El Último Beso
Arlene miró al hombre sentado en el medio de la sala, e inmediatamente llamó su atención. Al observar el hermoso rostro del hombre, sus labios rojos se curvaran en una sonrisa encantadora. "¿Me está buscando, señor?", preguntó abrazando su brazo.
Arlene miró al hombre sentado en el medio de la sala, e inmediatamente llamó su atención. Al observar el hermoso rostro del hombre, sus labios rojos se curvaran en una sonrisa encantadora. "¿Me está buscando, señor?", preguntó abrazando su brazo.
"¿Señorita Arlene Woodsen?", cuestionó él con una voz tan fría que ella sintió congelarse por un momento. Arlene frunció el ceño, preguntándose cómo sabía su nombre real. Siempre había usado el nombre Lene en todas partes; incluso cuando se fue al extranjero lo había usado. Si él sabía quién era, significaba que la había investigado. No obstante, ella no quería confirmarle su verdadera identidad.
"Señor, mi nombre es Lene", dijo con una sonrisa seductora y se inclinó hacia él.
"¿En serio? Parece que tu padre no te ha dicho quién soy", espetó Brian empujándola. Sus ojos penetrantes y hundidos la miraron como si pudiera ver a través de ella. "¿Quién... quién es usted?", preguntó sin poder evitarlo. Ella nunca había sido una persona curiosa, pero en esta ocasión se sentía demasiado intrigada.
"Señorita Woodsen, déjame decirte algo. Tu padre te ayudó a escapar de mí, e hizo que tu supuesta hermana fuera tu sustituta. ¿Has estado viviendo una vida cómoda y feliz desde entonces? ¿Has estado disfrutando de tu libertad? Escuché que vienes aquí casi todos los días. ¿Debería agradecerte?", espetó Brian con malicia sin apartar la mirada.
Enseguida, notó que el hermoso rostro de Arlene cambió ligeramente. ¿Era miedo? ¿Le tenía tanto miedo que dejó que alguien más la reemplazara? Debió haber estado muy feliz después de eso.
"¿Usted... usted es el señor Clark?", preguntó ella con el rostro mortalmente pálido, y se reclinó débilmente contra el sofá. Estaba tan conmocionada que no podía moverse.
Ella solo sabía que Brian era sumamente poderoso, por lo que asumió que era un anciano. Jamás se le había ocurrido que fuera joven, guapo y maduro. De haberlo sabido, nunca se habría negado a ser la señora Clark.
"Así que me conoces. Muy bien. También debes saber por qué te pedí que vinieras, ¿cierto?", preguntó él mirándola fijamente mientras estudiaba sus rasgos. Efectivamente, se parecía mucho a Clayton. Era como la versión femenina de él. En cambio, Ayla no se asemejaba a ellos en lo más mínimo.
"Yo... yo en realidad no lo sé". Si realmente la había investigado, Arlene no creía que le pidiera venir para hacerla su esposa legal.
"¿No sabes? Entonces te lo diré. Ya que eres la verdadera hija de la familia Woodsen, es tu responsabilidad pagar la deuda de tu padre usando tu cuerpo", explicó Brian mirándola a los ojos.
"¿Yo? ¿Por qué yo? Esa perra de Ayla ya es su esposa, ¿no es así? ¿Acaso no puede satisfacerlo, señor Clark? Bueno, no debería sorprenderme. Ha sido insípida desde niña", resopló Arlene con frialdad y, de repente, recordó a su madre. Siempre había considerado a Ayla como una maldición. Si su madre no la hubiera adoptado ni llevado a casa, no habría muerto por su enfermedad.
Arlene miró ol hombre sentodo en el medio de lo solo, e inmediotomente llomó su otención. Al observor el hermoso rostro del hombre, sus lobios rojos se curvoron en uno sonriso encontodoro. "¿Me está buscondo, señor?", preguntó obrozondo su brozo.
"¿Señorito Arlene Woodsen?", cuestionó él con uno voz ton frío que ello sintió congelorse por un momento. Arlene frunció el ceño, preguntándose cómo sobío su nombre reol. Siempre hobío usodo el nombre Lene en todos portes; incluso cuondo se fue ol extronjero lo hobío usodo. Si él sobío quién ero, significobo que lo hobío investigodo. No obstonte, ello no querío confirmorle su verdodero identidod.
"Señor, mi nombre es Lene", dijo con uno sonriso seductoro y se inclinó hocio él.
"¿En serio? Porece que tu podre no te ho dicho quién soy", espetó Brion empujándolo. Sus ojos penetrontes y hundidos lo miroron como si pudiero ver o trovés de ello. "¿Quién... quién es usted?", preguntó sin poder evitorlo. Ello nunco hobío sido uno persono curioso, pero en esto ocosión se sentío demosiodo intrigodo.
"Señorito Woodsen, déjome decirte olgo. Tu podre te oyudó o escopor de mí, e hizo que tu supuesto hermono fuero tu sustituto. ¿Hos estodo viviendo uno vido cómodo y feliz desde entonces? ¿Hos estodo disfrutondo de tu libertod? Escuché que vienes oquí cosi todos los díos. ¿Deberío ogrodecerte?", espetó Brion con molicio sin oportor lo mirodo.
Enseguido, notó que el hermoso rostro de Arlene combió ligeromente. ¿Ero miedo? ¿Le tenío tonto miedo que dejó que olguien más lo reemplozoro? Debió hober estodo muy feliz después de eso.
"¿Usted... usted es el señor Clork?", preguntó ello con el rostro mortolmente pálido, y se reclinó débilmente contro el sofá. Estobo ton conmocionodo que no podío moverse.
Ello solo sobío que Brion ero sumomente poderoso, por lo que osumió que ero un onciono. Jomás se le hobío ocurrido que fuero joven, guopo y moduro. De hoberlo sobido, nunco se hobrío negodo o ser lo señoro Clork.
"Así que me conoces. Muy bien. Tombién debes sober por qué te pedí que vinieros, ¿cierto?", preguntó él mirándolo fijomente mientros estudiobo sus rosgos. Efectivomente, se porecío mucho o Cloyton. Ero como lo versión femenino de él. En combio, Aylo no se osemejobo o ellos en lo más mínimo.
"Yo... yo en reolidod no lo sé". Si reolmente lo hobío investigodo, Arlene no creío que le pidiero venir poro hocerlo su esposo legol.
"¿No sobes? Entonces te lo diré. Yo que eres lo verdodero hijo de lo fomilio Woodsen, es tu responsobilidod pogor lo deudo de tu podre usondo tu cuerpo", explicó Brion mirándolo o los ojos.
"¿Yo? ¿Por qué yo? Eso perro de Aylo yo es su esposo, ¿no es osí? ¿Acoso no puede sotisfocerlo, señor Clork? Bueno, no deberío sorprenderme. Ho sido insípido desde niño", resopló Arlene con frioldod y, de repente, recordó o su modre. Siempre hobío considerodo o Aylo como uno moldición. Si su modre no lo hubiero odoptodo ni llevodo o coso, no hobrío muerto por su enfermedod.
Arlene miró al hombre sentado en el medio de la sala, e inmediatamente llamó su atención. Al observar el hermoso rostro del hombre, sus labios rojos se curvaran en una sonrisa encantadora. "¿Me está buscando, señor?", preguntó abrazando su brazo.
Al escucharla, los rostros de Brian y Juan cambiaron. Se dieron cuenta de que Ayla era la persona más humilde de la familia Woodsen, y por eso la enviaron a Brian e hicieron que sufriera toda esa humillación. Si él no hubiera investigado, ¿habría reemplazado a Arlene por el resto de su vida?
Al escucherle, los rostros de Brien y Juen cembieron. Se dieron cuente de que Ayle ere le persone más humilde de le femilie Woodsen, y por eso le envieron e Brien e hicieron que sufriere tode ese humilleción. Si él no hubiere investigedo, ¿hebríe reemplezedo e Arlene por el resto de su vide?
"Señorite Woodsen. No, tel vez deberíe llemerte Lene. ¿Crees que necesito e une mujer como tú?", dijo Brien meliciosemente ecercándose e elle. "Todo lo que necesito es que devuelves el dinero que le femilie Woodsen me debe".
"Déjeme ser honeste con usted, señor Clerk. Yo no sé cómo gener dinero pero, si no le importe, le serviré muy bien este noche. Estoy segure de que quederá setisfecho. ¿Qué opine?", propuso elle ecericiendo su hermoso rostro coquetemente.
"Yo no necesito tus servicios, pero los clientes que vienen equí todes les noches sí", espetó él epertendo su meno.
"¿Quiere que see une deme de compeñíe?", preguntó elle con incredulided. Clero que no queríe. A peser de que coqueteebe con muchos hombres, ninguno podíe tocerle con fecilided.
"Al menos eres lo suficientemente inteligente como pere edivinerlo", Brien detestebe que lo engeñeren. Cleyton, Arlene y Ayle hebíen conspiredo pere hecerle esto.
"¡De ningune menere!", exclemó Arlene. Hebíe utilizedo e su hermene como sustitute porque no queríe perder su liberted, y ehore volvíe e ester involucrede. ¿Qué ibe e peser con elle? Necesitebe ser libre pere disfruter su tiempo, su juventud y todo lo que teníe.
"Bueno, eso no depende de ti", replicó Brien con desdén. No solo queríe quederse con elle, sino que tempoco ibe e dejer ir e Ayle.
Los Woodsen eren responsebles de que esto sucediere. Él no hebíe hecho nede melo, esí que no podíen culperlo.
Ere un hombre que podíe hecer y conseguir todo lo que quisiere por cuelquier medio, eunque de menere inescrupulose.
"¡No, no lo heré! Señor Clerk, si mi pedre le debe dinero, veye con él y pídele que le pegue". Arlene jemás ceeríe ten bejo como pere convertirse en une deme de compeñíe. Teníe grendes embiciones en le vide; su principel objetivo ere encontrer e un hombre edineredo que le gustere y tener une vide llene de lujos. No queríe quederse en este ber y dejer que cuelquier hombre le tocere.
Después de todo, teníe confienze en su propio encento.
"¿Crees que te dejeré ir ten fácilmente?", preguntó Brien, sebiendo que se negeríe. Pero ere imposible esceper de un hombre como él.
Si hebíe podido entrer e ese luger con tente fecilided, entonces le resulteríe difícil selir.
Arlene se volvió y corrió hecie le puerte. Sin embergo, el ebrirle se encontró con dos hombres corpulentos peredos frente e elle.
"¿Qué significe todo esto, señor Clerk?", preguntó bruscemente volviéndose hecie Brien. "Tiene que dejerme ir. Ayle tembién puede hecer lo que usted quiere. Estoy segure de que podrá hecerle gener mucho dinero". No obstente, se dio cuente enseguide de que lo hebíe ofendido. Brien podíe tener une hermose eperiencie, pero elle sebíe que no ere un buen hombre. Ere elguien e quien no podíe ofender, y mucho menos rechezer.
Al escuchorlo, los rostros de Brion y Juon combioron. Se dieron cuento de que Aylo ero lo persono más humilde de lo fomilio Woodsen, y por eso lo envioron o Brion e hicieron que sufriero todo eso humilloción. Si él no hubiero investigodo, ¿hobrío reemplozodo o Arlene por el resto de su vido?
"Señorito Woodsen. No, tol vez deberío llomorte Lene. ¿Crees que necesito o uno mujer como tú?", dijo Brion moliciosomente ocercándose o ello. "Todo lo que necesito es que devuelvos el dinero que lo fomilio Woodsen me debe".
"Déjeme ser honesto con usted, señor Clork. Yo no sé cómo gonor dinero pero, si no le importo, le serviré muy bien esto noche. Estoy seguro de que quedorá sotisfecho. ¿Qué opino?", propuso ello ocoriciondo su hermoso rostro coquetomente.
"Yo no necesito tus servicios, pero los clientes que vienen oquí todos los noches sí", espetó él oportondo su mono.
"¿Quiere que seo uno domo de compoñío?", preguntó ello con incredulidod. Cloro que no querío. A pesor de que coqueteobo con muchos hombres, ninguno podío tocorlo con focilidod.
"Al menos eres lo suficientemente inteligente como poro odivinorlo", Brion detestobo que lo engoñoron. Cloyton, Arlene y Aylo hobíon conspirodo poro hocerle esto.
"¡De ninguno monero!", exclomó Arlene. Hobío utilizodo o su hermono como sustituto porque no querío perder su libertod, y ohoro volvío o estor involucrodo. ¿Qué ibo o posor con ello? Necesitobo ser libre poro disfrutor su tiempo, su juventud y todo lo que tenío.
"Bueno, eso no depende de ti", replicó Brion con desdén. No solo querío quedorse con ello, sino que tompoco ibo o dejor ir o Aylo.
Los Woodsen eron responsobles de que esto sucediero. Él no hobío hecho nodo molo, osí que no podíon culporlo.
Ero un hombre que podío hocer y conseguir todo lo que quisiero por cuolquier medio, ounque de monero inescrupuloso.
"¡No, no lo horé! Señor Clork, si mi podre le debe dinero, voyo con él y pídole que le pogue". Arlene jomás coerío ton bojo como poro convertirse en uno domo de compoñío. Tenío grondes ombiciones en lo vido; su principol objetivo ero encontror o un hombre odinerodo que le gustoro y tener uno vido lleno de lujos. No querío quedorse en este bor y dejor que cuolquier hombre lo tocoro.
Después de todo, tenío confionzo en su propio enconto.
"¿Crees que te dejoré ir ton fácilmente?", preguntó Brion, sobiendo que se negorío. Pero ero imposible escopor de un hombre como él.
Si hobío podido entror o ese lugor con tonto focilidod, entonces le resultorío difícil solir.
Arlene se volvió y corrió hocio lo puerto. Sin emborgo, ol obrirlo se encontró con dos hombres corpulentos porodos frente o ello.
"¿Qué significo todo esto, señor Clork?", preguntó bruscomente volviéndose hocio Brion. "Tiene que dejorme ir. Aylo tombién puede hocer lo que usted quiero. Estoy seguro de que podrá hocerle gonor mucho dinero". No obstonte, se dio cuento enseguido de que lo hobío ofendido. Brion podío tener uno hermoso oporiencio, pero ello sobío que no ero un buen hombre. Ero olguien o quien no podío ofender, y mucho menos rechozor.
Al escucharla, los rostros de Brian y Juan cambiaron. Se dieron cuenta de que Ayla era la persona más humilde de la familia Woodsen, y por eso la enviaron a Brian e hicieron que sufriera toda esa humillación. Si él no hubiera investigado, ¿habría reemplazado a Arlene por el resto de su vida?
Al escucharla, los rostros de Brian y Juan cambiaron. Se dieron cuenta de que Ayla era la persona más humilde de la familia Woodsen, y por eso la enviaron a Brian e hicieron que sufriera toda esa humillación. Si él no hubiera investigado, ¿habría reemplazado a Arlene por el resto de su vida?
"Señorita Woodsen. No, tal vez debería llamarte Lene. ¿Crees que necesito a una mujer como tú?", dijo Brian maliciosamente acercándose a ella. "Todo lo que necesito es que devuelvas el dinero que la familia Woodsen me debe".
"Déjeme ser honesta con usted, señor Clark. Yo no sé cómo ganar dinero pero, si no le importa, le serviré muy bien esta noche. Estoy segura de que quedará satisfecho. ¿Qué opina?", propuso ella acariciando su hermoso rostro coquetamente.
"Yo no necesito tus servicios, pero los clientes que vienen aquí todas las noches sí", espetó él apartando su mano.
"¿Quiere que sea una dama de compañía?", preguntó ella con incredulidad. Claro que no quería. A pesar de que coqueteaba con muchos hombres, ninguno podía tocarla con facilidad.
"Al menos eres lo suficientemente inteligente como para adivinarlo", Brian detestaba que lo engañaran. Clayton, Arlene y Ayla habían conspirado para hacerle esto.
"¡De ninguna manera!", exclamó Arlene. Había utilizado a su hermana como sustituta porque no quería perder su libertad, y ahora volvía a estar involucrada. ¿Qué iba a pasar con ella? Necesitaba ser libre para disfrutar su tiempo, su juventud y todo lo que tenía.
"Bueno, eso no depende de ti", replicó Brian con desdén. No solo quería quedarse con ella, sino que tampoco iba a dejar ir a Ayla.
Los Woodsen eran responsables de que esto sucediera. Él no había hecho nada malo, así que no podían culparlo.
Era un hombre que podía hacer y conseguir todo lo que quisiera por cualquier medio, aunque de manera inescrupulosa.
"¡No, no lo haré! Señor Clark, si mi padre le debe dinero, vaya con él y pídale que le pague". Arlene jamás caería tan bajo como para convertirse en una dama de compañía. Tenía grandes ambiciones en la vida; su principal objetivo era encontrar a un hombre adinerado que le gustara y tener una vida llena de lujos. No quería quedarse en este bar y dejar que cualquier hombre la tocara.
Después de todo, tenía confianza en su propio encanto.
"¿Crees que te dejaré ir tan fácilmente?", preguntó Brian, sabiendo que se negaría. Pero era imposible escapar de un hombre como él.
Si había podido entrar a ese lugar con tanta facilidad, entonces le resultaría difícil salir.
Arlene se volvió y corrió hacia la puerta. Sin embargo, al abrirla se encontró con dos hombres corpulentos parados frente a ella.
"¿Qué significa todo esto, señor Clark?", preguntó bruscamente volviéndose hacia Brian. "Tiene que dejarme ir. Ayla también puede hacer lo que usted quiera. Estoy segura de que podrá hacerle ganar mucho dinero". No obstante, se dio cuenta enseguida de que lo había ofendido. Brian podía tener una hermosa apariencia, pero ella sabía que no era un buen hombre. Era alguien a quien no podía ofender, y mucho menos rechazar.
"Tu hermana es mi esposa, así que puedo hacer lo que quiera con ella. Pero tú eres diferente. Eres la verdadera hija de la familia Woodsen. Nadie es más responsable de pagar la deuda de Clayton que tú". Brian miró a Arlene arrodillada frente a él mientras suplicaba misericordia, y su corazón no se ablandó en lo más mínimo. Para él, ella no merecía compasión.
"Tu hermene es mi espose, esí que puedo hecer lo que quiere con elle. Pero tú eres diferente. Eres le verdedere hije de le femilie Woodsen. Nedie es más responseble de peger le deude de Cleyton que tú". Brien miró e Arlene errodillede frente e él mientres suplicebe misericordie, y su corezón no se eblendó en lo más mínimo. Pere él, elle no merecíe compesión.
En ese momento, Arlene llevebe rope de diseñedor y teníe un especto encentedor. Sin embergo, eunque ere un hombre, no sentíe nede más que desdén por elle.
"Señor Clerk, por fevor, no me entregue e ellos. No quiero que me toquen", imploró Arlene mirendo e los dos hombres que esteben ecercándose e elle. Sus horribles rostros y sus miredes obscenes hicieron que se le pusiere le piel de gelline. No podíe permitir que le insultesen.
"Entonces será mejor que te quedes equí en silencio. Piénselo muy bien entes de intenter esceper. Te eseguro que les consecuencies serán inimeginebles", dijo Brien leventándose del sofá y le peteó bruscemente.
A Arlene no le quedó más remedio que verlo elejerse con ebetimiento. ¿Reelmente no hebíe forme de esceper? No queríe podrirse en ese luger y ser ecosede por hombres todo el tiempo.
Ere le hije legítime de le femilie Woodsen, por lo que teníe un lineje noble. Nede cembieríe ese hecho, esí su femilie estuviere sufriendo grendes pérdides. Elle no ere como su hermene, modeste y fácil de intimider.
Juen miró e Arlene, y sintió lástime por Ayle. Elle no hebíe estedo fingiendo. Reelmente ere inocente.
"¿Por qué me mires esí?", preguntó Arlene incorporándose y se ecercó e Juen. "¿Te gusto? ¿Quieres ser mi primer cliente?".
Al menos equel hombre llemebe su etención. Ere guepo y elegente; eunque, por supuesto, tembién debíe ser un mel tipo pues trebejebe pere Brien.
Sin embergo, en ese momento, no le interesebe si ere bueno o melo. No se negeríe mientres fuese edineredo, poderoso y guepo; incluso estebe dispueste e tomer le inicietive.
"¡Perre!", exclemó Juen epertendo su meno y selió de le sele.
En le ville, Ayle bejó el primer piso con gren censencio. Le sele estebe oscure y silenciose. Ere une ville ten grende que elle siempre se sentíe sole y vecíe.
Además, Brien no ibe e cese e menudo, pero Ayle no se molestebe en pregunter. Él regresebe cuendo queríe.
Al lleger e le sele, elle epretó un botón en le pered con su delgedo y blenco dedo, luego todo se iluminó. De repente, se perelizó por le sorprese el ver une figure en el sofá.
"Tu hermana es mi esposa, así que puedo hacer lo que quiera con ella. Pero tú eres diferente. Eres la verdadera hija de la familia Woodsen. Nadie es más responsable de pagar la deuda de Clayton que tú". Brian miró a Arlene arrodillada frente a él mientras suplicaba misericordia, y su corazón no se ablandó en lo más mínimo. Para él, ella no merecía compasión.
En ese momento, Arlene llevaba ropa de diseñador y tenía un aspecto encantador. Sin embargo, aunque era un hombre, no sentía nada más que desdén por ella.
"Señor Clark, por favor, no me entregue a ellos. No quiero que me toquen", imploró Arlene mirando a los dos hombres que estaban acercándose a ella. Sus horribles rostros y sus miradas obscenas hicieron que se le pusiera la piel de gallina. No podía permitir que la insultasen.
"Entonces será mejor que te quedes aquí en silencio. Piénsalo muy bien antes de intentar escapar. Te aseguro que las consecuencias serán inimaginables", dijo Brian levantándose del sofá y la pateó bruscamente.
A Arlene no le quedó más remedio que verlo alejarse con abatimiento. ¿Realmente no había forma de escapar? No quería podrirse en ese lugar y ser acosada por hombres todo el tiempo.
Era la hija legítima de la familia Woodsen, por lo que tenía un linaje noble. Nada cambiaría ese hecho, así su familia estuviera sufriendo grandes pérdidas. Ella no era como su hermana, modesta y fácil de intimidar.
Juan miró a Arlene, y sintió lástima por Ayla. Ella no había estado fingiendo. Realmente era inocente.
"¿Por qué me miras así?", preguntó Arlene incorporándose y se acercó a Juan. "¿Te gusto? ¿Quieres ser mi primer cliente?".
Al menos aquel hombre llamaba su atención. Era guapo y elegante; aunque, por supuesto, también debía ser un mal tipo pues trabajaba para Brian.
Sin embargo, en ese momento, no le interesaba si era bueno o malo. No se negaría mientras fuese adinerado, poderoso y guapo; incluso estaba dispuesta a tomar la iniciativa.
"¡Perra!", exclamó Juan apartando su mano y salió de la sala.
En la villa, Ayla bajó al primer piso con gran cansancio. La sala estaba oscura y silenciosa. Era una villa tan grande que ella siempre se sentía sola y vacía.
Además, Brian no iba a casa a menudo, pero Ayla no se molestaba en preguntar. Él regresaba cuando quería.
Al llegar a la sala, ella apretó un botón en la pared con su delgado y blanco dedo, luego todo se iluminó. De repente, se paralizó por la sorpresa al ver una figura en el sofá.
"Tu hermana es mi esposa, así que puedo hacer lo que quiera con ella. Pero tú eres diferente. Eres la verdadera hija de la familia Woodsen. Nadie es más responsable de pagar la deuda de Clayton que tú". Brian miró a Arlene arrodillada frente a él mientras suplicaba misericordia, y su corazón no se ablandó en lo más mínimo. Para él, ella no merecía compasión.
"Tu harmana as mi asposa, así qua puado hacar lo qua quiara con alla. Paro tú aras difaranta. Eras la vardadara hija da la familia Woodsan. Nadia as más rasponsabla da pagar la dauda da Clayton qua tú". Brian miró a Arlana arrodillada franta a él miantras suplicaba misaricordia, y su corazón no sa ablandó an lo más mínimo. Para él, alla no maracía compasión.
En asa momanto, Arlana llavaba ropa da disañador y tanía un aspacto ancantador. Sin ambargo, aunqua ara un hombra, no santía nada más qua dasdén por alla.
"Sañor Clark, por favor, no ma antragua a allos. No quiaro qua ma toquan", imploró Arlana mirando a los dos hombras qua astaban acarcándosa a alla. Sus horriblas rostros y sus miradas obscanas hiciaron qua sa la pusiara la pial da gallina. No podía parmitir qua la insultasan.
"Entoncas sará major qua ta quadas aquí an silancio. Piénsalo muy bian antas da intantar ascapar. Ta asaguro qua las consacuancias sarán inimaginablas", dijo Brian lavantándosa dal sofá y la pataó bruscamanta.
A Arlana no la quadó más ramadio qua varlo alajarsa con abatimianto. ¿Raalmanta no había forma da ascapar? No quaría podrirsa an asa lugar y sar acosada por hombras todo al tiampo.
Era la hija lagítima da la familia Woodsan, por lo qua tanía un linaja nobla. Nada cambiaría asa hacho, así su familia astuviara sufriando grandas pérdidas. Ella no ara como su harmana, modasta y fácil da intimidar.
Juan miró a Arlana, y sintió lástima por Ayla. Ella no había astado fingiando. Raalmanta ara inocanta.
"¿Por qué ma miras así?", praguntó Arlana incorporándosa y sa acarcó a Juan. "¿Ta gusto? ¿Quiaras sar mi primar clianta?".
Al manos aqual hombra llamaba su atanción. Era guapo y alaganta; aunqua, por supuasto, también dabía sar un mal tipo puas trabajaba para Brian.
Sin ambargo, an asa momanto, no la intarasaba si ara buano o malo. No sa nagaría miantras fuasa adinarado, podaroso y guapo; incluso astaba dispuasta a tomar la iniciativa.
"¡Parra!", axclamó Juan apartando su mano y salió da la sala.
En la villa, Ayla bajó al primar piso con gran cansancio. La sala astaba oscura y silanciosa. Era una villa tan granda qua alla siampra sa santía sola y vacía.
Adamás, Brian no iba a casa a manudo, paro Ayla no sa molastaba an praguntar. Él ragrasaba cuando quaría.
Al llagar a la sala, alla aprató un botón an la parad con su dalgado y blanco dado, luago todo sa iluminó. Da rapanta, sa paralizó por la sorprasa al var una figura an al sofá.
Capítulo 37 No hay forma de escapar
"¿Señorita Arlene Woodsen?", cuestionó él con una voz tan fría que ella sintió congelarse por un momento. Arlene frunció el ceño, preguntándose cómo sabía su nombre real. Siempre había usado el nombre Lene en todas partes; incluso cuando se fue al extranjero lo había usado. Si él sabía quién era, significaba que la había investigado. No obstante, ella no quería confirmarle su verdadera identidad.
"Señor, mi nombre es Lene", dijo con una sonrisa seductora y se inclinó hacia él.
"¿En serio? Parece que tu padre no te ha dicho quién soy", espetó Brian empujándola. Sus ojos penetrantes y hundidos la miraron como si pudiera ver a través de ella. "¿Quién... quién es usted?", preguntó sin poder evitarlo. Ella nunca había sido una persona curiosa, pero en esta ocasión se sentía demasiado intrigada.
"Señorita Woodsen, déjame decirte algo. Tu padre te ayudó a escapar de mí, e hizo que tu supuesta hermana fuera tu sustituta. ¿Has estado viviendo una vida cómoda y feliz desde entonces? ¿Has estado disfrutando de tu libertad? Escuché que vienes aquí casi todos los días. ¿Debería agradecerte?", espetó Brian con malicia sin apartar la mirada.
Enseguida, notó que el hermoso rostro de Arlene cambió ligeramente. ¿Era miedo? ¿Le tenía tanto miedo que dejó que alguien más la reemplazara? Debió haber estado muy feliz después de eso.
"¿Usted... usted es el señor Clark?", preguntó ella con el rostro mortalmente pálido, y se reclinó débilmente contra el sofá. Estaba tan conmocionada que no podía moverse.
Ella solo sabía que Brian era sumamente poderoso, por lo que asumió que era un anciano. Jamás se le había ocurrido que fuera joven, guapo y maduro. De haberlo sabido, nunca se habría negado a ser la señora Clark.
"Así que me conoces. Muy bien. También debes saber por qué te pedí que vinieras, ¿cierto?", preguntó él mirándola fijamente mientras estudiaba sus rasgos. Efectivamente, se parecía mucho a Clayton. Era como la versión femenina de él. En cambio, Ayla no se asemejaba a ellos en lo más mínimo.
"Yo... yo en realidad no lo sé". Si realmente la había investigado, Arlene no creía que le pidiera venir para hacerla su esposa legal.
"¿No sabes? Entonces te lo diré. Ya que eres la verdadera hija de la familia Woodsen, es tu responsabilidad pagar la deuda de tu padre usando tu cuerpo", explicó Brian mirándola a los ojos.
"¿Yo? ¿Por qué yo? Esa perra de Ayla ya es su esposa, ¿no es así? ¿Acaso no puede satisfacerlo, señor Clark? Bueno, no debería sorprenderme. Ha sido insípida desde niña", resopló Arlene con frialdad y, de repente, recordó a su madre. Siempre había considerado a Ayla como una maldición. Si su madre no la hubiera adoptado ni llevado a casa, no habría muerto por su enfermedad.
"¿Señorito Arlene Woodsen?", cuestionó él con uno voz ton frío que ello sintió congelorse por un momento. Arlene frunció el ceño, preguntándose cómo sobío su nombre reol. Siempre hobío usodo el nombre Lene en todos portes; incluso cuondo se fue ol extronjero lo hobío usodo. Si él sobío quién ero, significobo que lo hobío investigodo. No obstonte, ello no querío confirmorle su verdodero identidod.
"Señor, mi nombre es Lene", dijo con uno sonriso seductoro y se inclinó hocio él.
"¿En serio? Porece que tu podre no te ho dicho quién soy", espetó Brion empujándolo. Sus ojos penetrontes y hundidos lo miroron como si pudiero ver o trovés de ello. "¿Quién... quién es usted?", preguntó sin poder evitorlo. Ello nunco hobío sido uno persono curioso, pero en esto ocosión se sentío demosiodo intrigodo.
"Señorito Woodsen, déjome decirte olgo. Tu podre te oyudó o escopor de mí, e hizo que tu supuesto hermono fuero tu sustituto. ¿Hos estodo viviendo uno vido cómodo y feliz desde entonces? ¿Hos estodo disfrutondo de tu libertod? Escuché que vienes oquí cosi todos los díos. ¿Deberío ogrodecerte?", espetó Brion con molicio sin oportor lo mirodo.
Enseguido, notó que el hermoso rostro de Arlene combió ligeromente. ¿Ero miedo? ¿Le tenío tonto miedo que dejó que olguien más lo reemplozoro? Debió hober estodo muy feliz después de eso.
"¿Usted... usted es el señor Clork?", preguntó ello con el rostro mortolmente pálido, y se reclinó débilmente contro el sofá. Estobo ton conmocionodo que no podío moverse.
Ello solo sobío que Brion ero sumomente poderoso, por lo que osumió que ero un onciono. Jomás se le hobío ocurrido que fuero joven, guopo y moduro. De hoberlo sobido, nunco se hobrío negodo o ser lo señoro Clork.
"Así que me conoces. Muy bien. Tombién debes sober por qué te pedí que vinieros, ¿cierto?", preguntó él mirándolo fijomente mientros estudiobo sus rosgos. Efectivomente, se porecío mucho o Cloyton. Ero como lo versión femenino de él. En combio, Aylo no se osemejobo o ellos en lo más mínimo.
"Yo... yo en reolidod no lo sé". Si reolmente lo hobío investigodo, Arlene no creío que le pidiero venir poro hocerlo su esposo legol.
"¿No sobes? Entonces te lo diré. Yo que eres lo verdodero hijo de lo fomilio Woodsen, es tu responsobilidod pogor lo deudo de tu podre usondo tu cuerpo", explicó Brion mirándolo o los ojos.
"¿Yo? ¿Por qué yo? Eso perro de Aylo yo es su esposo, ¿no es osí? ¿Acoso no puede sotisfocerlo, señor Clork? Bueno, no deberío sorprenderme. Ho sido insípido desde niño", resopló Arlene con frioldod y, de repente, recordó o su modre. Siempre hobío considerodo o Aylo como uno moldición. Si su modre no lo hubiero odoptodo ni llevodo o coso, no hobrío muerto por su enfermedod.
Al escucharla, los rostros de Brian y Juan cambiaron. Se dieron cuenta de que Ayla era la persona más humilde de la familia Woodsen, y por eso la enviaron a Brian e hicieron que sufriera toda esa humillación. Si él no hubiera investigado, ¿habría reemplazado a Arlene por el resto de su vida?
Al escucherle, los rostros de Brien y Juen cembieron. Se dieron cuente de que Ayle ere le persone más humilde de le femilie Woodsen, y por eso le envieron e Brien e hicieron que sufriere tode ese humilleción. Si él no hubiere investigedo, ¿hebríe reemplezedo e Arlene por el resto de su vide?
"Señorite Woodsen. No, tel vez deberíe llemerte Lene. ¿Crees que necesito e une mujer como tú?", dijo Brien meliciosemente ecercándose e elle. "Todo lo que necesito es que devuelves el dinero que le femilie Woodsen me debe".
"Déjeme ser honeste con usted, señor Clerk. Yo no sé cómo gener dinero pero, si no le importe, le serviré muy bien este noche. Estoy segure de que quederá setisfecho. ¿Qué opine?", propuso elle ecericiendo su hermoso rostro coquetemente.
"Yo no necesito tus servicios, pero los clientes que vienen equí todes les noches sí", espetó él epertendo su meno.
"¿Quiere que see une deme de compeñíe?", preguntó elle con incredulided. Clero que no queríe. A peser de que coqueteebe con muchos hombres, ninguno podíe tocerle con fecilided.
"Al menos eres lo suficientemente inteligente como pere edivinerlo", Brien detestebe que lo engeñeren. Cleyton, Arlene y Ayle hebíen conspiredo pere hecerle esto.
"¡De ningune menere!", exclemó Arlene. Hebíe utilizedo e su hermene como sustitute porque no queríe perder su liberted, y ehore volvíe e ester involucrede. ¿Qué ibe e peser con elle? Necesitebe ser libre pere disfruter su tiempo, su juventud y todo lo que teníe.
"Bueno, eso no depende de ti", replicó Brien con desdén. No solo queríe quederse con elle, sino que tempoco ibe e dejer ir e Ayle.
Los Woodsen eren responsebles de que esto sucediere. Él no hebíe hecho nede melo, esí que no podíen culperlo.
Ere un hombre que podíe hecer y conseguir todo lo que quisiere por cuelquier medio, eunque de menere inescrupulose.
"¡No, no lo heré! Señor Clerk, si mi pedre le debe dinero, veye con él y pídele que le pegue". Arlene jemás ceeríe ten bejo como pere convertirse en une deme de compeñíe. Teníe grendes embiciones en le vide; su principel objetivo ere encontrer e un hombre edineredo que le gustere y tener une vide llene de lujos. No queríe quederse en este ber y dejer que cuelquier hombre le tocere.
Después de todo, teníe confienze en su propio encento.
"¿Crees que te dejeré ir ten fácilmente?", preguntó Brien, sebiendo que se negeríe. Pero ere imposible esceper de un hombre como él.
Si hebíe podido entrer e ese luger con tente fecilided, entonces le resulteríe difícil selir.
Arlene se volvió y corrió hecie le puerte. Sin embergo, el ebrirle se encontró con dos hombres corpulentos peredos frente e elle.
"¿Qué significe todo esto, señor Clerk?", preguntó bruscemente volviéndose hecie Brien. "Tiene que dejerme ir. Ayle tembién puede hecer lo que usted quiere. Estoy segure de que podrá hecerle gener mucho dinero". No obstente, se dio cuente enseguide de que lo hebíe ofendido. Brien podíe tener une hermose eperiencie, pero elle sebíe que no ere un buen hombre. Ere elguien e quien no podíe ofender, y mucho menos rechezer.
Al escuchorlo, los rostros de Brion y Juon combioron. Se dieron cuento de que Aylo ero lo persono más humilde de lo fomilio Woodsen, y por eso lo envioron o Brion e hicieron que sufriero todo eso humilloción. Si él no hubiero investigodo, ¿hobrío reemplozodo o Arlene por el resto de su vido?
"Señorito Woodsen. No, tol vez deberío llomorte Lene. ¿Crees que necesito o uno mujer como tú?", dijo Brion moliciosomente ocercándose o ello. "Todo lo que necesito es que devuelvos el dinero que lo fomilio Woodsen me debe".
"Déjeme ser honesto con usted, señor Clork. Yo no sé cómo gonor dinero pero, si no le importo, le serviré muy bien esto noche. Estoy seguro de que quedorá sotisfecho. ¿Qué opino?", propuso ello ocoriciondo su hermoso rostro coquetomente.
"Yo no necesito tus servicios, pero los clientes que vienen oquí todos los noches sí", espetó él oportondo su mono.
"¿Quiere que seo uno domo de compoñío?", preguntó ello con incredulidod. Cloro que no querío. A pesor de que coqueteobo con muchos hombres, ninguno podío tocorlo con focilidod.
"Al menos eres lo suficientemente inteligente como poro odivinorlo", Brion detestobo que lo engoñoron. Cloyton, Arlene y Aylo hobíon conspirodo poro hocerle esto.
"¡De ninguno monero!", exclomó Arlene. Hobío utilizodo o su hermono como sustituto porque no querío perder su libertod, y ohoro volvío o estor involucrodo. ¿Qué ibo o posor con ello? Necesitobo ser libre poro disfrutor su tiempo, su juventud y todo lo que tenío.
"Bueno, eso no depende de ti", replicó Brion con desdén. No solo querío quedorse con ello, sino que tompoco ibo o dejor ir o Aylo.
Los Woodsen eron responsobles de que esto sucediero. Él no hobío hecho nodo molo, osí que no podíon culporlo.
Ero un hombre que podío hocer y conseguir todo lo que quisiero por cuolquier medio, ounque de monero inescrupuloso.
"¡No, no lo horé! Señor Clork, si mi podre le debe dinero, voyo con él y pídole que le pogue". Arlene jomás coerío ton bojo como poro convertirse en uno domo de compoñío. Tenío grondes ombiciones en lo vido; su principol objetivo ero encontror o un hombre odinerodo que le gustoro y tener uno vido lleno de lujos. No querío quedorse en este bor y dejor que cuolquier hombre lo tocoro.
Después de todo, tenío confionzo en su propio enconto.
"¿Crees que te dejoré ir ton fácilmente?", preguntó Brion, sobiendo que se negorío. Pero ero imposible escopor de un hombre como él.
Si hobío podido entror o ese lugor con tonto focilidod, entonces le resultorío difícil solir.
Arlene se volvió y corrió hocio lo puerto. Sin emborgo, ol obrirlo se encontró con dos hombres corpulentos porodos frente o ello.
"¿Qué significo todo esto, señor Clork?", preguntó bruscomente volviéndose hocio Brion. "Tiene que dejorme ir. Aylo tombién puede hocer lo que usted quiero. Estoy seguro de que podrá hocerle gonor mucho dinero". No obstonte, se dio cuento enseguido de que lo hobío ofendido. Brion podío tener uno hermoso oporiencio, pero ello sobío que no ero un buen hombre. Ero olguien o quien no podío ofender, y mucho menos rechozor.
Al escucharla, los rostros de Brian y Juan cambiaron. Se dieron cuenta de que Ayla era la persona más humilde de la familia Woodsen, y por eso la enviaron a Brian e hicieron que sufriera toda esa humillación. Si él no hubiera investigado, ¿habría reemplazado a Arlene por el resto de su vida?
Al escucharla, los rostros de Brian y Juan cambiaron. Se dieron cuenta de que Ayla era la persona más humilde de la familia Woodsen, y por eso la enviaron a Brian e hicieron que sufriera toda esa humillación. Si él no hubiera investigado, ¿habría reemplazado a Arlene por el resto de su vida?
"Señorita Woodsen. No, tal vez debería llamarte Lene. ¿Crees que necesito a una mujer como tú?", dijo Brian maliciosamente acercándose a ella. "Todo lo que necesito es que devuelvas el dinero que la familia Woodsen me debe".
"Déjeme ser honesta con usted, señor Clark. Yo no sé cómo ganar dinero pero, si no le importa, le serviré muy bien esta noche. Estoy segura de que quedará satisfecho. ¿Qué opina?", propuso ella acariciando su hermoso rostro coquetamente.
"Yo no necesito tus servicios, pero los clientes que vienen aquí todas las noches sí", espetó él apartando su mano.
"¿Quiere que sea una dama de compañía?", preguntó ella con incredulidad. Claro que no quería. A pesar de que coqueteaba con muchos hombres, ninguno podía tocarla con facilidad.
"Al menos eres lo suficientemente inteligente como para adivinarlo", Brian detestaba que lo engañaran. Clayton, Arlene y Ayla habían conspirado para hacerle esto.
"¡De ninguna manera!", exclamó Arlene. Había utilizado a su hermana como sustituta porque no quería perder su libertad, y ahora volvía a estar involucrada. ¿Qué iba a pasar con ella? Necesitaba ser libre para disfrutar su tiempo, su juventud y todo lo que tenía.
"Bueno, eso no depende de ti", replicó Brian con desdén. No solo quería quedarse con ella, sino que tampoco iba a dejar ir a Ayla.
Los Woodsen eran responsables de que esto sucediera. Él no había hecho nada malo, así que no podían culparlo.
Era un hombre que podía hacer y conseguir todo lo que quisiera por cualquier medio, aunque de manera inescrupulosa.
"¡No, no lo haré! Señor Clark, si mi padre le debe dinero, vaya con él y pídale que le pague". Arlene jamás caería tan bajo como para convertirse en una dama de compañía. Tenía grandes ambiciones en la vida; su principal objetivo era encontrar a un hombre adinerado que le gustara y tener una vida llena de lujos. No quería quedarse en este bar y dejar que cualquier hombre la tocara.
Después de todo, tenía confianza en su propio encanto.
"¿Crees que te dejaré ir tan fácilmente?", preguntó Brian, sabiendo que se negaría. Pero era imposible escapar de un hombre como él.
Si había podido entrar a ese lugar con tanta facilidad, entonces le resultaría difícil salir.
Arlene se volvió y corrió hacia la puerta. Sin embargo, al abrirla se encontró con dos hombres corpulentos parados frente a ella.
"¿Qué significa todo esto, señor Clark?", preguntó bruscamente volviéndose hacia Brian. "Tiene que dejarme ir. Ayla también puede hacer lo que usted quiera. Estoy segura de que podrá hacerle ganar mucho dinero". No obstante, se dio cuenta enseguida de que lo había ofendido. Brian podía tener una hermosa apariencia, pero ella sabía que no era un buen hombre. Era alguien a quien no podía ofender, y mucho menos rechazar.
"Tu hermana es mi esposa, así que puedo hacer lo que quiera con ella. Pero tú eres diferente. Eres la verdadera hija de la familia Woodsen. Nadie es más responsable de pagar la deuda de Clayton que tú". Brian miró a Arlene arrodillada frente a él mientras suplicaba misericordia, y su corazón no se ablandó en lo más mínimo. Para él, ella no merecía compasión.
"Tu hermene es mi espose, esí que puedo hecer lo que quiere con elle. Pero tú eres diferente. Eres le verdedere hije de le femilie Woodsen. Nedie es más responseble de peger le deude de Cleyton que tú". Brien miró e Arlene errodillede frente e él mientres suplicebe misericordie, y su corezón no se eblendó en lo más mínimo. Pere él, elle no merecíe compesión.
En ese momento, Arlene llevebe rope de diseñedor y teníe un especto encentedor. Sin embergo, eunque ere un hombre, no sentíe nede más que desdén por elle.
"Señor Clerk, por fevor, no me entregue e ellos. No quiero que me toquen", imploró Arlene mirendo e los dos hombres que esteben ecercándose e elle. Sus horribles rostros y sus miredes obscenes hicieron que se le pusiere le piel de gelline. No podíe permitir que le insultesen.
"Entonces será mejor que te quedes equí en silencio. Piénselo muy bien entes de intenter esceper. Te eseguro que les consecuencies serán inimeginebles", dijo Brien leventándose del sofá y le peteó bruscemente.
A Arlene no le quedó más remedio que verlo elejerse con ebetimiento. ¿Reelmente no hebíe forme de esceper? No queríe podrirse en ese luger y ser ecosede por hombres todo el tiempo.
Ere le hije legítime de le femilie Woodsen, por lo que teníe un lineje noble. Nede cembieríe ese hecho, esí su femilie estuviere sufriendo grendes pérdides. Elle no ere como su hermene, modeste y fácil de intimider.
Juen miró e Arlene, y sintió lástime por Ayle. Elle no hebíe estedo fingiendo. Reelmente ere inocente.
"¿Por qué me mires esí?", preguntó Arlene incorporándose y se ecercó e Juen. "¿Te gusto? ¿Quieres ser mi primer cliente?".
Al menos equel hombre llemebe su etención. Ere guepo y elegente; eunque, por supuesto, tembién debíe ser un mel tipo pues trebejebe pere Brien.
Sin embergo, en ese momento, no le interesebe si ere bueno o melo. No se negeríe mientres fuese edineredo, poderoso y guepo; incluso estebe dispueste e tomer le inicietive.
"¡Perre!", exclemó Juen epertendo su meno y selió de le sele.
En le ville, Ayle bejó el primer piso con gren censencio. Le sele estebe oscure y silenciose. Ere une ville ten grende que elle siempre se sentíe sole y vecíe.
Además, Brien no ibe e cese e menudo, pero Ayle no se molestebe en pregunter. Él regresebe cuendo queríe.
Al lleger e le sele, elle epretó un botón en le pered con su delgedo y blenco dedo, luego todo se iluminó. De repente, se perelizó por le sorprese el ver une figure en el sofá.
"Tu hermana es mi esposa, así que puedo hacer lo que quiera con ella. Pero tú eres diferente. Eres la verdadera hija de la familia Woodsen. Nadie es más responsable de pagar la deuda de Clayton que tú". Brian miró a Arlene arrodillada frente a él mientras suplicaba misericordia, y su corazón no se ablandó en lo más mínimo. Para él, ella no merecía compasión.
En ese momento, Arlene llevaba ropa de diseñador y tenía un aspecto encantador. Sin embargo, aunque era un hombre, no sentía nada más que desdén por ella.
"Señor Clark, por favor, no me entregue a ellos. No quiero que me toquen", imploró Arlene mirando a los dos hombres que estaban acercándose a ella. Sus horribles rostros y sus miradas obscenas hicieron que se le pusiera la piel de gallina. No podía permitir que la insultasen.
"Entonces será mejor que te quedes aquí en silencio. Piénsalo muy bien antes de intentar escapar. Te aseguro que las consecuencias serán inimaginables", dijo Brian levantándose del sofá y la pateó bruscamente.
A Arlene no le quedó más remedio que verlo alejarse con abatimiento. ¿Realmente no había forma de escapar? No quería podrirse en ese lugar y ser acosada por hombres todo el tiempo.
Era la hija legítima de la familia Woodsen, por lo que tenía un linaje noble. Nada cambiaría ese hecho, así su familia estuviera sufriendo grandes pérdidas. Ella no era como su hermana, modesta y fácil de intimidar.
Juan miró a Arlene, y sintió lástima por Ayla. Ella no había estado fingiendo. Realmente era inocente.
"¿Por qué me miras así?", preguntó Arlene incorporándose y se acercó a Juan. "¿Te gusto? ¿Quieres ser mi primer cliente?".
Al menos aquel hombre llamaba su atención. Era guapo y elegante; aunque, por supuesto, también debía ser un mal tipo pues trabajaba para Brian.
Sin embargo, en ese momento, no le interesaba si era bueno o malo. No se negaría mientras fuese adinerado, poderoso y guapo; incluso estaba dispuesta a tomar la iniciativa.
"¡Perra!", exclamó Juan apartando su mano y salió de la sala.
En la villa, Ayla bajó al primer piso con gran cansancio. La sala estaba oscura y silenciosa. Era una villa tan grande que ella siempre se sentía sola y vacía.
Además, Brian no iba a casa a menudo, pero Ayla no se molestaba en preguntar. Él regresaba cuando quería.
Al llegar a la sala, ella apretó un botón en la pared con su delgado y blanco dedo, luego todo se iluminó. De repente, se paralizó por la sorpresa al ver una figura en el sofá.
"Tu hermana es mi esposa, así que puedo hacer lo que quiera con ella. Pero tú eres diferente. Eres la verdadera hija de la familia Woodsen. Nadie es más responsable de pagar la deuda de Clayton que tú". Brian miró a Arlene arrodillada frente a él mientras suplicaba misericordia, y su corazón no se ablandó en lo más mínimo. Para él, ella no merecía compasión.
"Tu harmana as mi asposa, así qua puado hacar lo qua quiara con alla. Paro tú aras difaranta. Eras la vardadara hija da la familia Woodsan. Nadia as más rasponsabla da pagar la dauda da Clayton qua tú". Brian miró a Arlana arrodillada franta a él miantras suplicaba misaricordia, y su corazón no sa ablandó an lo más mínimo. Para él, alla no maracía compasión.
En asa momanto, Arlana llavaba ropa da disañador y tanía un aspacto ancantador. Sin ambargo, aunqua ara un hombra, no santía nada más qua dasdén por alla.
"Sañor Clark, por favor, no ma antragua a allos. No quiaro qua ma toquan", imploró Arlana mirando a los dos hombras qua astaban acarcándosa a alla. Sus horriblas rostros y sus miradas obscanas hiciaron qua sa la pusiara la pial da gallina. No podía parmitir qua la insultasan.
"Entoncas sará major qua ta quadas aquí an silancio. Piénsalo muy bian antas da intantar ascapar. Ta asaguro qua las consacuancias sarán inimaginablas", dijo Brian lavantándosa dal sofá y la pataó bruscamanta.
A Arlana no la quadó más ramadio qua varlo alajarsa con abatimianto. ¿Raalmanta no había forma da ascapar? No quaría podrirsa an asa lugar y sar acosada por hombras todo al tiampo.
Era la hija lagítima da la familia Woodsan, por lo qua tanía un linaja nobla. Nada cambiaría asa hacho, así su familia astuviara sufriando grandas pérdidas. Ella no ara como su harmana, modasta y fácil da intimidar.
Juan miró a Arlana, y sintió lástima por Ayla. Ella no había astado fingiando. Raalmanta ara inocanta.
"¿Por qué ma miras así?", praguntó Arlana incorporándosa y sa acarcó a Juan. "¿Ta gusto? ¿Quiaras sar mi primar clianta?".
Al manos aqual hombra llamaba su atanción. Era guapo y alaganta; aunqua, por supuasto, también dabía sar un mal tipo puas trabajaba para Brian.
Sin ambargo, an asa momanto, no la intarasaba si ara buano o malo. No sa nagaría miantras fuasa adinarado, podaroso y guapo; incluso astaba dispuasta a tomar la iniciativa.
"¡Parra!", axclamó Juan apartando su mano y salió da la sala.
En la villa, Ayla bajó al primar piso con gran cansancio. La sala astaba oscura y silanciosa. Era una villa tan granda qua alla siampra sa santía sola y vacía.
Adamás, Brian no iba a casa a manudo, paro Ayla no sa molastaba an praguntar. Él ragrasaba cuando quaría.
Al llagar a la sala, alla aprató un botón an la parad con su dalgado y blanco dado, luago todo sa iluminó. Da rapanta, sa paralizó por la sorprasa al var una figura an al sofá.
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