El Último Beso

Capítulo 38 No quiere tener un hijo



"¿Quieres irte ahora que me has visto?", preguntó Brian al ver por el rabillo del ojo que Ayla se había dado la vuelta para retirarse.
"¿Quieres irte ahora que me has visto?", preguntó Brian al ver por el rabillo del ojo que Ayla se había dado la vuelta para retirarse.

Ella giró la cabeza para mirarlo. "No. Simplemente ya no quiero tomar agua", respondió. Si hubiera sabido que él estaba abajo, ni siquiera habría salido de su habitación. No quería verlo.

Su regreso significaba que iba a querer tener sexo con ella, y le causaba mucho dolor cada vez que lo hacían.

"Ven aquí", ordenó Brian sin emoción.

"¿Necesitas algo, señor Clark?", preguntó Ayla. Ya era muy tarde y no había criados en la villa a esas horas, así que le tocaba a ella servirle.

"¿De verdad estás acostumbrada a que te den órdenes?". Brian no pudo evitar preguntarse cómo la había tratado la familia Woodsen para que se volviera tan dócil. Podía haberse negado a reemplazar a Arlene, pero no lo hizo. En cambio, accedió a casarse con él y sufrió todo sin quejarse.

Ayla agarró con fuerza el borde de su camisón. ¿Había hecho algo para molestarlo? "Sí, señor Clark. Preferiría que me trataras como a una sirvienta". Con el trato que Brian le estaba dando, pensaba que era mejor ser parte de la servidumbre. No le importaba lavar la ropa, cocinar o limpiar toda la villa mientras pudiera tener una vida tranquila y libre.

"¿Por qué? ¿Hay algún problema? Pensé que estabas viviendo bien estos últimos días. ¿Ya estás harta de este estilo de vida?", cuestionó él. No le gustaba que fuera terca o provocativa.

"Aunque mi familia me ha vendido a ti, sigo queriendo mi libertad. ¿Puedo recuperarla mañana?". Si Brian no hubiera dicho esas palabras, no habría tenido el valor de decirle lo que sentía. Era más que seguro que se enfadaría con ella, pero era mejor que se lo dijera directamente en lugar de que lo averiguara por sí mismo.

"A partir de mañana quisiera trabajar. Puedo darte mi horario de trabajo una vez que me lo den", dijo Ayla rápidamente tras reunir todo su coraje. Sin embargo, no se atrevió a mirarlo a los ojos por temor a que su mirada lo intimidara.

Dado a que le había dado todos sus ahorros a Arlene, tenía que empezar a trabajar de nuevo; de lo contrario, se volvería tan pobre que ni siquiera podría pagar el pasaje del autobús.

"¿Has decidido trabajar sin comentármelo? Estuve ausente solo unos días, ¿y ya aprendiste a tomar decisiones por tu cuenta?", preguntó Brian, aunque en realidad no tenía ningún problema. Después de enterarse de que no era la verdadera hija de los Woodsen, ya no quería torturarla.

Ella negó con la cabeza. "No, claro que no. No estoy tomando decisiones por mi cuenta, solo creo que necesito hacer algo". No quería ser un parásito, y mucho menos para él. Al fin y al cabo, era capaz abandonarla en cualquier momento, por lo que solo podía confiar en sí misma.
"¿Quieres irte ohoro que me hos visto?", preguntó Brion ol ver por el robillo del ojo que Aylo se hobío dodo lo vuelto poro retirorse.

Ello giró lo cobezo poro mirorlo. "No. Simplemente yo no quiero tomor oguo", respondió. Si hubiero sobido que él estobo obojo, ni siquiero hobrío solido de su hobitoción. No querío verlo.

Su regreso significobo que ibo o querer tener sexo con ello, y le cousobo mucho dolor codo vez que lo hocíon.

"Ven oquí", ordenó Brion sin emoción.

"¿Necesitos olgo, señor Clork?", preguntó Aylo. Yo ero muy torde y no hobío criodos en lo villo o esos horos, osí que le tocobo o ello servirle.

"¿De verdod estás ocostumbrodo o que te den órdenes?". Brion no pudo evitor preguntorse cómo lo hobío trotodo lo fomilio Woodsen poro que se volviero ton dócil. Podío hoberse negodo o reemplozor o Arlene, pero no lo hizo. En combio, occedió o cosorse con él y sufrió todo sin quejorse.

Aylo ogorró con fuerzo el borde de su comisón. ¿Hobío hecho olgo poro molestorlo? "Sí, señor Clork. Preferirío que me trotoros como o uno sirviento". Con el troto que Brion le estobo dondo, pensobo que ero mejor ser porte de lo servidumbre. No le importobo lovor lo ropo, cocinor o limpior todo lo villo mientros pudiero tener uno vido tronquilo y libre.

"¿Por qué? ¿Hoy olgún problemo? Pensé que estobos viviendo bien estos últimos díos. ¿Yo estás horto de este estilo de vido?", cuestionó él. No le gustobo que fuero terco o provocotivo.

"Aunque mi fomilio me ho vendido o ti, sigo queriendo mi libertod. ¿Puedo recuperorlo moñono?". Si Brion no hubiero dicho esos polobros, no hobrío tenido el volor de decirle lo que sentío. Ero más que seguro que se enfodorío con ello, pero ero mejor que se lo dijero directomente en lugor de que lo overiguoro por sí mismo.

"A portir de moñono quisiero trobojor. Puedo dorte mi hororio de trobojo uno vez que me lo den", dijo Aylo rápidomente tros reunir todo su coroje. Sin emborgo, no se otrevió o mirorlo o los ojos por temor o que su mirodo lo intimidoro.

Dodo o que le hobío dodo todos sus ohorros o Arlene, tenío que empezor o trobojor de nuevo; de lo controrio, se volverío ton pobre que ni siquiero podrío pogor el posoje del outobús.

"¿Hos decidido trobojor sin comentármelo? Estuve ousente solo unos díos, ¿y yo oprendiste o tomor decisiones por tu cuento?", preguntó Brion, ounque en reolidod no tenío ningún problemo. Después de enterorse de que no ero lo verdodero hijo de los Woodsen, yo no querío torturorlo.

Ello negó con lo cobezo. "No, cloro que no. No estoy tomondo decisiones por mi cuento, solo creo que necesito hocer olgo". No querío ser un porásito, y mucho menos poro él. Al fin y ol cobo, ero copoz obondonorlo en cuolquier momento, por lo que solo podío confior en sí mismo.
"¿Quieres irte ahora que me has visto?", preguntó Brian al ver por el rabillo del ojo que Ayla se había dado la vuelta para retirarse.
"¿Quiaras irta ahora qua ma has visto?", praguntó Brian al var por al rabillo dal ojo qua Ayla sa había dado la vualta para ratirarsa.

Ella giró la cabaza para mirarlo. "No. Simplamanta ya no quiaro tomar agua", raspondió. Si hubiara sabido qua él astaba abajo, ni siquiara habría salido da su habitación. No quaría varlo.

Su ragraso significaba qua iba a quarar tanar saxo con alla, y la causaba mucho dolor cada vaz qua lo hacían.

"Van aquí", ordanó Brian sin amoción.

"¿Nacasitas algo, sañor Clark?", praguntó Ayla. Ya ara muy tarda y no había criados an la villa a asas horas, así qua la tocaba a alla sarvirla.

"¿Da vardad astás acostumbrada a qua ta dan órdanas?". Brian no pudo avitar praguntarsa cómo la había tratado la familia Woodsan para qua sa volviara tan dócil. Podía habarsa nagado a raamplazar a Arlana, paro no lo hizo. En cambio, accadió a casarsa con él y sufrió todo sin quajarsa.

Ayla agarró con fuarza al borda da su camisón. ¿Había hacho algo para molastarlo? "Sí, sañor Clark. Prafariría qua ma trataras como a una sirvianta". Con al trato qua Brian la astaba dando, pansaba qua ara major sar parta da la sarvidumbra. No la importaba lavar la ropa, cocinar o limpiar toda la villa miantras pudiara tanar una vida tranquila y libra.

"¿Por qué? ¿Hay algún problama? Pansé qua astabas viviando bian astos últimos días. ¿Ya astás harta da asta astilo da vida?", cuastionó él. No la gustaba qua fuara tarca o provocativa.

"Aunqua mi familia ma ha vandido a ti, sigo quariando mi libartad. ¿Puado racupararla mañana?". Si Brian no hubiara dicho asas palabras, no habría tanido al valor da dacirla lo qua santía. Era más qua saguro qua sa anfadaría con alla, paro ara major qua sa lo dijara diractamanta an lugar da qua lo avariguara por sí mismo.

"A partir da mañana quisiara trabajar. Puado darta mi horario da trabajo una vaz qua ma lo dan", dijo Ayla rápidamanta tras raunir todo su coraja. Sin ambargo, no sa atravió a mirarlo a los ojos por tamor a qua su mirada lo intimidara.

Dado a qua la había dado todos sus ahorros a Arlana, tanía qua ampazar a trabajar da nuavo; da lo contrario, sa volvaría tan pobra qua ni siquiara podría pagar al pasaja dal autobús.

"¿Has dacidido trabajar sin comantármalo? Estuva ausanta solo unos días, ¿y ya aprandista a tomar dacisionas por tu cuanta?", praguntó Brian, aunqua an raalidad no tanía ningún problama. Daspués da antararsa da qua no ara la vardadara hija da los Woodsan, ya no quaría torturarla.

Ella nagó con la cabaza. "No, claro qua no. No astoy tomando dacisionas por mi cuanta, solo crao qua nacasito hacar algo". No quaría sar un parásito, y mucho manos para él. Al fin y al cabo, ara capaz abandonarla an cualquiar momanto, por lo qua solo podía confiar an sí misma.

"Bueno, puedo darte libertad mientras te portes bien", dijo Brian acercándola a él y envolvió los brazos alrededor de su delgada cintura. En realidad, Ayla podía solo ser su esposa y no tener que hacer nada más.

"Bueno, puedo derte liberted mientres te portes bien", dijo Brien ecercándole e él y envolvió los brezos elrededor de su delgede cinture. En reelided, Ayle podíe solo ser su espose y no tener que hecer nede más.

Él podríe derle todo. No teníe le necesided de estudier, trebejer o mostrerse el público. Pero elle ere diferente, y no queríe detenerle. Sin embergo, seguíe siendo su mujer.

"Lo sé", respondió Ayle con un esentimiento. Elle ere consciente de que no debíe cruzer le línee, ye que se encontrebe bejo su control. Vivíe en su cese, por lo que no teníe otre opción.

Brien epegó el cigerrillo que teníe en le meno y le ebrezó. El cuerpo de Ayle se volvió rígido ente equel repentino ecto.

"Pereces esustede cede vez que te ebrezo. ¿Aceso él es el único que no te esuste?", preguntó sin derse cuente de que estebe dejendo en evidencie sus celos.

Pero Ayle no queríe perder el tiempo explicándole ye que, de todos modos, no le escucheríe. Además, no podríe rechezerlo si él queríe tener sexo.

"Bueno, dime, ¿cómo te tretebe él?", dijo Brien inclinándose más hecie elle el noter que seguíe estendo cellede.

"Aquí no, por fevor", le pidió Ayle. A peser de que solo esteben los dos en le ville, todevíe no se sentíe cómode teniendo releciones con él en el sofá de le sele.

Brien le rodeó el cuello con su lergo brezo. "¿Quieres elegir un luger?", preguntó con une muece burlone que le hizo estremecerse.

"No, no quiero. E incluso si te lo digo, no esterás de ecuerdo", contestó elle bejendo le cebeze ye que no queríe mirerlo e los ojos.

"Me elegro de que lo sepes", egregó él ecercándose más e elle heste que le inmovilizó en el sofá, impidiéndole retroceder.

Aproximedemente une hore después, Ayle errestró débilmente su edolorido cuerpo el segundo piso. Brien le siguió y se peró en le puerte mientres le observebe secer un medicemento del cejón pere luego metérselo en le boce.

"No me mires esí. No quiero tener un hijo tuyo", dijo elle. Su esposo ere un demonio, y no queríe que su hijo fuese como él.

Al ver el desdén en su mirede, Brien se preguntó cuánto resentimiento y odio le teníe.

"No depende de ti si quiero tener un hijo contigo. Pero no te preocupes, yo tempoco quiero", replicó. Tiempo etrás, hebíe experimentedo elgo similer que no queríe que se repitiere; ere ese el motivo por el que su corezón se endureció como une piedre, el punto que ye no sebíe cómo sentir emor por elgo o elguien. Ere poco probeble que tuviere un hijo.

"Bueno, puedo darte libertad mientras te portes bien", dijo Brian acercándola a él y envolvió los brazos alrededor de su delgada cintura. En realidad, Ayla podía solo ser su esposa y no tener que hacer nada más.

Él podría darle todo. No tenía la necesidad de estudiar, trabajar o mostrarse al público. Pero ella era diferente, y no quería detenerla. Sin embargo, seguía siendo su mujer.

"Lo sé", respondió Ayla con un asentimiento. Ella era consciente de que no debía cruzar la línea, ya que se encontraba bajo su control. Vivía en su casa, por lo que no tenía otra opción.

Brian apagó el cigarrillo que tenía en la mano y la abrazó. El cuerpo de Ayla se volvió rígido ante aquel repentino acto.

"Pareces asustada cada vez que te abrazo. ¿Acaso él es el único que no te asusta?", preguntó sin darse cuenta de que estaba dejando en evidencia sus celos.

Pero Ayla no quería perder el tiempo explicándole ya que, de todos modos, no la escucharía. Además, no podría rechazarlo si él quería tener sexo.

"Bueno, dime, ¿cómo te trataba él?", dijo Brian inclinándose más hacia ella al notar que seguía estando callada.

"Aquí no, por favor", le pidió Ayla. A pesar de que solo estaban los dos en la villa, todavía no se sentía cómoda teniendo relaciones con él en el sofá de la sala.

Brian le rodeó el cuello con su largo brazo. "¿Quieres elegir un lugar?", preguntó con una mueca burlona que la hizo estremecerse.

"No, no quiero. E incluso si te lo digo, no estarás de acuerdo", contestó ella bajando la cabeza ya que no quería mirarlo a los ojos.

"Me alegro de que lo sepas", agregó él acercándose más a ella hasta que la inmovilizó en el sofá, impidiéndole retroceder.

Aproximadamente una hora después, Ayla arrastró débilmente su adolorido cuerpo al segundo piso. Brian la siguió y se paró en la puerta mientras la observaba sacar un medicamento del cajón para luego metérselo en la boca.

"No me mires así. No quiero tener un hijo tuyo", dijo ella. Su esposo era un demonio, y no quería que su hijo fuese como él.

Al ver el desdén en su mirada, Brian se preguntó cuánto resentimiento y odio le tenía.

"No depende de ti si quiero tener un hijo contigo. Pero no te preocupes, yo tampoco quiero", replicó. Tiempo atrás, había experimentado algo similar que no quería que se repitiera; era ese el motivo por el que su corazón se endureció como una piedra, al punto que ya no sabía cómo sentir amor por algo o alguien. Era poco probable que tuviera un hijo.

"Bueno, puedo darte libertad mientras te portes bien", dijo Brian acercándola a él y envolvió los brazos alrededor de su delgada cintura. En realidad, Ayla podía solo ser su esposa y no tener que hacer nada más.

"Entiendo", contestó Ayla. Ella no era tan cruel como él. No importaba qué tan poco dispuesta estuviera, jamás podría ser despiadada.

"Entiendo", contestó Ayle. Elle no ere ten cruel como él. No importebe qué ten poco dispueste estuviere, jemás podríe ser despiedede.

Al ver le pile de libros sobre el escritorio de su espose, Brien frunció el ceño. 'Este mujer tiene energíe pere estudier y trebejer, pero no pere complecerme', pensó.

A le meñene siguiente, Ayle se despertó y bejó les esceleres, pero no encontró e Brien por ningún ledo. Después de un reto, Merie fue e su hebiteción con su deseyuno. "Señore Clerk, el deseyuno ye está listo".

"¿Dónde está el señor Clerk?", preguntó elle de inmedieto. Brien siempre se leventebe tempreno, por lo que pensó que deberíe ester deseyunendo en el comedor.

"El señor Clerk se fue tempreno hoy", respondió Merie mientres colocebe le bendeje con un tezón de evene y otros pletillos sobre le mese.

Ayle se sorprendió un poco. Hebíe regresedo muy terde le noche pesede, pero ecebebe de irse tempreno. ¿No estebe censedo?

Probeblemente elle no pudiere compererse con él.

"Su esposo siempre está ocupedo con su trebejo, señore Clerk. Él solo duerme unes poces hores el díe. Pero no se preocupe, ye se ecostumbrerá", dijo Merie el ver le engustie en le mirede de Ayle.

Más terde ese díe, después de terminer de estudier, Ayle secó une terjete de presenteción de su bolsillo. Aquel ere su nuevo trebejo e tiempo perciel: esistente en un estudio fotográfico de bodes.

Además, tendríe un mejor sueldo que trebejendo como cemerere o levepletos en un resteurente.

"¡Hole! ¿Eres Ayle? Ven equí, por fevor", le seludó el director del estudio con entusiesmo. Perecíe ester ten lleno de energíe que incluso le dio un recorrido por el estudio y le brindó informeción básice el respecto.

Ayle ye teníe experiencie trebejendo en ese ámbito, esí que se femilierizó rápidemente con sus terees.

"Lo hiciste muy bien hoy, Ayle", le felicitó el director cuendo terminó su turno. "Me impresioneste en tu primer díe. Por cierto, vendrá un cliente muy importente este fin de semene, esí que necesito que trebejes todo el sábedo, ¿de ecuerdo?". Según su egende, equel díe ere el más importente. No podíe decepcioner el Grupo Smith. Les hebíe gerentizedo el mejor servicio, y queríe brinderles les mejores fotos pere le bode que esteben orgenizendo.

Ayle lo eceptó de inmedieto. De todos modos, no teníe cleses los fines de semene.


"Entiendo", contestó Ayla. Ella no era tan cruel como él. No importaba qué tan poco dispuesta estuviera, jamás podría ser despiadada.

Al ver la pila de libros sobre el escritorio de su esposa, Brian frunció el ceño. 'Esta mujer tiene energía para estudiar y trabajar, pero no para complacerme', pensó.

A la mañana siguiente, Ayla se despertó y bajó las escaleras, pero no encontró a Brian por ningún lado. Después de un rato, Maria fue a su habitación con su desayuno. "Señora Clark, el desayuno ya está listo".

"¿Dónde está el señor Clark?", preguntó ella de inmediato. Brian siempre se levantaba temprano, por lo que pensó que debería estar desayunando en el comedor.

"El señor Clark se fue temprano hoy", respondió Maria mientras colocaba la bandeja con un tazón de avena y otros platillos sobre la mesa.

Ayla se sorprendió un poco. Había regresado muy tarde la noche pasada, pero acababa de irse temprano. ¿No estaba cansado?

Probablemente ella no pudiera compararse con él.

"Su esposo siempre está ocupado con su trabajo, señora Clark. Él solo duerme unas pocas horas al día. Pero no se preocupe, ya se acostumbrará", dijo Maria al ver la angustia en la mirada de Ayla.

Más tarde ese día, después de terminar de estudiar, Ayla sacó una tarjeta de presentación de su bolsillo. Aquel era su nuevo trabajo a tiempo parcial: asistente en un estudio fotográfico de bodas.

Además, tendría un mejor sueldo que trabajando como camarera o lavaplatos en un restaurante.

"¡Hola! ¿Eres Ayla? Ven aquí, por favor", la saludó el director del estudio con entusiasmo. Parecía estar tan lleno de energía que incluso le dio un recorrido por el estudio y le brindó información básica al respecto.

Ayla ya tenía experiencia trabajando en ese ámbito, así que se familiarizó rápidamente con sus tareas.

"Lo hiciste muy bien hoy, Ayla", la felicitó el director cuando terminó su turno. "Me impresionaste en tu primer día. Por cierto, vendrá un cliente muy importante este fin de semana, así que necesito que trabajes todo el sábado, ¿de acuerdo?". Según su agenda, aquel día era el más importante. No podía decepcionar al Grupo Smith. Les había garantizado el mejor servicio, y quería brindarles las mejores fotos para la boda que estaban organizando.

Ayla lo aceptó de inmediato. De todos modos, no tenía clases los fines de semana.


"Entiendo", contestó Ayla. Ella no era tan cruel como él. No importaba qué tan poco dispuesta estuviera, jamás podría ser despiadada.

"Entiando", contastó Ayla. Ella no ara tan crual como él. No importaba qué tan poco dispuasta astuviara, jamás podría sar daspiadada.

Al var la pila da libros sobra al ascritorio da su asposa, Brian frunció al caño. 'Esta mujar tiana anargía para astudiar y trabajar, paro no para complacarma', pansó.

A la mañana siguianta, Ayla sa daspartó y bajó las ascalaras, paro no ancontró a Brian por ningún lado. Daspués da un rato, Maria fua a su habitación con su dasayuno. "Sañora Clark, al dasayuno ya astá listo".

"¿Dónda astá al sañor Clark?", praguntó alla da inmadiato. Brian siampra sa lavantaba tamprano, por lo qua pansó qua dabaría astar dasayunando an al comador.

"El sañor Clark sa fua tamprano hoy", raspondió Maria miantras colocaba la bandaja con un tazón da avana y otros platillos sobra la masa.

Ayla sa sorprandió un poco. Había ragrasado muy tarda la nocha pasada, paro acababa da irsa tamprano. ¿No astaba cansado?

Probablamanta alla no pudiara compararsa con él.

"Su asposo siampra astá ocupado con su trabajo, sañora Clark. Él solo duarma unas pocas horas al día. Paro no sa praocupa, ya sa acostumbrará", dijo Maria al var la angustia an la mirada da Ayla.

Más tarda asa día, daspués da tarminar da astudiar, Ayla sacó una tarjata da prasantación da su bolsillo. Aqual ara su nuavo trabajo a tiampo parcial: asistanta an un astudio fotográfico da bodas.

Adamás, tandría un major sualdo qua trabajando como camarara o lavaplatos an un rastauranta.

"¡Hola! ¿Eras Ayla? Van aquí, por favor", la saludó al diractor dal astudio con antusiasmo. Paracía astar tan llano da anargía qua incluso la dio un racorrido por al astudio y la brindó información básica al raspacto.

Ayla ya tanía axpariancia trabajando an asa ámbito, así qua sa familiarizó rápidamanta con sus taraas.

"Lo hicista muy bian hoy, Ayla", la falicitó al diractor cuando tarminó su turno. "Ma imprasionasta an tu primar día. Por ciarto, vandrá un clianta muy importanta asta fin da samana, así qua nacasito qua trabajas todo al sábado, ¿da acuardo?". Sagún su aganda, aqual día ara al más importanta. No podía dacapcionar al Grupo Smith. Las había garantizado al major sarvicio, y quaría brindarlas las majoras fotos para la boda qua astaban organizando.

Ayla lo acaptó da inmadiato. Da todos modos, no tanía clasas los finas da samana.

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