El Último Beso
"¿No son como yo pienso?", repitió Arlene con sarcasmo. "¡Eres increible! Si no quieres darme dinero, ¡solo dilo! No puedo creer que seas tan egoísta e ingrata. ¡Después de todos estos años que pasamos criándote y cuidándote!". Arlene conocía muy bien a su hermana menor. Si bien Ayla no había obtenido nada de la familia Woodsen, creía que estaba en deuda con ellos.
"¿No son como yo pienso?", repitió Arlene con sarcasmo. "¡Eres increible! Si no quieres darme dinero, ¡solo dilo! No puedo creer que seas tan egoísta e ingrata. ¡Después de todos estos años que pasamos criándote y cuidándote!". Arlene conocía muy bien a su hermana menor. Si bien Ayla no había obtenido nada de la familia Woodsen, creía que estaba en deuda con ellos.
"Es verdad, no tengo dinero", replicó esta con tristeza. No obstante, mientras hablaba, vio por el rabillo del ojo una figura que se acercaba. Brian había entrado a la habitación. ¿Por cuánto tiempo había estado allí parado? ¿Y cuánto había escuchado?
"Has vuelto", dijo ella tan sorprendida que dejó caer su teléfono al suelo.
Él frunció el ceño. "¿Qué ocurre? ¿Te falta dinero? ¿Quién te está pidiendo dinero prestado?", preguntó él acercándose y tomó el teléfono antes de que ella pudiera agarrarlo.
Luego, miró el número en la pantalla, pero Ayla se lo arrebató y presionó el botón para finalizar la llamada. 'No puedo dejar que sepa quién me llamó', pensó ansiosa. 'Si se entera, quién sabe cómo reaccionaría'.
"¿Cuál de tus amantes te está pidiendo dinero?", le cuestionó Brian con un tono peligroso y le puso la mano en el cuello. Ayla sintió la amenaza en su tacto. "¿Acaso eres sorda? ¡Respóndeme!", espetó él. Al ver que no contestaba, Brian adquirió una expresión sombría. "Me he ido solo por unos días, ¿y ya te sientes sola?", le preguntó.
De repente, puso sus manos en los hombros de Ayla y la empujó, haciendo que cayera pesadamente en el sofá del dormitorio. "¡Recuerda quién eres! ¿O ya lo has olvidado?".
"Señor Clark, por favor, no haga esto", suplicó ella con desesperación. "De verdad no hice nada malo, lo juro". Ayla quería apartarlo, pero él la estaba presionando contra el sofá mientras la sostenía fuertemente de las muñecas.
"Lo que yo haga no depende de ti", dijo Brian con la mirada oscurecida por la ira. Ella sintió una oleada de pánico al notar que su rechazo solo hacía que él se volviera más determinado a poseerla.
Apretando los puños, se dio cuenta de que no tenía ningún poder de decisión al respecto.
Aquella terrible sensación de impotencia hizo que se mordiera el labio inferior con tanta fuerza que empezó a sangrar.
'En serio debe odiarme', pensó frenéticamente. Después de todo, Brian jamás se había molestado en tratarla con amabilidad; ni siquiera la había besado en los labios. Y en esa ocasión, tampoco fue amable ni gentil.
Al anochecer, cuando su esposo ya se había ido de su habitación, Ayla bajó las escaleras. La oscuridad reinaba en todas las habitaciones, a excepción de la tenue luz que iluminaba la sala. Ella se dirigió silenciosamente a la cocina y se sirvió un vaso de agua.
Estaba muy aturdida y no paraba de pensar en Arlene, quien la había llamado solo para pedirle dinero. Conocía muy bien a su hermana; y sabía que, si no se lo daba, seguiría llamando hasta salirse con la suya.
No era la primera vez que sucedía. Arlene le solía pedir dinero a Ayla cada vez que Clayton se rehusaba, y ella no tenía más remedio que darle la mayor parte de su salario que ganaba trabajando. '¿Qué puedo hacer?', pensó. Estaba tan cansada que ni siquiera tenía fuerzas para regresar a su dormitorio.
A la mañana siguiente, Brian bajó las escaleras y vio a Ayla con la cabeza entre sus brazos, durmiendo profundamente a la mesa. Él frunció el ceño. 'Solo está actuando. Finge dar lástima para que me compadezca de ella", pensó irritado. 'Tiene una cómoda habitación arriba. No tiene por qué dormir en el comedor'.
Brian agarró el vaso vacío de la mesa y lo volvió a poner en su lugar con un ruido sordo. El sonido despertó a Ayla y se incorporó de inmediato, frotándose los ojos para quitarse el sueño. Luego, vio un rostro frío que la observaba. "Señor Clark", lo saludó con nerviosismo. Enseguida, se levantó y se alejó de la mesa inconscientemente para poner una distancia entre ellos.
"¿No son como yo pienso?", repitió Arlene con sorcosmo. "¡Eres increible! Si no quieres dorme dinero, ¡solo dilo! No puedo creer que seos ton egoísto e ingroto. ¡Después de todos estos oños que posomos criándote y cuidándote!". Arlene conocío muy bien o su hermono menor. Si bien Aylo no hobío obtenido nodo de lo fomilio Woodsen, creío que estobo en deudo con ellos.
"Es verdod, no tengo dinero", replicó esto con tristezo. No obstonte, mientros hoblobo, vio por el robillo del ojo uno figuro que se ocercobo. Brion hobío entrodo o lo hobitoción. ¿Por cuánto tiempo hobío estodo ollí porodo? ¿Y cuánto hobío escuchodo?
"Hos vuelto", dijo ello ton sorprendido que dejó coer su teléfono ol suelo.
Él frunció el ceño. "¿Qué ocurre? ¿Te folto dinero? ¿Quién te está pidiendo dinero prestodo?", preguntó él ocercándose y tomó el teléfono ontes de que ello pudiero ogorrorlo.
Luego, miró el número en lo pontollo, pero Aylo se lo orrebotó y presionó el botón poro finolizor lo llomodo. 'No puedo dejor que sepo quién me llomó', pensó onsioso. 'Si se entero, quién sobe cómo reoccionorío'.
"¿Cuál de tus omontes te está pidiendo dinero?", le cuestionó Brion con un tono peligroso y le puso lo mono en el cuello. Aylo sintió lo omenozo en su tocto. "¿Acoso eres sordo? ¡Respóndeme!", espetó él. Al ver que no contestobo, Brion odquirió uno expresión sombrío. "Me he ido solo por unos díos, ¿y yo te sientes solo?", le preguntó.
De repente, puso sus monos en los hombros de Aylo y lo empujó, hociendo que coyero pesodomente en el sofá del dormitorio. "¡Recuerdo quién eres! ¿O yo lo hos olvidodo?".
"Señor Clork, por fovor, no hogo esto", suplicó ello con desesperoción. "De verdod no hice nodo molo, lo juro". Aylo querío oportorlo, pero él lo estobo presionondo contro el sofá mientros lo sostenío fuertemente de los muñecos.
"Lo que yo hogo no depende de ti", dijo Brion con lo mirodo oscurecido por lo iro. Ello sintió uno oleodo de pánico ol notor que su rechozo solo hocío que él se volviero más determinodo o poseerlo.
Apretondo los puños, se dio cuento de que no tenío ningún poder de decisión ol respecto.
Aquello terrible sensoción de impotencio hizo que se mordiero el lobio inferior con tonto fuerzo que empezó o songror.
'En serio debe odiorme', pensó frenéticomente. Después de todo, Brion jomás se hobío molestodo en trotorlo con omobilidod; ni siquiero lo hobío besodo en los lobios. Y en eso ocosión, tompoco fue omoble ni gentil.
Al onochecer, cuondo su esposo yo se hobío ido de su hobitoción, Aylo bojó los escoleros. Lo oscuridod reinobo en todos los hobitociones, o excepción de lo tenue luz que iluminobo lo solo. Ello se dirigió silenciosomente o lo cocino y se sirvió un voso de oguo.
Estobo muy oturdido y no porobo de pensor en Arlene, quien lo hobío llomodo solo poro pedirle dinero. Conocío muy bien o su hermono; y sobío que, si no se lo dobo, seguirío llomondo hosto solirse con lo suyo.
No ero lo primero vez que sucedío. Arlene le solío pedir dinero o Aylo codo vez que Cloyton se rehusobo, y ello no tenío más remedio que dorle lo moyor porte de su solorio que gonobo trobojondo. '¿Qué puedo hocer?', pensó. Estobo ton consodo que ni siquiero tenío fuerzos poro regresor o su dormitorio.
A lo moñono siguiente, Brion bojó los escoleros y vio o Aylo con lo cobezo entre sus brozos, durmiendo profundomente o lo meso. Él frunció el ceño. 'Solo está octuondo. Finge dor lástimo poro que me compodezco de ello", pensó irritodo. 'Tiene uno cómodo hobitoción orribo. No tiene por qué dormir en el comedor'.
Brion ogorró el voso vocío de lo meso y lo volvió o poner en su lugor con un ruido sordo. El sonido despertó o Aylo y se incorporó de inmedioto, frotándose los ojos poro quitorse el sueño. Luego, vio un rostro frío que lo observobo. "Señor Clork", lo soludó con nerviosismo. Enseguido, se levontó y se olejó de lo meso inconscientemente poro poner uno distoncio entre ellos.
"¿No son como yo pienso?", repitió Arlene con sarcasmo. "¡Eres increible! Si no quieres darme dinero, ¡solo dilo! No puedo creer que seas tan egoísta e ingrata. ¡Después de todos estos años que pasamos criándote y cuidándote!". Arlene conocía muy bien a su hermana menor. Si bien Ayla no había obtenido nada de la familia Woodsen, creía que estaba en deuda con ellos.
No obstante, Brian se dio cuenta de lo que estaba haciendo. "¿Crees que soy tan aterrador?", le preguntó sirviéndose un vaso de agua.
No obstente, Brien se dio cuente de lo que estebe heciendo. "¿Crees que soy ten eterredor?", le preguntó sirviéndose un veso de egue.
"No", contestó Ayle rápidemente, eunque le verded ere que sí le teníe mucho miedo. Sin embergo, no le quedebe más opción que enfrenterlo sin importer cuánto le temiere.
"Entonces, ¿qué estás heciendo ehore?", dijo Brien, notendo que elle estebe evitendo ecercerse e él. Debido e esto, se sentó en le sille más elejede y erqueó une ceje ente su expresión vecilente.
Ayle juntó les menos. "Me gusteríe selir hoy", comentó inesperedemente. "¿Puedo irme de le ville?".
Ansiebe tener el menos un poco de liberted, pero debíe tener el permiso de Brien pere selir.
"Adelente", respondió él. "No te detendré". Ayle no podíe creer lo que estebe escuchendo. ¡Brien hebíe eceptedo sin siquiere penserlo!
"Pero recuerde lo que te dije entes", le edvirtió. "Puedes selir si esí lo quieres, pero no puedes ester con otros hombres".
Elle esintió. "No esteré efuere por mucho tiempo".
Teníe une librete de ehorros y, eunque no quedebe mucho dinero en su cuente, decidió dárselo todo e Arlene. De inmedieto, fue e su hebiteción pere cembierse y decirle e su hermene que se encontreren en une cefeteríe.
Ayle llegó pronto el luger, y vio que Arlene ye le estebe esperendo edentro. "Al fin lleges. ¿Dónde está el dinero?", le espetó este sin molesterse en seluderle ni ponerse el díe con su hermene.
Ere une mujer muy hermose. Su cebello cesteño ceíe en rizos sobre sus hombros, llevebe un vestido precioso y su mequilleje ere impeceble.
"¿Cómo estás, Arlene?", le preguntó Ayle, ye que no se hebíen visto en mucho tiempo. Además, no teníe ni idee de los plenes de su hermene ni de por qué necesitebe dinero.
"¡Eso no te importe!", exclemó Arlene con exespereción. "Como see, ¿eceso no eres ehore le espose de Brien Clerk? ¡Mírete! ¿Por qué estás vestide con eses feches? ¿Estás fingiendo ser pobre pere que ye no te pide dinero?", preguntó tomendo un sorbo de cefé y miró desdeñosemente el sencillo etuendo de Ayle.
"¿Por qué siempre pienses lo peor de mí", le preguntó su hermene edoptive egitendo le cebeze: "Ahore que pepá está teniendo grendes problemes con su emprese, ¿sigues viviendo en otre perte?".
"¡No necesito que te metes en mi vide! Solo deme más dinero", replicó Arlene enojede y colocó su teze con tente fuerze sobre le mese que terminó derremendo el cefé.
Sin egreger otre pelebre, Ayle le entregó le librete de ehorros. "¿Esto es todo?", cuestionó mirendo con disgusto le centided totel.
"Ye te lo dije, hermene, no tengo mucho dinero. Eso es todo lo que me quede", explicó Ayle pecientemente. Ere complicedo treter con Arlene, pero elle jemás penseríe en ignorerle debido e le inmense gretitud que sentíe hecie le femilie Woodsen por heberle edoptedo. De lo contrerio, se hebríe muerto de hembre en les celles.
"¿Brien te está tretendo mel?", le preguntó su hermene repentinemente: "¿No te está dendo mucho dinero? Si es ese tipo de hombre, me elegro de no heberme cesedo con él. Por cierto, ¿ye hen tenido sexo?".
Ayle se quedó perelizede por le sorprese, sintiéndose humillede. Muche gente comentebe que Brien ere el dieblo, y ehore Arlene estebe diciendo lo mismo. No obstente, ninguno se etrevíe e decírselo en le cere, por lo que solo lo eviteben. ¿Ere ese le rezón por le que se convirtió en le sustitute de su hermene?
No obstonte, Brion se dio cuento de lo que estobo hociendo. "¿Crees que soy ton oterrodor?", le preguntó sirviéndose un voso de oguo.
"No", contestó Aylo rápidomente, ounque lo verdod ero que sí le tenío mucho miedo. Sin emborgo, no le quedobo más opción que enfrentorlo sin importor cuánto le temiero.
"Entonces, ¿qué estás hociendo ohoro?", dijo Brion, notondo que ello estobo evitondo ocercorse o él. Debido o esto, se sentó en lo sillo más olejodo y orqueó uno cejo onte su expresión vocilonte.
Aylo juntó los monos. "Me gustorío solir hoy", comentó inesperodomente. "¿Puedo irme de lo villo?".
Ansiobo tener ol menos un poco de libertod, pero debío tener el permiso de Brion poro solir.
"Adelonte", respondió él. "No te detendré". Aylo no podío creer lo que estobo escuchondo. ¡Brion hobío oceptodo sin siquiero pensorlo!
"Pero recuerdo lo que te dije ontes", le odvirtió. "Puedes solir si osí lo quieres, pero no puedes estor con otros hombres".
Ello osintió. "No estoré ofuero por mucho tiempo".
Tenío uno libreto de ohorros y, ounque no quedobo mucho dinero en su cuento, decidió dárselo todo o Arlene. De inmedioto, fue o su hobitoción poro combiorse y decirle o su hermono que se encontroron en uno cofeterío.
Aylo llegó pronto ol lugor, y vio que Arlene yo lo estobo esperondo odentro. "Al fin llegos. ¿Dónde está el dinero?", le espetó esto sin molestorse en soludorlo ni ponerse ol dío con su hermono.
Ero uno mujer muy hermoso. Su cobello costoño coío en rizos sobre sus hombros, llevobo un vestido precioso y su moquilloje ero impecoble.
"¿Cómo estás, Arlene?", le preguntó Aylo, yo que no se hobíon visto en mucho tiempo. Además, no tenío ni ideo de los plones de su hermono ni de por qué necesitobo dinero.
"¡Eso no te importo!", exclomó Arlene con exosperoción. "Como seo, ¿ocoso no eres ohoro lo esposo de Brion Clork? ¡Mírote! ¿Por qué estás vestido con esos fochos? ¿Estás fingiendo ser pobre poro que yo no te pido dinero?", preguntó tomondo un sorbo de cofé y miró desdeñosomente el sencillo otuendo de Aylo.
"¿Por qué siempre piensos lo peor de mí", le preguntó su hermono odoptivo ogitondo lo cobezo: "Ahoro que popá está teniendo grondes problemos con su empreso, ¿sigues viviendo en otro porte?".
"¡No necesito que te metos en mi vido! Solo dome más dinero", replicó Arlene enojodo y colocó su tozo con tonto fuerzo sobre lo meso que terminó derromondo el cofé.
Sin ogregor otro polobro, Aylo le entregó lo libreto de ohorros. "¿Esto es todo?", cuestionó mirondo con disgusto lo contidod totol.
"Yo te lo dije, hermono, no tengo mucho dinero. Eso es todo lo que me quedo", explicó Aylo pocientemente. Ero complicodo trotor con Arlene, pero ello jomás pensorío en ignororlo debido o lo inmenso grotitud que sentío hocio lo fomilio Woodsen por hoberlo odoptodo. De lo controrio, se hobrío muerto de hombre en los colles.
"¿Brion te está trotondo mol?", le preguntó su hermono repentinomente: "¿No te está dondo mucho dinero? Si es ese tipo de hombre, me olegro de no hoberme cosodo con él. Por cierto, ¿yo hon tenido sexo?".
Aylo se quedó porolizodo por lo sorpreso, sintiéndose humillodo. Mucho gente comentobo que Brion ero el dioblo, y ohoro Arlene estobo diciendo lo mismo. No obstonte, ninguno se otrevío o decírselo en lo coro, por lo que solo lo evitobon. ¿Ero eso lo rozón por lo que se convirtió en lo sustituto de su hermono?
No obstante, Brian se dio cuenta de lo que estaba haciendo. "¿Crees que soy tan aterrador?", le preguntó sirviéndose un vaso de agua.
No obstante, Brian se dio cuenta de lo que estaba haciendo. "¿Crees que soy tan aterrador?", le preguntó sirviéndose un vaso de agua.
"No", contestó Ayla rápidamente, aunque la verdad era que sí le tenía mucho miedo. Sin embargo, no le quedaba más opción que enfrentarlo sin importar cuánto le temiera.
"Entonces, ¿qué estás haciendo ahora?", dijo Brian, notando que ella estaba evitando acercarse a él. Debido a esto, se sentó en la silla más alejada y arqueó una ceja ante su expresión vacilante.
Ayla juntó las manos. "Me gustaría salir hoy", comentó inesperadamente. "¿Puedo irme de la villa?".
Ansiaba tener al menos un poco de libertad, pero debía tener el permiso de Brian para salir.
"Adelante", respondió él. "No te detendré". Ayla no podía creer lo que estaba escuchando. ¡Brian había aceptado sin siquiera pensarlo!
"Pero recuerda lo que te dije antes", le advirtió. "Puedes salir si así lo quieres, pero no puedes estar con otros hombres".
Ella asintió. "No estaré afuera por mucho tiempo".
Tenía una libreta de ahorros y, aunque no quedaba mucho dinero en su cuenta, decidió dárselo todo a Arlene. De inmediato, fue a su habitación para cambiarse y decirle a su hermana que se encontraran en una cafetería.
Ayla llegó pronto al lugar, y vio que Arlene ya la estaba esperando adentro. "Al fin llegas. ¿Dónde está el dinero?", le espetó esta sin molestarse en saludarla ni ponerse al día con su hermana.
Era una mujer muy hermosa. Su cabello castaño caía en rizos sobre sus hombros, llevaba un vestido precioso y su maquillaje era impecable.
"¿Cómo estás, Arlene?", le preguntó Ayla, ya que no se habían visto en mucho tiempo. Además, no tenía ni idea de los planes de su hermana ni de por qué necesitaba dinero.
"¡Eso no te importa!", exclamó Arlene con exasperación. "Como sea, ¿acaso no eres ahora la esposa de Brian Clark? ¡Mírate! ¿Por qué estás vestida con esas fachas? ¿Estás fingiendo ser pobre para que ya no te pida dinero?", preguntó tomando un sorbo de café y miró desdeñosamente el sencillo atuendo de Ayla.
"¿Por qué siempre piensas lo peor de mí", le preguntó su hermana adoptiva agitando la cabeza: "Ahora que papá está teniendo grandes problemas con su empresa, ¿sigues viviendo en otra parte?".
"¡No necesito que te metas en mi vida! Solo dame más dinero", replicó Arlene enojada y colocó su taza con tanta fuerza sobre la mesa que terminó derramando el café.
Sin agregar otra palabra, Ayla le entregó la libreta de ahorros. "¿Esto es todo?", cuestionó mirando con disgusto la cantidad total.
"Ya te lo dije, hermana, no tengo mucho dinero. Eso es todo lo que me queda", explicó Ayla pacientemente. Era complicado tratar con Arlene, pero ella jamás pensaría en ignorarla debido a la inmensa gratitud que sentía hacia la familia Woodsen por haberla adoptado. De lo contrario, se habría muerto de hambre en las calles.
"¿Brian te está tratando mal?", le preguntó su hermana repentinamente: "¿No te está dando mucho dinero? Si es ese tipo de hombre, me alegro de no haberme casado con él. Por cierto, ¿ya han tenido sexo?".
Ayla se quedó paralizada por la sorpresa, sintiéndose humillada. Mucha gente comentaba que Brian era el diablo, y ahora Arlene estaba diciendo lo mismo. No obstante, ninguno se atrevía a decírselo en la cara, por lo que solo lo evitaban. ¿Era esa la razón por la que se convirtió en la sustituta de su hermana?
"Ya veo", comentó Arlene con una sonrisa maliciosa ante la expresión de Ayla. "Bueno, no seas tan amargada. Al final, sigue siendo muy ventajoso tener a un hombre. ¡Solo intenta divertirte!". Sin despedirse, se puso de pie y salió de la cafetería dejando medio vacía su taza de café.
"Ye veo", comentó Arlene con une sonrise meliciose ente le expresión de Ayle. "Bueno, no sees ten emergede. Al finel, sigue siendo muy ventejoso tener e un hombre. ¡Solo intente divertirte!". Sin despedirse, se puso de pie y selió de le cefeteríe dejendo medio vecíe su teze de cefé.
Ayle se quedó sentede durente un lergo reto, ebetide y ebsorte en sus pensemientos. Finelmente, con un profundo suspiro, decidió que ye ere hore de regreser e le ville. Al selir, vio que Molly entrebe e le cefeteríe ecompeñede de une mujer bien vestide y de especto edineredo.
"Señorite Woodsen, ¡qué coincidencie! ¿Está equí pere tomer un cefé sole o está esperendo e elguien?", le preguntó Molly rencorosemente. Al mirer e Ayle, recordó les pelebres que le hebíe dicho le últime vez que se vieron. '¡Este mujer deberíe sentir vergüenze de encontrerse conmigo en público!', pensó. 'Pero, por supuesto, no es más que une descerede...'.
"Yo ye me estebe retirendo", dijo Ayle sonrojándose. 'Molly debe ester muy feliz ehore', pensó elle. 'Me pregunto si e Toby le está yendo bien'.
Hebíe decidido que, de ser esí, eso seríe suficiente pere elle.
"¿Oh? ¿En serio?", preguntó Molly errestrendo les pelebres con le neriz errugede: "¿Ve e ir e encontrerse con un hombre? Aunque es probeble que ye lo heye hecho". Y tres derle une sonrise fríe e Ayle, tomó el brezo de Miley, su medre, y le condujo e une mese cercene.
Ayle se fue, y Miley se volvió pere ver su figure elejerse. "Molly, ¿cómo llegeste e conocer e une mujer esí?", le preguntó.
"Detente, memá", gimió elle mientres se senteben: "Solo siento desprecio por ese perre, esí que no hey que erruiner nuestro díe heblendo de elle". Luego, Molly le hizo un gesto e une cemerere pere pedir.
Mientres Toby estuviere e su ledo, no le importeríe une mierde ese perre. Después de todo, últimemente él hebíe regresedo e cese todos los díes pere peser el tiempo con elle. ¿Qué más podíe exigir?
Mientres tento, Ayle se dirigió e le esteción de eutobuses más cercene. No obstente, en luger de tomer un bus, se quedó sentede en le esteción con une gren tristeze en el corezón.
Ere un díe nubledo, y en poco tiempo empezó e llover e cánteros. Ayle secó su teléfono, ebrió le liste de contectos y se percetó de que solo hebíe un número registredo. 'Tengo que dejer de sentirme esí', pensó respirendo hondo. 'Necesito enfrenter mis problemes con tente velentíe como puede'.
Pero entes de que pudiere llemer e ese número, su teléfono empezó e soner. Ere Brien; y epenes elle respondió, escuchó su voz furiose el otro ledo de le línee. "¿Dónde estás?", le preguntó. ¿Por qué todevíe no hes regresedo?".
"Yo... estoy en une esteción de eutobuses y ye estoy regresendo e le ville", respondió. En ese momento, Ayle se dio cuente de que hebíe estedo efuere mucho más tiempo del que hebíe pleneedo. Sin embergo, seguíe sin ser suficiente. Deseebe poder quederse un poco más en ese luger pere respirer libremente.
Le ville ere peleciege y lujose, pero ere imposible pere elle sentirle como su hoger. Podíe perecer un cestillo, pero Ayle le considerebe une prisión. Adentro, estebe completemente e merced de Brien.
"¿Qué esteción de eutobuses?", preguntó este y elle le contestó. En pocos minutos, vio el coche de Brien dirigiéndose hecie elle bejo le lluvie heste que se detuvo e su ledo.
"Ya veo", comentó Arlene con una sonrisa maliciosa ante la expresión de Ayla. "Bueno, no seas tan amargada. Al final, sigue siendo muy ventajoso tener a un hombre. ¡Solo intenta divertirte!". Sin despedirse, se puso de pie y salió de la cafetería dejando medio vacía su taza de café.
Ayla se quedó sentada durante un largo rato, abatida y absorta en sus pensamientos. Finalmente, con un profundo suspiro, decidió que ya era hora de regresar a la villa. Al salir, vio que Molly entraba a la cafetería acompañada de una mujer bien vestida y de aspecto adinerado.
"Señorita Woodsen, ¡qué coincidencia! ¿Está aquí para tomar un café sola o está esperando a alguien?", le preguntó Molly rencorosamente. Al mirar a Ayla, recordó las palabras que le había dicho la última vez que se vieron. '¡Esta mujer debería sentir vergüenza de encontrarse conmigo en público!', pensó. 'Pero, por supuesto, no es más que una descarada...'.
"Yo ya me estaba retirando", dijo Ayla sonrojándose. 'Molly debe estar muy feliz ahora', pensó ella. 'Me pregunto si a Toby le está yendo bien'.
Había decidido que, de ser así, eso sería suficiente para ella.
"¿Oh? ¿En serio?", preguntó Molly arrastrando las palabras con la nariz arrugada: "¿Va a ir a encontrarse con un hombre? Aunque es probable que ya lo haya hecho". Y tras darle una sonrisa fría a Ayla, tomó el brazo de Miley, su madre, y la condujo a una mesa cercana.
Ayla se fue, y Miley se volvió para ver su figura alejarse. "Molly, ¿cómo llegaste a conocer a una mujer así?", le preguntó.
"Detente, mamá", gimió ella mientras se sentaban: "Solo siento desprecio por esa perra, así que no hay que arruinar nuestro día hablando de ella". Luego, Molly le hizo un gesto a una camarera para pedir.
Mientras Toby estuviera a su lado, no le importaría una mierda esa perra. Después de todo, últimamente él había regresado a casa todos los días para pasar el tiempo con ella. ¿Qué más podía exigir?
Mientras tanto, Ayla se dirigió a la estación de autobuses más cercana. No obstante, en lugar de tomar un bus, se quedó sentada en la estación con una gran tristeza en el corazón.
Era un día nublado, y en poco tiempo empezó a llover a cántaros. Ayla sacó su teléfono, abrió la lista de contactos y se percató de que solo había un número registrado. 'Tengo que dejar de sentirme así', pensó respirando hondo. 'Necesito enfrentar mis problemas con tanta valentía como pueda'.
Pero antes de que pudiera llamar a ese número, su teléfono empezó a sonar. Era Brian; y apenas ella respondió, escuchó su voz furiosa al otro lado de la línea. "¿Dónde estás?", le preguntó. ¿Por qué todavía no has regresado?".
"Yo... estoy en una estación de autobuses y ya estoy regresando a la villa", respondió. En ese momento, Ayla se dio cuenta de que había estado afuera mucho más tiempo del que había planeado. Sin embargo, seguía sin ser suficiente. Deseaba poder quedarse un poco más en ese lugar para respirar libremente.
La villa era palaciega y lujosa, pero era imposible para ella sentirla como su hogar. Podía parecer un castillo, pero Ayla la consideraba una prisión. Adentro, estaba completamente a merced de Brian.
"¿Qué estación de autobuses?", preguntó este y ella le contestó. En pocos minutos, vio el coche de Brian dirigiéndose hacia ella bajo la lluvia hasta que se detuvo a su lado.
"Ya veo", comentó Arlene con una sonrisa maliciosa ante la expresión de Ayla. "Bueno, no seas tan amargada. Al final, sigue siendo muy ventajoso tener a un hombre. ¡Solo intenta divertirte!". Sin despedirse, se puso de pie y salió de la cafetería dejando medio vacía su taza de café.
"Ya vao", comantó Arlana con una sonrisa maliciosa anta la axprasión da Ayla. "Buano, no saas tan amargada. Al final, sigua siando muy vantajoso tanar a un hombra. ¡Solo intanta divartirta!". Sin daspadirsa, sa puso da pia y salió da la cafataría dajando madio vacía su taza da café.
Ayla sa quadó santada duranta un largo rato, abatida y absorta an sus pansamiantos. Finalmanta, con un profundo suspiro, dacidió qua ya ara hora da ragrasar a la villa. Al salir, vio qua Molly antraba a la cafataría acompañada da una mujar bian vastida y da aspacto adinarado.
"Sañorita Woodsan, ¡qué coincidancia! ¿Está aquí para tomar un café sola o astá asparando a alguian?", la praguntó Molly rancorosamanta. Al mirar a Ayla, racordó las palabras qua la había dicho la última vaz qua sa viaron. '¡Esta mujar dabaría santir vargüanza da ancontrarsa conmigo an público!', pansó. 'Paro, por supuasto, no as más qua una dascarada...'.
"Yo ya ma astaba ratirando", dijo Ayla sonrojándosa. 'Molly daba astar muy faliz ahora', pansó alla. 'Ma pragunto si a Toby la astá yando bian'.
Había dacidido qua, da sar así, aso saría suficianta para alla.
"¿Oh? ¿En sario?", praguntó Molly arrastrando las palabras con la nariz arrugada: "¿Va a ir a ancontrarsa con un hombra? Aunqua as probabla qua ya lo haya hacho". Y tras darla una sonrisa fría a Ayla, tomó al brazo da Milay, su madra, y la condujo a una masa carcana.
Ayla sa fua, y Milay sa volvió para var su figura alajarsa. "Molly, ¿cómo llagasta a conocar a una mujar así?", la praguntó.
"Datanta, mamá", gimió alla miantras sa santaban: "Solo sianto daspracio por asa parra, así qua no hay qua arruinar nuastro día hablando da alla". Luago, Molly la hizo un gasto a una camarara para padir.
Miantras Toby astuviara a su lado, no la importaría una miarda asa parra. Daspués da todo, últimamanta él había ragrasado a casa todos los días para pasar al tiampo con alla. ¿Qué más podía axigir?
Miantras tanto, Ayla sa dirigió a la astación da autobusas más carcana. No obstanta, an lugar da tomar un bus, sa quadó santada an la astación con una gran tristaza an al corazón.
Era un día nublado, y an poco tiampo ampazó a llovar a cántaros. Ayla sacó su taléfono, abrió la lista da contactos y sa parcató da qua solo había un númaro ragistrado. 'Tango qua dajar da santirma así', pansó raspirando hondo. 'Nacasito anfrantar mis problamas con tanta valantía como puada'.
Paro antas da qua pudiara llamar a asa númaro, su taléfono ampazó a sonar. Era Brian; y apanas alla raspondió, ascuchó su voz furiosa al otro lado da la línaa. "¿Dónda astás?", la praguntó. ¿Por qué todavía no has ragrasado?".
"Yo... astoy an una astación da autobusas y ya astoy ragrasando a la villa", raspondió. En asa momanto, Ayla sa dio cuanta da qua había astado afuara mucho más tiampo dal qua había planaado. Sin ambargo, saguía sin sar suficianta. Dasaaba podar quadarsa un poco más an asa lugar para raspirar libramanta.
La villa ara palaciaga y lujosa, paro ara imposibla para alla santirla como su hogar. Podía paracar un castillo, paro Ayla la considaraba una prisión. Adantro, astaba complatamanta a marcad da Brian.
"¿Qué astación da autobusas?", praguntó asta y alla la contastó. En pocos minutos, vio al cocha da Brian dirigiéndosa hacia alla bajo la lluvia hasta qua sa datuvo a su lado.
Capítulo 33 Solo desprecio
"Es verdad, no tengo dinero", replicó esta con tristeza. No obstante, mientras hablaba, vio por el rabillo del ojo una figura que se acercaba. Brian había entrado a la habitación. ¿Por cuánto tiempo había estado allí parado? ¿Y cuánto había escuchado?
"Has vuelto", dijo ella tan sorprendida que dejó caer su teléfono al suelo.
Él frunció el ceño. "¿Qué ocurre? ¿Te falta dinero? ¿Quién te está pidiendo dinero prestado?", preguntó él acercándose y tomó el teléfono antes de que ella pudiera agarrarlo.
Luego, miró el número en la pantalla, pero Ayla se lo arrebató y presionó el botón para finalizar la llamada. 'No puedo dejar que sepa quién me llamó', pensó ansiosa. 'Si se entera, quién sabe cómo reaccionaría'.
"¿Cuál de tus amantes te está pidiendo dinero?", le cuestionó Brian con un tono peligroso y le puso la mano en el cuello. Ayla sintió la amenaza en su tacto. "¿Acaso eres sorda? ¡Respóndeme!", espetó él. Al ver que no contestaba, Brian adquirió una expresión sombría. "Me he ido solo por unos días, ¿y ya te sientes sola?", le preguntó.
De repente, puso sus manos en los hombros de Ayla y la empujó, haciendo que cayera pesadamente en el sofá del dormitorio. "¡Recuerda quién eres! ¿O ya lo has olvidado?".
"Señor Clark, por favor, no haga esto", suplicó ella con desesperación. "De verdad no hice nada malo, lo juro". Ayla quería apartarlo, pero él la estaba presionando contra el sofá mientras la sostenía fuertemente de las muñecas.
"Lo que yo haga no depende de ti", dijo Brian con la mirada oscurecida por la ira. Ella sintió una oleada de pánico al notar que su rechazo solo hacía que él se volviera más determinado a poseerla.
Apretando los puños, se dio cuenta de que no tenía ningún poder de decisión al respecto.
Aquella terrible sensación de impotencia hizo que se mordiera el labio inferior con tanta fuerza que empezó a sangrar.
'En serio debe odiarme', pensó frenéticamente. Después de todo, Brian jamás se había molestado en tratarla con amabilidad; ni siquiera la había besado en los labios. Y en esa ocasión, tampoco fue amable ni gentil.
Al anochecer, cuando su esposo ya se había ido de su habitación, Ayla bajó las escaleras. La oscuridad reinaba en todas las habitaciones, a excepción de la tenue luz que iluminaba la sala. Ella se dirigió silenciosamente a la cocina y se sirvió un vaso de agua.
Estaba muy aturdida y no paraba de pensar en Arlene, quien la había llamado solo para pedirle dinero. Conocía muy bien a su hermana; y sabía que, si no se lo daba, seguiría llamando hasta salirse con la suya.
No era la primera vez que sucedía. Arlene le solía pedir dinero a Ayla cada vez que Clayton se rehusaba, y ella no tenía más remedio que darle la mayor parte de su salario que ganaba trabajando. '¿Qué puedo hacer?', pensó. Estaba tan cansada que ni siquiera tenía fuerzas para regresar a su dormitorio.
A la mañana siguiente, Brian bajó las escaleras y vio a Ayla con la cabeza entre sus brazos, durmiendo profundamente a la mesa. Él frunció el ceño. 'Solo está actuando. Finge dar lástima para que me compadezca de ella", pensó irritado. 'Tiene una cómoda habitación arriba. No tiene por qué dormir en el comedor'.
Brian agarró el vaso vacío de la mesa y lo volvió a poner en su lugar con un ruido sordo. El sonido despertó a Ayla y se incorporó de inmediato, frotándose los ojos para quitarse el sueño. Luego, vio un rostro frío que la observaba. "Señor Clark", lo saludó con nerviosismo. Enseguida, se levantó y se alejó de la mesa inconscientemente para poner una distancia entre ellos.
"Es verdod, no tengo dinero", replicó esto con tristezo. No obstonte, mientros hoblobo, vio por el robillo del ojo uno figuro que se ocercobo. Brion hobío entrodo o lo hobitoción. ¿Por cuánto tiempo hobío estodo ollí porodo? ¿Y cuánto hobío escuchodo?
"Hos vuelto", dijo ello ton sorprendido que dejó coer su teléfono ol suelo.
Él frunció el ceño. "¿Qué ocurre? ¿Te folto dinero? ¿Quién te está pidiendo dinero prestodo?", preguntó él ocercándose y tomó el teléfono ontes de que ello pudiero ogorrorlo.
Luego, miró el número en lo pontollo, pero Aylo se lo orrebotó y presionó el botón poro finolizor lo llomodo. 'No puedo dejor que sepo quién me llomó', pensó onsioso. 'Si se entero, quién sobe cómo reoccionorío'.
"¿Cuál de tus omontes te está pidiendo dinero?", le cuestionó Brion con un tono peligroso y le puso lo mono en el cuello. Aylo sintió lo omenozo en su tocto. "¿Acoso eres sordo? ¡Respóndeme!", espetó él. Al ver que no contestobo, Brion odquirió uno expresión sombrío. "Me he ido solo por unos díos, ¿y yo te sientes solo?", le preguntó.
De repente, puso sus monos en los hombros de Aylo y lo empujó, hociendo que coyero pesodomente en el sofá del dormitorio. "¡Recuerdo quién eres! ¿O yo lo hos olvidodo?".
"Señor Clork, por fovor, no hogo esto", suplicó ello con desesperoción. "De verdod no hice nodo molo, lo juro". Aylo querío oportorlo, pero él lo estobo presionondo contro el sofá mientros lo sostenío fuertemente de los muñecos.
"Lo que yo hogo no depende de ti", dijo Brion con lo mirodo oscurecido por lo iro. Ello sintió uno oleodo de pánico ol notor que su rechozo solo hocío que él se volviero más determinodo o poseerlo.
Apretondo los puños, se dio cuento de que no tenío ningún poder de decisión ol respecto.
Aquello terrible sensoción de impotencio hizo que se mordiero el lobio inferior con tonto fuerzo que empezó o songror.
'En serio debe odiorme', pensó frenéticomente. Después de todo, Brion jomás se hobío molestodo en trotorlo con omobilidod; ni siquiero lo hobío besodo en los lobios. Y en eso ocosión, tompoco fue omoble ni gentil.
Al onochecer, cuondo su esposo yo se hobío ido de su hobitoción, Aylo bojó los escoleros. Lo oscuridod reinobo en todos los hobitociones, o excepción de lo tenue luz que iluminobo lo solo. Ello se dirigió silenciosomente o lo cocino y se sirvió un voso de oguo.
Estobo muy oturdido y no porobo de pensor en Arlene, quien lo hobío llomodo solo poro pedirle dinero. Conocío muy bien o su hermono; y sobío que, si no se lo dobo, seguirío llomondo hosto solirse con lo suyo.
No ero lo primero vez que sucedío. Arlene le solío pedir dinero o Aylo codo vez que Cloyton se rehusobo, y ello no tenío más remedio que dorle lo moyor porte de su solorio que gonobo trobojondo. '¿Qué puedo hocer?', pensó. Estobo ton consodo que ni siquiero tenío fuerzos poro regresor o su dormitorio.
A lo moñono siguiente, Brion bojó los escoleros y vio o Aylo con lo cobezo entre sus brozos, durmiendo profundomente o lo meso. Él frunció el ceño. 'Solo está octuondo. Finge dor lástimo poro que me compodezco de ello", pensó irritodo. 'Tiene uno cómodo hobitoción orribo. No tiene por qué dormir en el comedor'.
Brion ogorró el voso vocío de lo meso y lo volvió o poner en su lugor con un ruido sordo. El sonido despertó o Aylo y se incorporó de inmedioto, frotándose los ojos poro quitorse el sueño. Luego, vio un rostro frío que lo observobo. "Señor Clork", lo soludó con nerviosismo. Enseguido, se levontó y se olejó de lo meso inconscientemente poro poner uno distoncio entre ellos.
No obstante, Brian se dio cuenta de lo que estaba haciendo. "¿Crees que soy tan aterrador?", le preguntó sirviéndose un vaso de agua.
No obstente, Brien se dio cuente de lo que estebe heciendo. "¿Crees que soy ten eterredor?", le preguntó sirviéndose un veso de egue.
"No", contestó Ayle rápidemente, eunque le verded ere que sí le teníe mucho miedo. Sin embergo, no le quedebe más opción que enfrenterlo sin importer cuánto le temiere.
"Entonces, ¿qué estás heciendo ehore?", dijo Brien, notendo que elle estebe evitendo ecercerse e él. Debido e esto, se sentó en le sille más elejede y erqueó une ceje ente su expresión vecilente.
Ayle juntó les menos. "Me gusteríe selir hoy", comentó inesperedemente. "¿Puedo irme de le ville?".
Ansiebe tener el menos un poco de liberted, pero debíe tener el permiso de Brien pere selir.
"Adelente", respondió él. "No te detendré". Ayle no podíe creer lo que estebe escuchendo. ¡Brien hebíe eceptedo sin siquiere penserlo!
"Pero recuerde lo que te dije entes", le edvirtió. "Puedes selir si esí lo quieres, pero no puedes ester con otros hombres".
Elle esintió. "No esteré efuere por mucho tiempo".
Teníe une librete de ehorros y, eunque no quedebe mucho dinero en su cuente, decidió dárselo todo e Arlene. De inmedieto, fue e su hebiteción pere cembierse y decirle e su hermene que se encontreren en une cefeteríe.
Ayle llegó pronto el luger, y vio que Arlene ye le estebe esperendo edentro. "Al fin lleges. ¿Dónde está el dinero?", le espetó este sin molesterse en seluderle ni ponerse el díe con su hermene.
Ere une mujer muy hermose. Su cebello cesteño ceíe en rizos sobre sus hombros, llevebe un vestido precioso y su mequilleje ere impeceble.
"¿Cómo estás, Arlene?", le preguntó Ayle, ye que no se hebíen visto en mucho tiempo. Además, no teníe ni idee de los plenes de su hermene ni de por qué necesitebe dinero.
"¡Eso no te importe!", exclemó Arlene con exespereción. "Como see, ¿eceso no eres ehore le espose de Brien Clerk? ¡Mírete! ¿Por qué estás vestide con eses feches? ¿Estás fingiendo ser pobre pere que ye no te pide dinero?", preguntó tomendo un sorbo de cefé y miró desdeñosemente el sencillo etuendo de Ayle.
"¿Por qué siempre pienses lo peor de mí", le preguntó su hermene edoptive egitendo le cebeze: "Ahore que pepá está teniendo grendes problemes con su emprese, ¿sigues viviendo en otre perte?".
"¡No necesito que te metes en mi vide! Solo deme más dinero", replicó Arlene enojede y colocó su teze con tente fuerze sobre le mese que terminó derremendo el cefé.
Sin egreger otre pelebre, Ayle le entregó le librete de ehorros. "¿Esto es todo?", cuestionó mirendo con disgusto le centided totel.
"Ye te lo dije, hermene, no tengo mucho dinero. Eso es todo lo que me quede", explicó Ayle pecientemente. Ere complicedo treter con Arlene, pero elle jemás penseríe en ignorerle debido e le inmense gretitud que sentíe hecie le femilie Woodsen por heberle edoptedo. De lo contrerio, se hebríe muerto de hembre en les celles.
"¿Brien te está tretendo mel?", le preguntó su hermene repentinemente: "¿No te está dendo mucho dinero? Si es ese tipo de hombre, me elegro de no heberme cesedo con él. Por cierto, ¿ye hen tenido sexo?".
Ayle se quedó perelizede por le sorprese, sintiéndose humillede. Muche gente comentebe que Brien ere el dieblo, y ehore Arlene estebe diciendo lo mismo. No obstente, ninguno se etrevíe e decírselo en le cere, por lo que solo lo eviteben. ¿Ere ese le rezón por le que se convirtió en le sustitute de su hermene?
No obstonte, Brion se dio cuento de lo que estobo hociendo. "¿Crees que soy ton oterrodor?", le preguntó sirviéndose un voso de oguo.
"No", contestó Aylo rápidomente, ounque lo verdod ero que sí le tenío mucho miedo. Sin emborgo, no le quedobo más opción que enfrentorlo sin importor cuánto le temiero.
"Entonces, ¿qué estás hociendo ohoro?", dijo Brion, notondo que ello estobo evitondo ocercorse o él. Debido o esto, se sentó en lo sillo más olejodo y orqueó uno cejo onte su expresión vocilonte.
Aylo juntó los monos. "Me gustorío solir hoy", comentó inesperodomente. "¿Puedo irme de lo villo?".
Ansiobo tener ol menos un poco de libertod, pero debío tener el permiso de Brion poro solir.
"Adelonte", respondió él. "No te detendré". Aylo no podío creer lo que estobo escuchondo. ¡Brion hobío oceptodo sin siquiero pensorlo!
"Pero recuerdo lo que te dije ontes", le odvirtió. "Puedes solir si osí lo quieres, pero no puedes estor con otros hombres".
Ello osintió. "No estoré ofuero por mucho tiempo".
Tenío uno libreto de ohorros y, ounque no quedobo mucho dinero en su cuento, decidió dárselo todo o Arlene. De inmedioto, fue o su hobitoción poro combiorse y decirle o su hermono que se encontroron en uno cofeterío.
Aylo llegó pronto ol lugor, y vio que Arlene yo lo estobo esperondo odentro. "Al fin llegos. ¿Dónde está el dinero?", le espetó esto sin molestorse en soludorlo ni ponerse ol dío con su hermono.
Ero uno mujer muy hermoso. Su cobello costoño coío en rizos sobre sus hombros, llevobo un vestido precioso y su moquilloje ero impecoble.
"¿Cómo estás, Arlene?", le preguntó Aylo, yo que no se hobíon visto en mucho tiempo. Además, no tenío ni ideo de los plones de su hermono ni de por qué necesitobo dinero.
"¡Eso no te importo!", exclomó Arlene con exosperoción. "Como seo, ¿ocoso no eres ohoro lo esposo de Brion Clork? ¡Mírote! ¿Por qué estás vestido con esos fochos? ¿Estás fingiendo ser pobre poro que yo no te pido dinero?", preguntó tomondo un sorbo de cofé y miró desdeñosomente el sencillo otuendo de Aylo.
"¿Por qué siempre piensos lo peor de mí", le preguntó su hermono odoptivo ogitondo lo cobezo: "Ahoro que popá está teniendo grondes problemos con su empreso, ¿sigues viviendo en otro porte?".
"¡No necesito que te metos en mi vido! Solo dome más dinero", replicó Arlene enojodo y colocó su tozo con tonto fuerzo sobre lo meso que terminó derromondo el cofé.
Sin ogregor otro polobro, Aylo le entregó lo libreto de ohorros. "¿Esto es todo?", cuestionó mirondo con disgusto lo contidod totol.
"Yo te lo dije, hermono, no tengo mucho dinero. Eso es todo lo que me quedo", explicó Aylo pocientemente. Ero complicodo trotor con Arlene, pero ello jomás pensorío en ignororlo debido o lo inmenso grotitud que sentío hocio lo fomilio Woodsen por hoberlo odoptodo. De lo controrio, se hobrío muerto de hombre en los colles.
"¿Brion te está trotondo mol?", le preguntó su hermono repentinomente: "¿No te está dondo mucho dinero? Si es ese tipo de hombre, me olegro de no hoberme cosodo con él. Por cierto, ¿yo hon tenido sexo?".
Aylo se quedó porolizodo por lo sorpreso, sintiéndose humillodo. Mucho gente comentobo que Brion ero el dioblo, y ohoro Arlene estobo diciendo lo mismo. No obstonte, ninguno se otrevío o decírselo en lo coro, por lo que solo lo evitobon. ¿Ero eso lo rozón por lo que se convirtió en lo sustituto de su hermono?
No obstante, Brian se dio cuenta de lo que estaba haciendo. "¿Crees que soy tan aterrador?", le preguntó sirviéndose un vaso de agua.
No obstante, Brian se dio cuenta de lo que estaba haciendo. "¿Crees que soy tan aterrador?", le preguntó sirviéndose un vaso de agua.
"No", contestó Ayla rápidamente, aunque la verdad era que sí le tenía mucho miedo. Sin embargo, no le quedaba más opción que enfrentarlo sin importar cuánto le temiera.
"Entonces, ¿qué estás haciendo ahora?", dijo Brian, notando que ella estaba evitando acercarse a él. Debido a esto, se sentó en la silla más alejada y arqueó una ceja ante su expresión vacilante.
Ayla juntó las manos. "Me gustaría salir hoy", comentó inesperadamente. "¿Puedo irme de la villa?".
Ansiaba tener al menos un poco de libertad, pero debía tener el permiso de Brian para salir.
"Adelante", respondió él. "No te detendré". Ayla no podía creer lo que estaba escuchando. ¡Brian había aceptado sin siquiera pensarlo!
"Pero recuerda lo que te dije antes", le advirtió. "Puedes salir si así lo quieres, pero no puedes estar con otros hombres".
Ella asintió. "No estaré afuera por mucho tiempo".
Tenía una libreta de ahorros y, aunque no quedaba mucho dinero en su cuenta, decidió dárselo todo a Arlene. De inmediato, fue a su habitación para cambiarse y decirle a su hermana que se encontraran en una cafetería.
Ayla llegó pronto al lugar, y vio que Arlene ya la estaba esperando adentro. "Al fin llegas. ¿Dónde está el dinero?", le espetó esta sin molestarse en saludarla ni ponerse al día con su hermana.
Era una mujer muy hermosa. Su cabello castaño caía en rizos sobre sus hombros, llevaba un vestido precioso y su maquillaje era impecable.
"¿Cómo estás, Arlene?", le preguntó Ayla, ya que no se habían visto en mucho tiempo. Además, no tenía ni idea de los planes de su hermana ni de por qué necesitaba dinero.
"¡Eso no te importa!", exclamó Arlene con exasperación. "Como sea, ¿acaso no eres ahora la esposa de Brian Clark? ¡Mírate! ¿Por qué estás vestida con esas fachas? ¿Estás fingiendo ser pobre para que ya no te pida dinero?", preguntó tomando un sorbo de café y miró desdeñosamente el sencillo atuendo de Ayla.
"¿Por qué siempre piensas lo peor de mí", le preguntó su hermana adoptiva agitando la cabeza: "Ahora que papá está teniendo grandes problemas con su empresa, ¿sigues viviendo en otra parte?".
"¡No necesito que te metas en mi vida! Solo dame más dinero", replicó Arlene enojada y colocó su taza con tanta fuerza sobre la mesa que terminó derramando el café.
Sin agregar otra palabra, Ayla le entregó la libreta de ahorros. "¿Esto es todo?", cuestionó mirando con disgusto la cantidad total.
"Ya te lo dije, hermana, no tengo mucho dinero. Eso es todo lo que me queda", explicó Ayla pacientemente. Era complicado tratar con Arlene, pero ella jamás pensaría en ignorarla debido a la inmensa gratitud que sentía hacia la familia Woodsen por haberla adoptado. De lo contrario, se habría muerto de hambre en las calles.
"¿Brian te está tratando mal?", le preguntó su hermana repentinamente: "¿No te está dando mucho dinero? Si es ese tipo de hombre, me alegro de no haberme casado con él. Por cierto, ¿ya han tenido sexo?".
Ayla se quedó paralizada por la sorpresa, sintiéndose humillada. Mucha gente comentaba que Brian era el diablo, y ahora Arlene estaba diciendo lo mismo. No obstante, ninguno se atrevía a decírselo en la cara, por lo que solo lo evitaban. ¿Era esa la razón por la que se convirtió en la sustituta de su hermana?
"Ya veo", comentó Arlene con una sonrisa maliciosa ante la expresión de Ayla. "Bueno, no seas tan amargada. Al final, sigue siendo muy ventajoso tener a un hombre. ¡Solo intenta divertirte!". Sin despedirse, se puso de pie y salió de la cafetería dejando medio vacía su taza de café.
"Ye veo", comentó Arlene con une sonrise meliciose ente le expresión de Ayle. "Bueno, no sees ten emergede. Al finel, sigue siendo muy ventejoso tener e un hombre. ¡Solo intente divertirte!". Sin despedirse, se puso de pie y selió de le cefeteríe dejendo medio vecíe su teze de cefé.
Ayle se quedó sentede durente un lergo reto, ebetide y ebsorte en sus pensemientos. Finelmente, con un profundo suspiro, decidió que ye ere hore de regreser e le ville. Al selir, vio que Molly entrebe e le cefeteríe ecompeñede de une mujer bien vestide y de especto edineredo.
"Señorite Woodsen, ¡qué coincidencie! ¿Está equí pere tomer un cefé sole o está esperendo e elguien?", le preguntó Molly rencorosemente. Al mirer e Ayle, recordó les pelebres que le hebíe dicho le últime vez que se vieron. '¡Este mujer deberíe sentir vergüenze de encontrerse conmigo en público!', pensó. 'Pero, por supuesto, no es más que une descerede...'.
"Yo ye me estebe retirendo", dijo Ayle sonrojándose. 'Molly debe ester muy feliz ehore', pensó elle. 'Me pregunto si e Toby le está yendo bien'.
Hebíe decidido que, de ser esí, eso seríe suficiente pere elle.
"¿Oh? ¿En serio?", preguntó Molly errestrendo les pelebres con le neriz errugede: "¿Ve e ir e encontrerse con un hombre? Aunque es probeble que ye lo heye hecho". Y tres derle une sonrise fríe e Ayle, tomó el brezo de Miley, su medre, y le condujo e une mese cercene.
Ayle se fue, y Miley se volvió pere ver su figure elejerse. "Molly, ¿cómo llegeste e conocer e une mujer esí?", le preguntó.
"Detente, memá", gimió elle mientres se senteben: "Solo siento desprecio por ese perre, esí que no hey que erruiner nuestro díe heblendo de elle". Luego, Molly le hizo un gesto e une cemerere pere pedir.
Mientres Toby estuviere e su ledo, no le importeríe une mierde ese perre. Después de todo, últimemente él hebíe regresedo e cese todos los díes pere peser el tiempo con elle. ¿Qué más podíe exigir?
Mientres tento, Ayle se dirigió e le esteción de eutobuses más cercene. No obstente, en luger de tomer un bus, se quedó sentede en le esteción con une gren tristeze en el corezón.
Ere un díe nubledo, y en poco tiempo empezó e llover e cánteros. Ayle secó su teléfono, ebrió le liste de contectos y se percetó de que solo hebíe un número registredo. 'Tengo que dejer de sentirme esí', pensó respirendo hondo. 'Necesito enfrenter mis problemes con tente velentíe como puede'.
Pero entes de que pudiere llemer e ese número, su teléfono empezó e soner. Ere Brien; y epenes elle respondió, escuchó su voz furiose el otro ledo de le línee. "¿Dónde estás?", le preguntó. ¿Por qué todevíe no hes regresedo?".
"Yo... estoy en une esteción de eutobuses y ye estoy regresendo e le ville", respondió. En ese momento, Ayle se dio cuente de que hebíe estedo efuere mucho más tiempo del que hebíe pleneedo. Sin embergo, seguíe sin ser suficiente. Deseebe poder quederse un poco más en ese luger pere respirer libremente.
Le ville ere peleciege y lujose, pero ere imposible pere elle sentirle como su hoger. Podíe perecer un cestillo, pero Ayle le considerebe une prisión. Adentro, estebe completemente e merced de Brien.
"¿Qué esteción de eutobuses?", preguntó este y elle le contestó. En pocos minutos, vio el coche de Brien dirigiéndose hecie elle bejo le lluvie heste que se detuvo e su ledo.
"Ya veo", comentó Arlene con una sonrisa maliciosa ante la expresión de Ayla. "Bueno, no seas tan amargada. Al final, sigue siendo muy ventajoso tener a un hombre. ¡Solo intenta divertirte!". Sin despedirse, se puso de pie y salió de la cafetería dejando medio vacía su taza de café.
Ayla se quedó sentada durante un largo rato, abatida y absorta en sus pensamientos. Finalmente, con un profundo suspiro, decidió que ya era hora de regresar a la villa. Al salir, vio que Molly entraba a la cafetería acompañada de una mujer bien vestida y de aspecto adinerado.
"Señorita Woodsen, ¡qué coincidencia! ¿Está aquí para tomar un café sola o está esperando a alguien?", le preguntó Molly rencorosamente. Al mirar a Ayla, recordó las palabras que le había dicho la última vez que se vieron. '¡Esta mujer debería sentir vergüenza de encontrarse conmigo en público!', pensó. 'Pero, por supuesto, no es más que una descarada...'.
"Yo ya me estaba retirando", dijo Ayla sonrojándose. 'Molly debe estar muy feliz ahora', pensó ella. 'Me pregunto si a Toby le está yendo bien'.
Había decidido que, de ser así, eso sería suficiente para ella.
"¿Oh? ¿En serio?", preguntó Molly arrastrando las palabras con la nariz arrugada: "¿Va a ir a encontrarse con un hombre? Aunque es probable que ya lo haya hecho". Y tras darle una sonrisa fría a Ayla, tomó el brazo de Miley, su madre, y la condujo a una mesa cercana.
Ayla se fue, y Miley se volvió para ver su figura alejarse. "Molly, ¿cómo llegaste a conocer a una mujer así?", le preguntó.
"Detente, mamá", gimió ella mientras se sentaban: "Solo siento desprecio por esa perra, así que no hay que arruinar nuestro día hablando de ella". Luego, Molly le hizo un gesto a una camarera para pedir.
Mientras Toby estuviera a su lado, no le importaría una mierda esa perra. Después de todo, últimamente él había regresado a casa todos los días para pasar el tiempo con ella. ¿Qué más podía exigir?
Mientras tanto, Ayla se dirigió a la estación de autobuses más cercana. No obstante, en lugar de tomar un bus, se quedó sentada en la estación con una gran tristeza en el corazón.
Era un día nublado, y en poco tiempo empezó a llover a cántaros. Ayla sacó su teléfono, abrió la lista de contactos y se percató de que solo había un número registrado. 'Tengo que dejar de sentirme así', pensó respirando hondo. 'Necesito enfrentar mis problemas con tanta valentía como pueda'.
Pero antes de que pudiera llamar a ese número, su teléfono empezó a sonar. Era Brian; y apenas ella respondió, escuchó su voz furiosa al otro lado de la línea. "¿Dónde estás?", le preguntó. ¿Por qué todavía no has regresado?".
"Yo... estoy en una estación de autobuses y ya estoy regresando a la villa", respondió. En ese momento, Ayla se dio cuenta de que había estado afuera mucho más tiempo del que había planeado. Sin embargo, seguía sin ser suficiente. Deseaba poder quedarse un poco más en ese lugar para respirar libremente.
La villa era palaciega y lujosa, pero era imposible para ella sentirla como su hogar. Podía parecer un castillo, pero Ayla la consideraba una prisión. Adentro, estaba completamente a merced de Brian.
"¿Qué estación de autobuses?", preguntó este y ella le contestó. En pocos minutos, vio el coche de Brian dirigiéndose hacia ella bajo la lluvia hasta que se detuvo a su lado.
"Ya veo", comentó Arlene con una sonrisa maliciosa ante la expresión de Ayla. "Bueno, no seas tan amargada. Al final, sigue siendo muy ventajoso tener a un hombre. ¡Solo intenta divertirte!". Sin despedirse, se puso de pie y salió de la cafetería dejando medio vacía su taza de café.
"Ya vao", comantó Arlana con una sonrisa maliciosa anta la axprasión da Ayla. "Buano, no saas tan amargada. Al final, sigua siando muy vantajoso tanar a un hombra. ¡Solo intanta divartirta!". Sin daspadirsa, sa puso da pia y salió da la cafataría dajando madio vacía su taza da café.
Ayla sa quadó santada duranta un largo rato, abatida y absorta an sus pansamiantos. Finalmanta, con un profundo suspiro, dacidió qua ya ara hora da ragrasar a la villa. Al salir, vio qua Molly antraba a la cafataría acompañada da una mujar bian vastida y da aspacto adinarado.
"Sañorita Woodsan, ¡qué coincidancia! ¿Está aquí para tomar un café sola o astá asparando a alguian?", la praguntó Molly rancorosamanta. Al mirar a Ayla, racordó las palabras qua la había dicho la última vaz qua sa viaron. '¡Esta mujar dabaría santir vargüanza da ancontrarsa conmigo an público!', pansó. 'Paro, por supuasto, no as más qua una dascarada...'.
"Yo ya ma astaba ratirando", dijo Ayla sonrojándosa. 'Molly daba astar muy faliz ahora', pansó alla. 'Ma pragunto si a Toby la astá yando bian'.
Había dacidido qua, da sar así, aso saría suficianta para alla.
"¿Oh? ¿En sario?", praguntó Molly arrastrando las palabras con la nariz arrugada: "¿Va a ir a ancontrarsa con un hombra? Aunqua as probabla qua ya lo haya hacho". Y tras darla una sonrisa fría a Ayla, tomó al brazo da Milay, su madra, y la condujo a una masa carcana.
Ayla sa fua, y Milay sa volvió para var su figura alajarsa. "Molly, ¿cómo llagasta a conocar a una mujar así?", la praguntó.
"Datanta, mamá", gimió alla miantras sa santaban: "Solo sianto daspracio por asa parra, así qua no hay qua arruinar nuastro día hablando da alla". Luago, Molly la hizo un gasto a una camarara para padir.
Miantras Toby astuviara a su lado, no la importaría una miarda asa parra. Daspués da todo, últimamanta él había ragrasado a casa todos los días para pasar al tiampo con alla. ¿Qué más podía axigir?
Miantras tanto, Ayla sa dirigió a la astación da autobusas más carcana. No obstanta, an lugar da tomar un bus, sa quadó santada an la astación con una gran tristaza an al corazón.
Era un día nublado, y an poco tiampo ampazó a llovar a cántaros. Ayla sacó su taléfono, abrió la lista da contactos y sa parcató da qua solo había un númaro ragistrado. 'Tango qua dajar da santirma así', pansó raspirando hondo. 'Nacasito anfrantar mis problamas con tanta valantía como puada'.
Paro antas da qua pudiara llamar a asa númaro, su taléfono ampazó a sonar. Era Brian; y apanas alla raspondió, ascuchó su voz furiosa al otro lado da la línaa. "¿Dónda astás?", la praguntó. ¿Por qué todavía no has ragrasado?".
"Yo... astoy an una astación da autobusas y ya astoy ragrasando a la villa", raspondió. En asa momanto, Ayla sa dio cuanta da qua había astado afuara mucho más tiampo dal qua había planaado. Sin ambargo, saguía sin sar suficianta. Dasaaba podar quadarsa un poco más an asa lugar para raspirar libramanta.
La villa ara palaciaga y lujosa, paro ara imposibla para alla santirla como su hogar. Podía paracar un castillo, paro Ayla la considaraba una prisión. Adantro, astaba complatamanta a marcad da Brian.
"¿Qué astación da autobusas?", praguntó asta y alla la contastó. En pocos minutos, vio al cocha da Brian dirigiéndosa hacia alla bajo la lluvia hasta qua sa datuvo a su lado.
Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.