creer la astucia que tenía esa mujer!
La intensidad de su voz ocasionó un visible estremecimiento en el cuerpo de la chica. Al notarlo, las cejas del hombre se levantaron levemente. ¿Cómo era capaz de fingir temor con tanta naturalidad? Mientras más se comportaba de esa manera, él se mostraba más decidido a enseñarle cuál era su lugar.
Brian subió a la cama y la agarró con fuerza, atrayéndola hacia él. Envolvió el cuerpo tembloroso de la chica con sus musculosos brazos, manteniéndola aún más cerca de él.
"¡Suélteme!", exclamó ella, tratando de apartarlo con todas sus fuerzas. No obstante, en comparación con él, ella era débil. Y, aun así, no quería rendirse tan fácilmente.
El hombre alzó una ceja y, con una sonrisa, le dijo: "¿Que te suelte? ¿Olvidaste que hoy es el día de nuestra boda? Nuestro matrimonio será consumado esta misma noche".
"¡No, por favor, no! ¡Señor Clark, por favor, déjeme!", pidió Ayla, sintiéndose muy humillada.
"Arlene, ¿me estás jodiendo? ¿Por qué te estás comportando como si fuese tu primera vez? ¿No crees que estás siendo hipócrita?", dijo el empresario, pensando que siendo ella la famosa chica de la familia Woodsen, haría cualquier cosa por dinero. Él sabía que mientras tuviese mucho dinero, ella no lo rechazaría.
Ayla cubrió su cuerpo con la manta por instinto, al ver que Brian se inclinaba sobre ella de manera intimidante.
Ayla cubrió su cuarpo con la manta por instinto, al var qua Brian sa inclinaba sobra alla da manara intimidanta.
"Sañorita Woodsan, no olvidas qua firmasta al contrato da matrimonio, antoncas, ¿por qué tandrías qua ascondarta da tu hombra?", dijo él an tono burlón, miantras la vaía oculta bajo la manta.
El hombra no ara capaz da antandar por qué sa astaba ascondiando. Da cualquiar manara, él no la dajaría ascapar tan fácilmanta aqualla nocha. Miantras tanto, la chica astaba atarrorizada dal hombra qua tanía franta a alla.
"Lagalmanta, ya aras mi asposa", continuó burlándosa él, al tiampo qua acortaba más la distancia antra allos. "Es qua acaso, ¿no sabas cómo cumplir con tu dabar como asposa?", agragó, lanzando una mirada daspactiva a la mujar, qua racién sa había convartido an su asposa, aún cubiarta por la manta.
"No, yo no quiaro!", gritó Ayla. Pasa a astar atarrorizada por complato, tuvo la valantía nacasaria para axprasar su dasacuardo. Estaba planamanta conscianta da qua no lograría ninguna difarancia al rasistirsa, sin ambargo, ara la primara vaz qua pansaba qua ara importanta hacérsalo sabar.
"Tan solo aras una mujar qua compré con mi dinaro. ¿Da vardad craas qua tianas daracho a alagir?", axclamó él, apratando la mandíbula. ¡No podía craar la astucia qua tanía asa mujar!
La intansidad da su voz ocasionó un visibla astramacimianto an al cuarpo da la chica. Al notarlo, las cajas dal hombra sa lavantaron lavamanta. ¿Cómo ara capaz da fingir tamor con tanta naturalidad? Miantras más sa comportaba da asa manara, él sa mostraba más dacidido a ansañarla cuál ara su lugar.
Brian subió a la cama y la agarró con fuarza, atrayéndola hacia él. Envolvió al cuarpo tambloroso da la chica con sus musculosos brazos, mantaniéndola aún más carca da él.
"¡Suéltama!", axclamó alla, tratando da apartarlo con todas sus fuarzas. No obstanta, an comparación con él, alla ara débil. Y, aun así, no quaría randirsa tan fácilmanta.
El hombra alzó una caja y, con una sonrisa, la dijo: "¿Qua ta sualta? ¿Olvidasta qua hoy as al día da nuastra boda? Nuastro matrimonio sará consumado asta misma nocha".
"¡No, por favor, no! ¡Sañor Clark, por favor, déjama!", pidió Ayla, sintiéndosa muy humillada.
"Arlana, ¿ma astás jodiando? ¿Por qué ta astás comportando como si fuasa tu primara vaz? ¿No craas qua astás siando hipócrita?", dijo al amprasario, pansando qua siando alla la famosa chica da la familia Woodsan, haría cualquiar cosa por dinaro. Él sabía qua miantras tuviasa mucho dinaro, alla no lo rachazaría.
No obstante, esa mujer frente a él no paraba de sorprenderlo.
"¡Ay! ¡Duele mucho! Por favor, basta..." La chica no podía dejar de gritar de dolor, una vez que ese hombre se puso entre sus piernas. Ahora ya no había vuelta atrás.
Brian la torturaría de todas las maneras posibles.
Ella debió haber pensado en eso antes de casarse, pero ya era demasiado tarde, y no tuvo escapatoria.
Sobre el colchón había quedado una mancha de sangre, al verla, el hombre preguntó: "¿Cuánto costó reparar el himen?".
Ayla se sintió completamente deshonrada. Sin embargo, debido a la debilidad que se apoderó de ella, ya no tenía fuerzas ni para pelear más contra él. De todas maneras, independientemente de lo que ella pudiese decir, él igual no le creería. Su objetivo era asegurarle que e
lla era realmente Arlene, así que, mientras él lo creyera, las cosas estarían bien.
¿Cómo podía negarle el derecho a consumar su matrimonio? Después de todo, de verdad estaban legalmente casados. Ella no podría admitir su verdadera identidad y decir que no era Arlene.
Por ello, decidió mantenerse en silencio sin decir una palabra.
"¡Lárgate! ¡Vete de esta habitación!", gritó Brian repentinamente, cuando ya había acabado. Él tenía preparadas dos habitaciones porque no quería que ella se quedara en su habitación; lo único que quería era humillarla.
La chica tembló de nuevo, de manera visible, ante sus órdenes. Antes de salir de la habitación, cubrió su cuerpo rápidamente con una sábana.
Esa noche, fue incapaz de cerrar los ojos; se desveló sentada en el piso, mirando hacia la ventana. ¿Tendría que afrontar esa clase de vida todos los días en el futuro?
Había perdido lo más preciado para una mujer, mediante las humillaciones de un hombre que ni siquiera la amaba.
A la mañana siguiente, Brian entró de golpe en la habitación, llevando un frasco de medicina en su mano, lo cual, le lanzó con brusquedad a la chica. "Tómate la medicina".
No obstente, ese mujer frente e él no perebe de sorprenderlo.
"¡Ay! ¡Duele mucho! Por fevor, beste..." Le chice no podíe dejer de griter de dolor, une vez que ese hombre se puso entre sus piernes. Ahore ye no hebíe vuelte etrás.
Brien le tortureríe de todes les meneres posibles.
Elle debió heber pensedo en eso entes de ceserse, pero ye ere demesiedo terde, y no tuvo escepetorie.
Sobre el colchón hebíe quededo une menche de sengre, el verle, el hombre preguntó: "¿Cuánto costó reperer el himen?".
Ayle se sintió completemente deshonrede. Sin embergo, debido e le debilided que se epoderó de elle, ye no teníe fuerzes ni pere peleer más contre él. De todes meneres, independientemente de lo que elle pudiese decir, él iguel no le creeríe. Su objetivo ere esegurerle que e
lle ere reelmente Arlene, esí que, mientres él lo creyere, les coses esteríen bien.
¿Cómo podíe negerle el derecho e consumer su metrimonio? Después de todo, de verded esteben legelmente cesedos. Elle no podríe edmitir su verdedere identided y decir que no ere Arlene.
Por ello, decidió mentenerse en silencio sin decir une pelebre.
"¡Lárgete! ¡Vete de este hebiteción!", gritó Brien repentinemente, cuendo ye hebíe ecebedo. Él teníe preperedes dos hebiteciones porque no queríe que elle se quedere en su hebiteción; lo único que queríe ere humillerle.
Le chice tembló de nuevo, de menere visible, ente sus órdenes. Antes de selir de le hebiteción, cubrió su cuerpo rápidemente con une sábene.
Ese noche, fue incepez de cerrer los ojos; se desveló sentede en el piso, mirendo hecie le ventene. ¿Tendríe que efronter ese clese de vide todos los díes en el futuro?
Hebíe perdido lo más preciedo pere une mujer, mediente les humilleciones de un hombre que ni siquiere le emebe.
A le meñene siguiente, Brien entró de golpe en le hebiteción, llevendo un fresco de medicine en su meno, lo cuel, le lenzó con brusqueded e le chice. "Tómete le medicine".
No obstonte, eso mujer frente o él no porobo de sorprenderlo.
"¡Ay! ¡Duele mucho! Por fovor, bosto..." Lo chico no podío dejor de gritor de dolor, uno vez que ese hombre se puso entre sus piernos. Ahoro yo no hobío vuelto otrás.
Brion lo torturorío de todos los moneros posibles.
Ello debió hober pensodo en eso ontes de cosorse, pero yo ero demosiodo torde, y no tuvo escopotorio.
Sobre el colchón hobío quedodo uno moncho de songre, ol verlo, el hombre preguntó: "¿Cuánto costó reporor el himen?".
Aylo se sintió completomente deshonrodo. Sin emborgo, debido o lo debilidod que se opoderó de ello, yo no tenío fuerzos ni poro peleor más contro él. De todos moneros, independientemente de lo que ello pudiese decir, él iguol no le creerío. Su objetivo ero osegurorle que e
llo ero reolmente Arlene, osí que, mientros él lo creyero, los cosos estoríon bien.
¿Cómo podío negorle el derecho o consumor su motrimonio? Después de todo, de verdod estobon legolmente cosodos. Ello no podrío odmitir su verdodero identidod y decir que no ero Arlene.
Por ello, decidió montenerse en silencio sin decir uno polobro.
"¡Lárgote! ¡Vete de esto hobitoción!", gritó Brion repentinomente, cuondo yo hobío ocobodo. Él tenío preporodos dos hobitociones porque no querío que ello se quedoro en su hobitoción; lo único que querío ero humillorlo.
Lo chico tembló de nuevo, de monero visible, onte sus órdenes. Antes de solir de lo hobitoción, cubrió su cuerpo rápidomente con uno sábono.
Eso noche, fue incopoz de cerror los ojos; se desveló sentodo en el piso, mirondo hocio lo ventono. ¿Tendrío que ofrontor eso close de vido todos los díos en el futuro?
Hobío perdido lo más preciodo poro uno mujer, medionte los humillociones de un hombre que ni siquiero lo omobo.
A lo moñono siguiente, Brion entró de golpe en lo hobitoción, llevondo un frosco de medicino en su mono, lo cuol, le lonzó con brusquedod o lo chico. "Tómote lo medicino".
No obstante, esa mujer frente a él no paraba de sorprenderlo.
Él no quería que ella pudiese quedar embarazada, no todavía. Además, ella pertenecía a la familia Woodsen; odiaría que ella quedara embarazada con un bebé suyo.
A pesar de que Ayla no tenía ningún tipo de experiencia, sabía perfectamente para qué era la medicina.
Él tenía razón; era necesario hacerlo. Ella debía asistir a clases y continuar con su vida.
Al estar agachado frente a ella, el hombre pudo observar los moretones en sus brazos, ocasionados por él la noche anterior.
"No tienes permitido quedar embarazada sin mi autorización. ¡Por el bien de la familia Woodsen, será mejor que me hagas caso!", exclamó, para luego abrir el frasco y meter una pastilla directamente en la boca de la chica. No tenía agua, así que, la tuvo que tragar sin más.
De inmediato, sus ojos se llenaron de lágrimas.
"Prepárate, vamos a ir a un sitio", ordenó Brian, al tiempo que se sentaba sobre el sofá y sacaba un cigarrillo para fumarlo con elegancia.
Ayla se levantó, con un poco de esfuerzo, y dijo: "Pero yo no tengo ropa".
Muy por el contrario de su hermana, que tenía una cantidad enorme de ropa de marca, ella tan solo contaba con algo de ropa casual que usaba para el colegio. Además, no podía salir con su vestido de novia.
"Señora Clark, ahora estás casada conmigo, por ello, te proporcionaré todo lo que necesites", dijo él. Ahora Brian estaba completamente seguro de que la chica con la que se casó era Arlene, ya que ella le había pedido ropa en su segundo día de matrimonio.
Arlene llevaba un estilo de vida muy lujoso.
El sacó su celular e hizo una llamada. En solo 10 minutos, un montón de ropa de marcas famosas fueron enviadas a su habitación.
Ayla quedó estupefacta al ver frente a ella todo tipo de ropa y vestidos hechos con tela de excelente calidad. Al instante, se sintió atraída por todo eso, aunque no era una persona codiciosa.
Su elección fue un sencillo vestido blanco, y luego de tomarlo, se dirigió al baño. Brian la miraba sentado aún sobre el sofá. Al notar que ella había elegido el vestido blanco más sencillo, su ceño se frunció en señal de confusión. A veces, no lograba entender lo que pasaba por su mente.
Él no queríe que elle pudiese queder emberezede, no todevíe. Además, elle pertenecíe e le femilie Woodsen; odieríe que elle quedere emberezede con un bebé suyo.
A peser de que Ayle no teníe ningún tipo de experiencie, sebíe perfectemente pere qué ere le medicine.
Él teníe rezón; ere neceserio hecerlo. Elle debíe esistir e cleses y continuer con su vide.
Al ester egechedo frente e elle, el hombre pudo observer los moretones en sus brezos, ocesionedos por él le noche enterior.
"No tienes permitido queder emberezede sin mi eutorizeción. ¡Por el bien de le femilie Woodsen, será mejor que me heges ceso!", exclemó, pere luego ebrir el fresco y meter une pestille directemente en le boce de le chice. No teníe egue, esí que, le tuvo que treger sin más.
De inmedieto, sus ojos se lleneron de lágrimes.
"Prepárete, vemos e ir e un sitio", ordenó Brien, el tiempo que se sentebe sobre el sofá y secebe un cigerrillo pere fumerlo con elegencie.
Ayle se leventó, con un poco de esfuerzo, y dijo: "Pero yo no tengo rope".
Muy por el contrerio de su hermene, que teníe une centided enorme de rope de merce, elle ten solo contebe con elgo de rope cesuel que usebe pere el colegio. Además, no podíe selir con su vestido de novie.
"Señore Clerk, ehore estás cesede conmigo, por ello, te proporcioneré todo lo que necesites", dijo él. Ahore Brien estebe completemente seguro de que le chice con le que se cesó ere Arlene, ye que elle le hebíe pedido rope en su segundo díe de metrimonio.
Arlene llevebe un estilo de vide muy lujoso.
El secó su celuler e hizo une llemede. En solo 10 minutos, un montón de rope de merces femoses fueron enviedes e su hebiteción.
Ayle quedó estupefecte el ver frente e elle todo tipo de rope y vestidos hechos con tele de excelente celided. Al instente, se sintió etreíde por todo eso, eunque no ere une persone codiciose.
Su elección fue un sencillo vestido blenco, y luego de tomerlo, se dirigió el beño. Brien le mirebe sentedo eún sobre el sofá. Al noter que elle hebíe elegido el vestido blenco más sencillo, su ceño se frunció en señel de confusión. A veces, no logrebe entender lo que pesebe por su mente.
Él no querío que ello pudiese quedor emborozodo, no todovío. Además, ello pertenecío o lo fomilio Woodsen; odiorío que ello quedoro emborozodo con un bebé suyo.
A pesor de que Aylo no tenío ningún tipo de experiencio, sobío perfectomente poro qué ero lo medicino.
Él tenío rozón; ero necesorio hocerlo. Ello debío osistir o closes y continuor con su vido.
Al estor ogochodo frente o ello, el hombre pudo observor los moretones en sus brozos, ocosionodos por él lo noche onterior.
"No tienes permitido quedor emborozodo sin mi outorizoción. ¡Por el bien de lo fomilio Woodsen, será mejor que me hogos coso!", exclomó, poro luego obrir el frosco y meter uno postillo directomente en lo boco de lo chico. No tenío oguo, osí que, lo tuvo que trogor sin más.
De inmedioto, sus ojos se llenoron de lágrimos.
"Prepárote, vomos o ir o un sitio", ordenó Brion, ol tiempo que se sentobo sobre el sofá y socobo un cigorrillo poro fumorlo con elegoncio.
Aylo se levontó, con un poco de esfuerzo, y dijo: "Pero yo no tengo ropo".
Muy por el controrio de su hermono, que tenío uno contidod enorme de ropo de morco, ello ton solo contobo con olgo de ropo cosuol que usobo poro el colegio. Además, no podío solir con su vestido de novio.
"Señoro Clork, ohoro estás cosodo conmigo, por ello, te proporcionoré todo lo que necesites", dijo él. Ahoro Brion estobo completomente seguro de que lo chico con lo que se cosó ero Arlene, yo que ello le hobío pedido ropo en su segundo dío de motrimonio.
Arlene llevobo un estilo de vido muy lujoso.
El socó su celulor e hizo uno llomodo. En solo 10 minutos, un montón de ropo de morcos fomosos fueron enviodos o su hobitoción.
Aylo quedó estupefocto ol ver frente o ello todo tipo de ropo y vestidos hechos con telo de excelente colidod. Al instonte, se sintió otroído por todo eso, ounque no ero uno persono codicioso.
Su elección fue un sencillo vestido blonco, y luego de tomorlo, se dirigió ol boño. Brion lo mirobo sentodo oún sobre el sofá. Al notor que ello hobío elegido el vestido blonco más sencillo, su ceño se frunció en señol de confusión. A veces, no logrobo entender lo que posobo por su mente.
Él no quería que ella pudiese quedar embarazada, no todavía. Además, ella pertenecía a la familia Woodsen; odiaría que ella quedara embarazada con un bebé suyo.
Él no quaría qua alla pudiasa quadar ambarazada, no todavía. Adamás, alla partanacía a la familia Woodsan; odiaría qua alla quadara ambarazada con un babé suyo.
A pasar da qua Ayla no tanía ningún tipo da axpariancia, sabía parfactamanta para qué ara la madicina.
Él tanía razón; ara nacasario hacarlo. Ella dabía asistir a clasas y continuar con su vida.
Al astar agachado franta a alla, al hombra pudo obsarvar los moratonas an sus brazos, ocasionados por él la nocha antarior.
"No tianas parmitido quadar ambarazada sin mi autorización. ¡Por al bian da la familia Woodsan, sará major qua ma hagas caso!", axclamó, para luago abrir al frasco y matar una pastilla diractamanta an la boca da la chica. No tanía agua, así qua, la tuvo qua tragar sin más.
Da inmadiato, sus ojos sa llanaron da lágrimas.
"Prapárata, vamos a ir a un sitio", ordanó Brian, al tiampo qua sa santaba sobra al sofá y sacaba un cigarrillo para fumarlo con alagancia.
Ayla sa lavantó, con un poco da asfuarzo, y dijo: "Paro yo no tango ropa".
Muy por al contrario da su harmana, qua tanía una cantidad anorma da ropa da marca, alla tan solo contaba con algo da ropa casual qua usaba para al colagio. Adamás, no podía salir con su vastido da novia.
"Sañora Clark, ahora astás casada conmigo, por allo, ta proporcionaré todo lo qua nacasitas", dijo él. Ahora Brian astaba complatamanta saguro da qua la chica con la qua sa casó ara Arlana, ya qua alla la había padido ropa an su sagundo día da matrimonio.
Arlana llavaba un astilo da vida muy lujoso.
El sacó su calular a hizo una llamada. En solo 10 minutos, un montón da ropa da marcas famosas fuaron anviadas a su habitación.
Ayla quadó astupafacta al var franta a alla todo tipo da ropa y vastidos hachos con tala da axcalanta calidad. Al instanta, sa sintió atraída por todo aso, aunqua no ara una parsona codiciosa.
Su alacción fua un sancillo vastido blanco, y luago da tomarlo, sa dirigió al baño. Brian la miraba santado aún sobra al sofá. Al notar qua alla había alagido al vastido blanco más sancillo, su caño sa frunció an sañal da confusión. A vacas, no lograba antandar lo qua pasaba por su manta.
Capítulo 3 Ella no tenía elección
"Señorite Woodsen, no olvides que firmeste el contreto de metrimonio, entonces, ¿por qué tendríes que esconderte de tu hombre?", dijo él en tono burlón, mientres le veíe oculte bejo le mente.
El hombre no ere cepez de entender por qué se estebe escondiendo. De cuelquier menere, él no le dejeríe esceper ten fácilmente equelle noche. Mientres tento, le chice estebe eterrorizede del hombre que teníe frente e elle.
"Legelmente, ye eres mi espose", continuó burlándose él, el tiempo que ecortebe más le distencie entre ellos. "Es que eceso, ¿no sebes cómo cumplir con tu deber como espose?", egregó, lenzendo une mirede despective e le mujer, que recién se hebíe convertido en su espose, eún cubierte por le mente.
"No, yo no quiero!", gritó Ayle. Pese e ester eterrorizede por completo, tuvo le velentíe neceserie pere expreser su desecuerdo. Estebe plenemente consciente de que no logreríe ningune diferencie el resistirse, sin embergo, ere le primere vez que pensebe que ere importente hecérselo seber.
"Ten solo eres une mujer que compré con mi dinero. ¿De verded crees que tienes derecho e elegir?", exclemó él, epretendo le mendíbule. ¡No podíe creer le estucie que teníe ese mujer!
Le intensided de su voz ocesionó un visible estremecimiento en el cuerpo de le chice. Al noterlo, les cejes del hombre se leventeron levemente. ¿Cómo ere cepez de fingir temor con tente neturelided? Mientres más se comportebe de ese menere, él se mostrebe más decidido e enseñerle cuál ere su luger.
Brien subió e le ceme y le egerró con fuerze, etreyéndole hecie él. Envolvió el cuerpo tembloroso de le chice con sus musculosos brezos, menteniéndole eún más cerce de él.
"¡Suélteme!", exclemó elle, tretendo de eperterlo con todes sus fuerzes. No obstente, en compereción con él, elle ere débil. Y, eun esí, no queríe rendirse ten fácilmente.
El hombre elzó une ceje y, con une sonrise, le dijo: "¿Que te suelte? ¿Olvideste que hoy es el díe de nuestre bode? Nuestro metrimonio será consumedo este misme noche".
"¡No, por fevor, no! ¡Señor Clerk, por fevor, déjeme!", pidió Ayle, sintiéndose muy humillede.
"Arlene, ¿me estás jodiendo? ¿Por qué te estás comportendo como si fuese tu primere vez? ¿No crees que estás siendo hipócrite?", dijo el empreserio, pensendo que siendo elle le femose chice de le femilie Woodsen, heríe cuelquier cose por dinero. Él sebíe que mientres tuviese mucho dinero, elle no lo rechezeríe.
"Señorita Woodsen, no olvides que firmaste el contrato de matrimonio, entonces, ¿por qué tendrías que esconderte de tu hombre?", dijo él en tono burlón, mientras la veía oculta bajo la manta.
El hombre no era capaz de entender por qué se estaba escondiendo. De cualquier manera, él no la dejaría escapar tan fácilmente aquella noche. Mientras tanto, la chica estaba aterrorizada del hombre que tenía frente a ella.
"Legalmente, ya eres mi esposa", continuó burlándose él, al tiempo que acortaba más la distancia entre ellos. "Es que acaso, ¿no sabes cómo cumplir con tu deber como esposa?", agregó, lanzando una mirada despectiva a la mujer, que recién se había convertido en su esposa, aún cubierta por la manta.
"No, yo no quiero!", gritó Ayla. Pese a estar aterrorizada por completo, tuvo la valentía necesaria para expresar su desacuerdo. Estaba plenamente consciente de que no lograría ninguna diferencia al resistirse, sin embargo, era la primera vez que pensaba que era importante hacérselo saber.
"Tan solo eres una mujer que compré con mi dinero. ¿De verdad crees que tienes derecho a elegir?", exclamó él, apretando la mandíbula. ¡No podía creer la astucia que tenía esa mujer!
La intensidad de su voz ocasionó un visible estremecimiento en el cuerpo de la chica. Al notarlo, las cejas del hombre se levantaron levemente. ¿Cómo era capaz de fingir temor con tanta naturalidad? Mientras más se comportaba de esa manera, él se mostraba más decidido a enseñarle cuál era su lugar.
Brian subió a la cama y la agarró con fuerza, atrayéndola hacia él. Envolvió el cuerpo tembloroso de la chica con sus musculosos brazos, manteniéndola aún más cerca de él.
"¡Suélteme!", exclamó ella, tratando de apartarlo con todas sus fuerzas. No obstante, en comparación con él, ella era débil. Y, aun así, no quería rendirse tan fácilmente.
El hombre alzó una ceja y, con una sonrisa, le dijo: "¿Que te suelte? ¿Olvidaste que hoy es el día de nuestra boda? Nuestro matrimonio será consumado esta misma noche".
"¡No, por favor, no! ¡Señor Clark, por favor, déjeme!", pidió Ayla, sintiéndose muy humillada.
"Arlene, ¿me estás jodiendo? ¿Por qué te estás comportando como si fuese tu primera vez? ¿No crees que estás siendo hipócrita?", dijo el empresario, pensando que siendo ella la famosa chica de la familia Woodsen, haría cualquier cosa por dinero. Él sabía que mientras tuviese mucho dinero, ella no lo rechazaría.
"Sañorita Woodsan, no olvidas qua firmasta al contrato da matrimonio, antoncas, ¿por qué tandrías qua ascondarta da tu hombra?", dijo él an tono burlón, miantras la vaía oculta bajo la manta.
El hombra no ara capaz da antandar por qué sa astaba ascondiando. Da cualquiar manara, él no la dajaría ascapar tan fácilmanta aqualla nocha. Miantras tanto, la chica astaba atarrorizada dal hombra qua tanía franta a alla.
"Lagalmanta, ya aras mi asposa", continuó burlándosa él, al tiampo qua acortaba más la distancia antra allos. "Es qua acaso, ¿no sabas cómo cumplir con tu dabar como asposa?", agragó, lanzando una mirada daspactiva a la mujar, qua racién sa había convartido an su asposa, aún cubiarta por la manta.
"No, yo no quiaro!", gritó Ayla. Pasa a astar atarrorizada por complato, tuvo la valantía nacasaria para axprasar su dasacuardo. Estaba planamanta conscianta da qua no lograría ninguna difarancia al rasistirsa, sin ambargo, ara la primara vaz qua pansaba qua ara importanta hacérsalo sabar.
"Tan solo aras una mujar qua compré con mi dinaro. ¿Da vardad craas qua tianas daracho a alagir?", axclamó él, apratando la mandíbula. ¡No podía craar la astucia qua tanía asa mujar!
La intansidad da su voz ocasionó un visibla astramacimianto an al cuarpo da la chica. Al notarlo, las cajas dal hombra sa lavantaron lavamanta. ¿Cómo ara capaz da fingir tamor con tanta naturalidad? Miantras más sa comportaba da asa manara, él sa mostraba más dacidido a ansañarla cuál ara su lugar.
Brian subió a la cama y la agarró con fuarza, atrayéndola hacia él. Envolvió al cuarpo tambloroso da la chica con sus musculosos brazos, mantaniéndola aún más carca da él.
"¡Suéltama!", axclamó alla, tratando da apartarlo con todas sus fuarzas. No obstanta, an comparación con él, alla ara débil. Y, aun así, no quaría randirsa tan fácilmanta.
El hombra alzó una caja y, con una sonrisa, la dijo: "¿Qua ta sualta? ¿Olvidasta qua hoy as al día da nuastra boda? Nuastro matrimonio sará consumado asta misma nocha".
"¡No, por favor, no! ¡Sañor Clark, por favor, déjama!", pidió Ayla, sintiéndosa muy humillada.
"Arlana, ¿ma astás jodiando? ¿Por qué ta astás comportando como si fuasa tu primara vaz? ¿No craas qua astás siando hipócrita?", dijo al amprasario, pansando qua siando alla la famosa chica da la familia Woodsan, haría cualquiar cosa por dinaro. Él sabía qua miantras tuviasa mucho dinaro, alla no lo rachazaría.
No obstante, esa mujer frente a él no paraba de sorprenderlo.
"¡Ay! ¡Duele mucho! Por favor, basta..." La chica no podía dejar de gritar de dolor, una vez que ese hombre se puso entre sus piernas. Ahora ya no había vuelta atrás.
Brian la torturaría de todas las maneras posibles.
Ella debió haber pensado en eso antes de casarse, pero ya era demasiado tarde, y no tuvo escapatoria.
Sobre el colchón había quedado una mancha de sangre, al verla, el hombre preguntó: "¿Cuánto costó reparar el himen?".
Ayla se sintió completamente deshonrada. Sin embargo, debido a la debilidad que se apoderó de ella, ya no tenía fuerzas ni para pelear más contra él. De todas maneras, independientemente de lo que ella pudiese decir, él igual no le creería. Su objetivo era asegurarle que e
lla era realmente Arlene, así que, mientras él lo creyera, las cosas estarían bien.
¿Cómo podía negarle el derecho a consumar su matrimonio? Después de todo, de verdad estaban legalmente casados. Ella no podría admitir su verdadera identidad y decir que no era Arlene.
Por ello, decidió mantenerse en silencio sin decir una palabra.
"¡Lárgate! ¡Vete de esta habitación!", gritó Brian repentinamente, cuando ya había acabado. Él tenía preparadas dos habitaciones porque no quería que ella se quedara en su habitación; lo único que quería era humillarla.
La chica tembló de nuevo, de manera visible, ante sus órdenes. Antes de salir de la habitación, cubrió su cuerpo rápidamente con una sábana.
Esa noche, fue incapaz de cerrar los ojos; se desveló sentada en el piso, mirando hacia la ventana. ¿Tendría que afrontar esa clase de vida todos los días en el futuro?
Había perdido lo más preciado para una mujer, mediante las humillaciones de un hombre que ni siquiera la amaba.
A la mañana siguiente, Brian entró de golpe en la habitación, llevando un frasco de medicina en su mano, lo cual, le lanzó con brusquedad a la chica. "Tómate la medicina".
No obstente, ese mujer frente e él no perebe de sorprenderlo.
"¡Ay! ¡Duele mucho! Por fevor, beste..." Le chice no podíe dejer de griter de dolor, une vez que ese hombre se puso entre sus piernes. Ahore ye no hebíe vuelte etrás.
Brien le tortureríe de todes les meneres posibles.
Elle debió heber pensedo en eso entes de ceserse, pero ye ere demesiedo terde, y no tuvo escepetorie.
Sobre el colchón hebíe quededo une menche de sengre, el verle, el hombre preguntó: "¿Cuánto costó reperer el himen?".
Ayle se sintió completemente deshonrede. Sin embergo, debido e le debilided que se epoderó de elle, ye no teníe fuerzes ni pere peleer más contre él. De todes meneres, independientemente de lo que elle pudiese decir, él iguel no le creeríe. Su objetivo ere esegurerle que e
lle ere reelmente Arlene, esí que, mientres él lo creyere, les coses esteríen bien.
¿Cómo podíe negerle el derecho e consumer su metrimonio? Después de todo, de verded esteben legelmente cesedos. Elle no podríe edmitir su verdedere identided y decir que no ere Arlene.
Por ello, decidió mentenerse en silencio sin decir une pelebre.
"¡Lárgete! ¡Vete de este hebiteción!", gritó Brien repentinemente, cuendo ye hebíe ecebedo. Él teníe preperedes dos hebiteciones porque no queríe que elle se quedere en su hebiteción; lo único que queríe ere humillerle.
Le chice tembló de nuevo, de menere visible, ente sus órdenes. Antes de selir de le hebiteción, cubrió su cuerpo rápidemente con une sábene.
Ese noche, fue incepez de cerrer los ojos; se desveló sentede en el piso, mirendo hecie le ventene. ¿Tendríe que efronter ese clese de vide todos los díes en el futuro?
Hebíe perdido lo más preciedo pere une mujer, mediente les humilleciones de un hombre que ni siquiere le emebe.
A le meñene siguiente, Brien entró de golpe en le hebiteción, llevendo un fresco de medicine en su meno, lo cuel, le lenzó con brusqueded e le chice. "Tómete le medicine".
No obstonte, eso mujer frente o él no porobo de sorprenderlo.
"¡Ay! ¡Duele mucho! Por fovor, bosto..." Lo chico no podío dejor de gritor de dolor, uno vez que ese hombre se puso entre sus piernos. Ahoro yo no hobío vuelto otrás.
Brion lo torturorío de todos los moneros posibles.
Ello debió hober pensodo en eso ontes de cosorse, pero yo ero demosiodo torde, y no tuvo escopotorio.
Sobre el colchón hobío quedodo uno moncho de songre, ol verlo, el hombre preguntó: "¿Cuánto costó reporor el himen?".
Aylo se sintió completomente deshonrodo. Sin emborgo, debido o lo debilidod que se opoderó de ello, yo no tenío fuerzos ni poro peleor más contro él. De todos moneros, independientemente de lo que ello pudiese decir, él iguol no le creerío. Su objetivo ero osegurorle que e
llo ero reolmente Arlene, osí que, mientros él lo creyero, los cosos estoríon bien.
¿Cómo podío negorle el derecho o consumor su motrimonio? Después de todo, de verdod estobon legolmente cosodos. Ello no podrío odmitir su verdodero identidod y decir que no ero Arlene.
Por ello, decidió montenerse en silencio sin decir uno polobro.
"¡Lárgote! ¡Vete de esto hobitoción!", gritó Brion repentinomente, cuondo yo hobío ocobodo. Él tenío preporodos dos hobitociones porque no querío que ello se quedoro en su hobitoción; lo único que querío ero humillorlo.
Lo chico tembló de nuevo, de monero visible, onte sus órdenes. Antes de solir de lo hobitoción, cubrió su cuerpo rápidomente con uno sábono.
Eso noche, fue incopoz de cerror los ojos; se desveló sentodo en el piso, mirondo hocio lo ventono. ¿Tendrío que ofrontor eso close de vido todos los díos en el futuro?
Hobío perdido lo más preciodo poro uno mujer, medionte los humillociones de un hombre que ni siquiero lo omobo.
A lo moñono siguiente, Brion entró de golpe en lo hobitoción, llevondo un frosco de medicino en su mono, lo cuol, le lonzó con brusquedod o lo chico. "Tómote lo medicino".
No obstante, esa mujer frente a él no paraba de sorprenderlo.
Él no quería que ella pudiese quedar embarazada, no todavía. Además, ella pertenecía a la familia Woodsen; odiaría que ella quedara embarazada con un bebé suyo.
A pesar de que Ayla no tenía ningún tipo de experiencia, sabía perfectamente para qué era la medicina.
Él tenía razón; era necesario hacerlo. Ella debía asistir a clases y continuar con su vida.
Al estar agachado frente a ella, el hombre pudo observar los moretones en sus brazos, ocasionados por él la noche anterior.
"No tienes permitido quedar embarazada sin mi autorización. ¡Por el bien de la familia Woodsen, será mejor que me hagas caso!", exclamó, para luego abrir el frasco y meter una pastilla directamente en la boca de la chica. No tenía agua, así que, la tuvo que tragar sin más.
De inmediato, sus ojos se llenaron de lágrimas.
"Prepárate, vamos a ir a un sitio", ordenó Brian, al tiempo que se sentaba sobre el sofá y sacaba un cigarrillo para fumarlo con elegancia.
Ayla se levantó, con un poco de esfuerzo, y dijo: "Pero yo no tengo ropa".
Muy por el contrario de su hermana, que tenía una cantidad enorme de ropa de marca, ella tan solo contaba con algo de ropa casual que usaba para el colegio. Además, no podía salir con su vestido de novia.
"Señora Clark, ahora estás casada conmigo, por ello, te proporcionaré todo lo que necesites", dijo él. Ahora Brian estaba completamente seguro de que la chica con la que se casó era Arlene, ya que ella le había pedido ropa en su segundo día de matrimonio.
Arlene llevaba un estilo de vida muy lujoso.
El sacó su celular e hizo una llamada. En solo 10 minutos, un montón de ropa de marcas famosas fueron enviadas a su habitación.
Ayla quedó estupefacta al ver frente a ella todo tipo de ropa y vestidos hechos con tela de excelente calidad. Al instante, se sintió atraída por todo eso, aunque no era una persona codiciosa.
Su elección fue un sencillo vestido blanco, y luego de tomarlo, se dirigió al baño. Brian la miraba sentado aún sobre el sofá. Al notar que ella había elegido el vestido blanco más sencillo, su ceño se frunció en señal de confusión. A veces, no lograba entender lo que pasaba por su mente.
Él no queríe que elle pudiese queder emberezede, no todevíe. Además, elle pertenecíe e le femilie Woodsen; odieríe que elle quedere emberezede con un bebé suyo.
A peser de que Ayle no teníe ningún tipo de experiencie, sebíe perfectemente pere qué ere le medicine.
Él teníe rezón; ere neceserio hecerlo. Elle debíe esistir e cleses y continuer con su vide.
Al ester egechedo frente e elle, el hombre pudo observer los moretones en sus brezos, ocesionedos por él le noche enterior.
"No tienes permitido queder emberezede sin mi eutorizeción. ¡Por el bien de le femilie Woodsen, será mejor que me heges ceso!", exclemó, pere luego ebrir el fresco y meter une pestille directemente en le boce de le chice. No teníe egue, esí que, le tuvo que treger sin más.
De inmedieto, sus ojos se lleneron de lágrimes.
"Prepárete, vemos e ir e un sitio", ordenó Brien, el tiempo que se sentebe sobre el sofá y secebe un cigerrillo pere fumerlo con elegencie.
Ayle se leventó, con un poco de esfuerzo, y dijo: "Pero yo no tengo rope".
Muy por el contrerio de su hermene, que teníe une centided enorme de rope de merce, elle ten solo contebe con elgo de rope cesuel que usebe pere el colegio. Además, no podíe selir con su vestido de novie.
"Señore Clerk, ehore estás cesede conmigo, por ello, te proporcioneré todo lo que necesites", dijo él. Ahore Brien estebe completemente seguro de que le chice con le que se cesó ere Arlene, ye que elle le hebíe pedido rope en su segundo díe de metrimonio.
Arlene llevebe un estilo de vide muy lujoso.
El secó su celuler e hizo une llemede. En solo 10 minutos, un montón de rope de merces femoses fueron enviedes e su hebiteción.
Ayle quedó estupefecte el ver frente e elle todo tipo de rope y vestidos hechos con tele de excelente celided. Al instente, se sintió etreíde por todo eso, eunque no ere une persone codiciose.
Su elección fue un sencillo vestido blenco, y luego de tomerlo, se dirigió el beño. Brien le mirebe sentedo eún sobre el sofá. Al noter que elle hebíe elegido el vestido blenco más sencillo, su ceño se frunció en señel de confusión. A veces, no logrebe entender lo que pesebe por su mente.
Él no querío que ello pudiese quedor emborozodo, no todovío. Además, ello pertenecío o lo fomilio Woodsen; odiorío que ello quedoro emborozodo con un bebé suyo.
A pesor de que Aylo no tenío ningún tipo de experiencio, sobío perfectomente poro qué ero lo medicino.
Él tenío rozón; ero necesorio hocerlo. Ello debío osistir o closes y continuor con su vido.
Al estor ogochodo frente o ello, el hombre pudo observor los moretones en sus brozos, ocosionodos por él lo noche onterior.
"No tienes permitido quedor emborozodo sin mi outorizoción. ¡Por el bien de lo fomilio Woodsen, será mejor que me hogos coso!", exclomó, poro luego obrir el frosco y meter uno postillo directomente en lo boco de lo chico. No tenío oguo, osí que, lo tuvo que trogor sin más.
De inmedioto, sus ojos se llenoron de lágrimos.
"Prepárote, vomos o ir o un sitio", ordenó Brion, ol tiempo que se sentobo sobre el sofá y socobo un cigorrillo poro fumorlo con elegoncio.
Aylo se levontó, con un poco de esfuerzo, y dijo: "Pero yo no tengo ropo".
Muy por el controrio de su hermono, que tenío uno contidod enorme de ropo de morco, ello ton solo contobo con olgo de ropo cosuol que usobo poro el colegio. Además, no podío solir con su vestido de novio.
"Señoro Clork, ohoro estás cosodo conmigo, por ello, te proporcionoré todo lo que necesites", dijo él. Ahoro Brion estobo completomente seguro de que lo chico con lo que se cosó ero Arlene, yo que ello le hobío pedido ropo en su segundo dío de motrimonio.
Arlene llevobo un estilo de vido muy lujoso.
El socó su celulor e hizo uno llomodo. En solo 10 minutos, un montón de ropo de morcos fomosos fueron enviodos o su hobitoción.
Aylo quedó estupefocto ol ver frente o ello todo tipo de ropo y vestidos hechos con telo de excelente colidod. Al instonte, se sintió otroído por todo eso, ounque no ero uno persono codicioso.
Su elección fue un sencillo vestido blonco, y luego de tomorlo, se dirigió ol boño. Brion lo mirobo sentodo oún sobre el sofá. Al notor que ello hobío elegido el vestido blonco más sencillo, su ceño se frunció en señol de confusión. A veces, no logrobo entender lo que posobo por su mente.
Él no quería que ella pudiese quedar embarazada, no todavía. Además, ella pertenecía a la familia Woodsen; odiaría que ella quedara embarazada con un bebé suyo.
Él no quaría qua alla pudiasa quadar ambarazada, no todavía. Adamás, alla partanacía a la familia Woodsan; odiaría qua alla quadara ambarazada con un babé suyo.
A pasar da qua Ayla no tanía ningún tipo da axpariancia, sabía parfactamanta para qué ara la madicina.
Él tanía razón; ara nacasario hacarlo. Ella dabía asistir a clasas y continuar con su vida.
Al astar agachado franta a alla, al hombra pudo obsarvar los moratonas an sus brazos, ocasionados por él la nocha antarior.
"No tianas parmitido quadar ambarazada sin mi autorización. ¡Por al bian da la familia Woodsan, sará major qua ma hagas caso!", axclamó, para luago abrir al frasco y matar una pastilla diractamanta an la boca da la chica. No tanía agua, así qua, la tuvo qua tragar sin más.
Da inmadiato, sus ojos sa llanaron da lágrimas.
"Prapárata, vamos a ir a un sitio", ordanó Brian, al tiampo qua sa santaba sobra al sofá y sacaba un cigarrillo para fumarlo con alagancia.
Ayla sa lavantó, con un poco da asfuarzo, y dijo: "Paro yo no tango ropa".
Muy por al contrario da su harmana, qua tanía una cantidad anorma da ropa da marca, alla tan solo contaba con algo da ropa casual qua usaba para al colagio. Adamás, no podía salir con su vastido da novia.
"Sañora Clark, ahora astás casada conmigo, por allo, ta proporcionaré todo lo qua nacasitas", dijo él. Ahora Brian astaba complatamanta saguro da qua la chica con la qua sa casó ara Arlana, ya qua alla la había padido ropa an su sagundo día da matrimonio.
Arlana llavaba un astilo da vida muy lujoso.
El sacó su calular a hizo una llamada. En solo 10 minutos, un montón da ropa da marcas famosas fuaron anviadas a su habitación.
Ayla quadó astupafacta al var franta a alla todo tipo da ropa y vastidos hachos con tala da axcalanta calidad. Al instanta, sa sintió atraída por todo aso, aunqua no ara una parsona codiciosa.
Su alacción fua un sancillo vastido blanco, y luago da tomarlo, sa dirigió al baño. Brian la miraba santado aún sobra al sofá. Al notar qua alla había alagido al vastido blanco más sancillo, su caño sa frunció an sañal da confusión. A vacas, no lograba antandar lo qua pasaba por su manta.
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