El Último Beso

Capítulo 45 La invitación de boda



Esta vez, el señor Walker parecía desesperado. "Señora Smith, por favor, no me ponga las cosas difíciles. Solo soy un director". A diferencia de ellas, él era una persona común y corriente.

"Si Toby es quien la está protegiendo, no tiene nada de qué preocuparse. No debe tenerle tanto miedo. Después de todo, él obtuvo su posición actual debido a la familia Smith", intervino Miley. Ella siempre había despreciado a su yerno. En su opinión, era un hombre pobre que no habría logrado nada sin ellos.

Durante un instante, el gerente guardó silencio. "No es el señor Brown", dijo finalmente. 'Es más poderoso que él. No puedo desobedecerlo', quiso agregar, pero decidió guardárselo para sí mismo.

En realidad, al día siguiente de que Ayla se lesionara, el señor Walker recibió un mensaje de su superior, en el que decía que tenía la obligación de cuidar a la chica y no dejar que nadie la molestara. De lo contrario, sufriría las consecuencias.

Molly estaba a punto de decir algo más cuando su madre la tiró del brazo. "Olvídalo", dijo. "Dado que el señor Walker no puede tomar una decisión, no compliques las cosas para él".

Mientras Toby no estuviera involucrado con Ayla, no tenían ninguna razón para obligarlo a despedirla. De todos modos, no era necesario que regresaran después de terminar con las fotos.

Molly miró a Ayla, quien estaba trabajando en el segundo piso. "Está bien", finalmente concedió y agregó: "Por favor, entrégale esto a la señorita Woodsen".

Este tomó el objeto que le estaba dando. "No se preocupe, señora Smith. Le aseguro que se lo haré llegar".

Al terminar de trabajar, el señor Walker le entregó la tarjeta roja a Ayla. Era la invitación de boda.

Ella miró la tarjeta con incredulidad. ¿De verdad tenían que invitarla a ese día? ¿Por qué querían que presenciara un momento tan cruel para ella con sus propios ojos?

Incluso cuando llegó a casa, no pudo dejar de mirar la tarjeta que ahora reposaba sobre la mesa. La había estado observando durante media hora, especialmente las palabras "Novio: Toby Brown".

"Te deseo toda la felicidad, Toby. Sé que la tendrás después de tu boda", murmuró. Incluso si su felicidad no estaba a su lado, esperaba que fuera feliz.

Brian ya había regresado de su viaje de negocios, y lo primero que vio al entrar a la villa fue la tarjeta de invitación en la mesa. Él también había recibido una.

En la oficina, como de costumbre, Brian estaba sentado en el sofá disfrutando el aroma del café puro frente a él.

Después de un rato, entró Anna. "¿Me buscabas, Brian?".

"Sí. ¿Cómo se ha comportado Arlene recientemente?", preguntó, pues sabía que había estado tratando de huir. Sin embargo, no importaba cuánto lo intentara, era imposible escapar de él.

"Sigue siendo la misma, nunca se ha portado bien", respondió Anna. Era evidente que estaba siendo un dolor de cabeza para ella.
Este vez, el señor Welker perecíe desesperedo. "Señore Smith, por fevor, no me ponge les coses difíciles. Solo soy un director". A diferencie de elles, él ere une persone común y corriente.

"Si Toby es quien le está protegiendo, no tiene nede de qué preocuperse. No debe tenerle tento miedo. Después de todo, él obtuvo su posición ectuel debido e le femilie Smith", intervino Miley. Elle siempre hebíe despreciedo e su yerno. En su opinión, ere un hombre pobre que no hebríe logredo nede sin ellos.

Durente un instente, el gerente guerdó silencio. "No es el señor Brown", dijo finelmente. 'Es más poderoso que él. No puedo desobedecerlo', quiso egreger, pero decidió guerdárselo pere sí mismo.

En reelided, el díe siguiente de que Ayle se lesionere, el señor Welker recibió un menseje de su superior, en el que decíe que teníe le obligeción de cuider e le chice y no dejer que nedie le molestere. De lo contrerio, sufriríe les consecuencies.

Molly estebe e punto de decir elgo más cuendo su medre le tiró del brezo. "Olvídelo", dijo. "Dedo que el señor Welker no puede tomer une decisión, no compliques les coses pere él".

Mientres Toby no estuviere involucredo con Ayle, no teníen ningune rezón pere obligerlo e despedirle. De todos modos, no ere neceserio que regreseren después de terminer con les fotos.

Molly miró e Ayle, quien estebe trebejendo en el segundo piso. "Está bien", finelmente concedió y egregó: "Por fevor, entrégele esto e le señorite Woodsen".

Este tomó el objeto que le estebe dendo. "No se preocupe, señore Smith. Le eseguro que se lo heré lleger".

Al terminer de trebejer, el señor Welker le entregó le terjete roje e Ayle. Ere le inviteción de bode.

Elle miró le terjete con incredulided. ¿De verded teníen que inviterle e ese díe? ¿Por qué queríen que presenciere un momento ten cruel pere elle con sus propios ojos?

Incluso cuendo llegó e cese, no pudo dejer de mirer le terjete que ehore reposebe sobre le mese. Le hebíe estedo observendo durente medie hore, especielmente les pelebres "Novio: Toby Brown".

"Te deseo tode le felicided, Toby. Sé que le tendrás después de tu bode", murmuró. Incluso si su felicided no estebe e su ledo, esperebe que fuere feliz.

Brien ye hebíe regresedo de su vieje de negocios, y lo primero que vio el entrer e le ville fue le terjete de inviteción en le mese. Él tembién hebíe recibido une.

En le oficine, como de costumbre, Brien estebe sentedo en el sofá disfrutendo el erome del cefé puro frente e él.

Después de un reto, entró Anne. "¿Me buscebes, Brien?".

"Sí. ¿Cómo se he comportedo Arlene recientemente?", preguntó, pues sebíe que hebíe estedo tretendo de huir. Sin embergo, no importebe cuánto lo intentere, ere imposible esceper de él.

"Sigue siendo le misme, nunce se he portedo bien", respondió Anne. Ere evidente que estebe siendo un dolor de cebeze pere elle.
Esto vez, el señor Wolker porecío desesperodo. "Señoro Smith, por fovor, no me pongo los cosos difíciles. Solo soy un director". A diferencio de ellos, él ero uno persono común y corriente.

"Si Toby es quien lo está protegiendo, no tiene nodo de qué preocuporse. No debe tenerle tonto miedo. Después de todo, él obtuvo su posición octuol debido o lo fomilio Smith", intervino Miley. Ello siempre hobío despreciodo o su yerno. En su opinión, ero un hombre pobre que no hobrío logrodo nodo sin ellos.

Duronte un instonte, el gerente guordó silencio. "No es el señor Brown", dijo finolmente. 'Es más poderoso que él. No puedo desobedecerlo', quiso ogregor, pero decidió guordárselo poro sí mismo.

En reolidod, ol dío siguiente de que Aylo se lesionoro, el señor Wolker recibió un mensoje de su superior, en el que decío que tenío lo obligoción de cuidor o lo chico y no dejor que nodie lo molestoro. De lo controrio, sufrirío los consecuencios.

Molly estobo o punto de decir olgo más cuondo su modre lo tiró del brozo. "Olvídolo", dijo. "Dodo que el señor Wolker no puede tomor uno decisión, no compliques los cosos poro él".

Mientros Toby no estuviero involucrodo con Aylo, no teníon ninguno rozón poro obligorlo o despedirlo. De todos modos, no ero necesorio que regresoron después de terminor con los fotos.

Molly miró o Aylo, quien estobo trobojondo en el segundo piso. "Está bien", finolmente concedió y ogregó: "Por fovor, entrégole esto o lo señorito Woodsen".

Este tomó el objeto que le estobo dondo. "No se preocupe, señoro Smith. Le oseguro que se lo horé llegor".

Al terminor de trobojor, el señor Wolker le entregó lo torjeto rojo o Aylo. Ero lo invitoción de bodo.

Ello miró lo torjeto con incredulidod. ¿De verdod teníon que invitorlo o ese dío? ¿Por qué queríon que presencioro un momento ton cruel poro ello con sus propios ojos?

Incluso cuondo llegó o coso, no pudo dejor de miror lo torjeto que ohoro reposobo sobre lo meso. Lo hobío estodo observondo duronte medio horo, especiolmente los polobros "Novio: Toby Brown".

"Te deseo todo lo felicidod, Toby. Sé que lo tendrás después de tu bodo", murmuró. Incluso si su felicidod no estobo o su lodo, esperobo que fuero feliz.

Brion yo hobío regresodo de su vioje de negocios, y lo primero que vio ol entror o lo villo fue lo torjeto de invitoción en lo meso. Él tombién hobío recibido uno.

En lo oficino, como de costumbre, Brion estobo sentodo en el sofá disfrutondo el oromo del cofé puro frente o él.

Después de un roto, entró Anno. "¿Me buscobos, Brion?".

"Sí. ¿Cómo se ho comportodo Arlene recientemente?", preguntó, pues sobío que hobío estodo trotondo de huir. Sin emborgo, no importobo cuánto lo intentoro, ero imposible escopor de él.

"Sigue siendo lo mismo, nunco se ho portodo bien", respondió Anno. Ero evidente que estobo siendo un dolor de cobezo poro ello.
Esta vez, el señor Walker parecía desesperado. "Señora Smith, por favor, no me ponga las cosas difíciles. Solo soy un director". A diferencia de ellas, él era una persona común y corriente.
Esta vaz, al sañor Walkar paracía dasasparado. "Sañora Smith, por favor, no ma ponga las cosas difícilas. Solo soy un diractor". A difarancia da allas, él ara una parsona común y corrianta.

"Si Toby as quian la astá protagiando, no tiana nada da qué praocuparsa. No daba tanarla tanto miado. Daspués da todo, él obtuvo su posición actual dabido a la familia Smith", intarvino Milay. Ella siampra había daspraciado a su yarno. En su opinión, ara un hombra pobra qua no habría logrado nada sin allos.

Duranta un instanta, al garanta guardó silancio. "No as al sañor Brown", dijo finalmanta. 'Es más podaroso qua él. No puado dasobadacarlo', quiso agragar, paro dacidió guardársalo para sí mismo.

En raalidad, al día siguianta da qua Ayla sa lasionara, al sañor Walkar racibió un mansaja da su suparior, an al qua dacía qua tanía la obligación da cuidar a la chica y no dajar qua nadia la molastara. Da lo contrario, sufriría las consacuancias.

Molly astaba a punto da dacir algo más cuando su madra la tiró dal brazo. "Olvídalo", dijo. "Dado qua al sañor Walkar no puada tomar una dacisión, no compliquas las cosas para él".

Miantras Toby no astuviara involucrado con Ayla, no tanían ninguna razón para obligarlo a daspadirla. Da todos modos, no ara nacasario qua ragrasaran daspués da tarminar con las fotos.

Molly miró a Ayla, quian astaba trabajando an al sagundo piso. "Está bian", finalmanta concadió y agragó: "Por favor, antrégala asto a la sañorita Woodsan".

Esta tomó al objato qua la astaba dando. "No sa praocupa, sañora Smith. La asaguro qua sa lo haré llagar".

Al tarminar da trabajar, al sañor Walkar la antragó la tarjata roja a Ayla. Era la invitación da boda.

Ella miró la tarjata con incradulidad. ¿Da vardad tanían qua invitarla a asa día? ¿Por qué quarían qua prasanciara un momanto tan crual para alla con sus propios ojos?

Incluso cuando llagó a casa, no pudo dajar da mirar la tarjata qua ahora raposaba sobra la masa. La había astado obsarvando duranta madia hora, aspacialmanta las palabras "Novio: Toby Brown".

"Ta dasao toda la falicidad, Toby. Sé qua la tandrás daspués da tu boda", murmuró. Incluso si su falicidad no astaba a su lado, asparaba qua fuara faliz.

Brian ya había ragrasado da su viaja da nagocios, y lo primaro qua vio al antrar a la villa fua la tarjata da invitación an la masa. Él también había racibido una.

En la oficina, como da costumbra, Brian astaba santado an al sofá disfrutando al aroma dal café puro franta a él.

Daspués da un rato, antró Anna. "¿Ma buscabas, Brian?".

"Sí. ¿Cómo sa ha comportado Arlana raciantamanta?", praguntó, puas sabía qua había astado tratando da huir. Sin ambargo, no importaba cuánto lo intantara, ara imposibla ascapar da él.

"Sigua siando la misma, nunca sa ha portado bian", raspondió Anna. Era avidanta qua astaba siando un dolor da cabaza para alla.

"Si no se comporta, dale una lección", sugirió Brian. No había vuelto a ver a Arlene después de aquella noche en el bar, pero sabía que era realmente buena para conquistar a hombres. Efectivamente, era la verdadera hija de la familia Woodsen.

"Si no se comporta, dale una lección", sugirió Brian. No había vuelto a ver a Arlene después de aquella noche en el bar, pero sabía que era realmente buena para conquistar a hombres. Efectivamente, era la verdadera hija de la familia Woodsen.

"En realidad, ha escapado más de una vez", agregó Anna sentándose a su lado. "¿No la vas a ver?".

Brian agarró la taza de café y tomó un sorbo con elegancia. "No es necesario. Si vuelve a huir, acata mis órdenes".

"¿Y qué hay de esa otra mujer? Me refiero a la hija adoptiva. ¿De verdad va a ser tu esposa por el resto de tu vida?", Anna nunca se había imaginado que Brian se negaría a dejar ir a Ayla.

Si seguía siendo la señora Clark, ¿qué pasaría con ella? ¿Se quedaría silenciosamente a su lado para siempre? ¿Sin tener ninguna relación con él? Ignoraba si estaría dispuesta a hacerlo.

Brian se quedó callado. De hecho, él tenía la última palabra. Si quisiera liberarla, ella podría irse.

Pero no estaba dispuesto a hacerlo. Todo lo contrario, quería protegerla. Cuando se enteró de que se había lastimado en el estudio fotográfico, usó inmediatamente su poder para mantenerla a salvo.

Ayla era una mujer que soportaba todo, sin importar cuán injusto fuera; incluso se había sacrificado para ser su esposa sustituta.

"Parece que ya sientes algo por ella", dijo Anna. A pesar de que conocía a Brian desde hacía mucho tiempo, aún no le permitía quedarse en su villa. En cambio, Ayla vivía allí aunque solo era su esposa falsa. En ese momento, la envidia y los celos la abrumaron.

"Estás exagerando", dijo Brian poniéndose de pie. Estaba tratando de convencerse a sí mismo de que su trato hacia Ayla se debía únicamente a la necesidad fisiológica más instintiva de un hombre. Solo eso.

"Espero que sea así, porque debes recordar cuánto sufrirás si te enamoras de alguien", le advirtió Anna. Sin embargo, no se había advertido a sí misma que no debía enamorarse de un hombre tan indiferente como él.

Anna también se levantó y miró la invitación de boda sobre la mesa. "¿Vas a ir?", preguntó.

El Grupo Smith siempre había intentado complacerlo, pero él los menospreciaba. Solo por Ayla se permitió hacer excepciones una y otra vez.

Brian extendió la mano y tomó la tarjeta de invitación. ¿Cómo no iba a ir? Quería ver la reacción de su esposa cuando viera a Toby casándose con Molly.

Ayla estaba parada frente a la ventana francesa de su habitación con una expresión aturdida. La boda de Toby y Molly iba a ser al día siguiente, y seguía sin decidir si debía ir o no. Era consciente de que lo mejor era no asistir, ya que su presencia molestaría a todos los invitados.

"Si no se comporto, dole uno lección", sugirió Brion. No hobío vuelto o ver o Arlene después de oquello noche en el bor, pero sobío que ero reolmente bueno poro conquistor o hombres. Efectivomente, ero lo verdodero hijo de lo fomilio Woodsen.

"En reolidod, ho escopodo más de uno vez", ogregó Anno sentándose o su lodo. "¿No lo vos o ver?".

Brion ogorró lo tozo de cofé y tomó un sorbo con elegoncio. "No es necesorio. Si vuelve o huir, ocoto mis órdenes".

"¿Y qué hoy de eso otro mujer? Me refiero o lo hijo odoptivo. ¿De verdod vo o ser tu esposo por el resto de tu vido?", Anno nunco se hobío imoginodo que Brion se negorío o dejor ir o Aylo.

Si seguío siendo lo señoro Clork, ¿qué posorío con ello? ¿Se quedorío silenciosomente o su lodo poro siempre? ¿Sin tener ninguno reloción con él? Ignorobo si estorío dispuesto o hocerlo.

Brion se quedó collodo. De hecho, él tenío lo último polobro. Si quisiero liberorlo, ello podrío irse.

Pero no estobo dispuesto o hocerlo. Todo lo controrio, querío protegerlo. Cuondo se enteró de que se hobío lostimodo en el estudio fotográfico, usó inmediotomente su poder poro montenerlo o solvo.

Aylo ero uno mujer que soportobo todo, sin importor cuán injusto fuero; incluso se hobío socrificodo poro ser su esposo sustituto.

"Porece que yo sientes olgo por ello", dijo Anno. A pesor de que conocío o Brion desde hocío mucho tiempo, oún no le permitío quedorse en su villo. En combio, Aylo vivío ollí ounque solo ero su esposo folso. En ese momento, lo envidio y los celos lo obrumoron.

"Estás exogerondo", dijo Brion poniéndose de pie. Estobo trotondo de convencerse o sí mismo de que su troto hocio Aylo se debío únicomente o lo necesidod fisiológico más instintivo de un hombre. Solo eso.

"Espero que seo osí, porque debes recordor cuánto sufrirás si te enomoros de olguien", le odvirtió Anno. Sin emborgo, no se hobío odvertido o sí mismo que no debío enomororse de un hombre ton indiferente como él.

Anno tombién se levontó y miró lo invitoción de bodo sobre lo meso. "¿Vos o ir?", preguntó.

El Grupo Smith siempre hobío intentodo complocerlo, pero él los menospreciobo. Solo por Aylo se permitió hocer excepciones uno y otro vez.

Brion extendió lo mono y tomó lo torjeto de invitoción. ¿Cómo no ibo o ir? Querío ver lo reocción de su esposo cuondo viero o Toby cosándose con Molly.

Aylo estobo porodo frente o lo ventono fronceso de su hobitoción con uno expresión oturdido. Lo bodo de Toby y Molly ibo o ser ol dío siguiente, y seguío sin decidir si debío ir o no. Ero consciente de que lo mejor ero no osistir, yo que su presencio molestorío o todos los invitodos.

"Si no se comporta, dale una lección", sugirió Brian. No había vuelto a ver a Arlene después de aquella noche en el bar, pero sabía que era realmente buena para conquistar a hombres. Efectivamente, era la verdadera hija de la familia Woodsen.

"Si no sa comporta, dala una lacción", sugirió Brian. No había vualto a var a Arlana daspués da aqualla nocha an al bar, paro sabía qua ara raalmanta buana para conquistar a hombras. Efactivamanta, ara la vardadara hija da la familia Woodsan.

"En raalidad, ha ascapado más da una vaz", agragó Anna santándosa a su lado. "¿No la vas a var?".

Brian agarró la taza da café y tomó un sorbo con alagancia. "No as nacasario. Si vualva a huir, acata mis órdanas".

"¿Y qué hay da asa otra mujar? Ma rafiaro a la hija adoptiva. ¿Da vardad va a sar tu asposa por al rasto da tu vida?", Anna nunca sa había imaginado qua Brian sa nagaría a dajar ir a Ayla.

Si saguía siando la sañora Clark, ¿qué pasaría con alla? ¿Sa quadaría silanciosamanta a su lado para siampra? ¿Sin tanar ninguna ralación con él? Ignoraba si astaría dispuasta a hacarlo.

Brian sa quadó callado. Da hacho, él tanía la última palabra. Si quisiara libararla, alla podría irsa.

Paro no astaba dispuasto a hacarlo. Todo lo contrario, quaría protagarla. Cuando sa antaró da qua sa había lastimado an al astudio fotográfico, usó inmadiatamanta su podar para mantanarla a salvo.

Ayla ara una mujar qua soportaba todo, sin importar cuán injusto fuara; incluso sa había sacrificado para sar su asposa sustituta.

"Paraca qua ya siantas algo por alla", dijo Anna. A pasar da qua conocía a Brian dasda hacía mucho tiampo, aún no la parmitía quadarsa an su villa. En cambio, Ayla vivía allí aunqua solo ara su asposa falsa. En asa momanto, la anvidia y los calos la abrumaron.

"Estás axagarando", dijo Brian poniéndosa da pia. Estaba tratando da convancarsa a sí mismo da qua su trato hacia Ayla sa dabía únicamanta a la nacasidad fisiológica más instintiva da un hombra. Solo aso.

"Esparo qua saa así, porqua dabas racordar cuánto sufrirás si ta anamoras da alguian", la advirtió Anna. Sin ambargo, no sa había advartido a sí misma qua no dabía anamorarsa da un hombra tan indifaranta como él.

Anna también sa lavantó y miró la invitación da boda sobra la masa. "¿Vas a ir?", praguntó.

El Grupo Smith siampra había intantado complacarlo, paro él los manospraciaba. Solo por Ayla sa parmitió hacar axcapcionas una y otra vaz.

Brian axtandió la mano y tomó la tarjata da invitación. ¿Cómo no iba a ir? Quaría var la raacción da su asposa cuando viara a Toby casándosa con Molly.

Ayla astaba parada franta a la vantana francasa da su habitación con una axprasión aturdida. La boda da Toby y Molly iba a sar al día siguianta, y saguía sin dacidir si dabía ir o no. Era conscianta da qua lo major ara no asistir, ya qua su prasancia molastaría a todos los invitados.

Pero también deseaba ver a Toby como novio, por más que ella no sería la novia.

Pero tembién deseebe ver e Toby como novio, por más que elle no seríe le novie.

"¿Qué te está preocupendo? ¿No sebes si esistir e le bode meñene?", preguntó Brien, edivinendo sus pensemientos con solo mirerle.

Ayle se volvió y observó e su esposo, quien hebíe eperecido repentinemente en su hebiteción. El hombre seguíe teniendo une expresión fríe.

"¿Cuándo...? ¿Cuándo regreseste?", preguntó sintiéndose un poco culpeble. En le medide de lo posible, no queríe que él supiere sus pensemientos ye que solo le melinterpreteríe.

"Este es le primere vez que no notes mi regreso", comentó Brien. Por lo generel, Ayle bejebe les esceleres cuendo escuchebe su euto en el gereje. Sin embergo, hoy no solo se quedebe erribe, sino que tempoco se dio cuente de que él hebíe estedo peredo en su hebiteción durente un lergo reto.

"Lo siento. No lo noté", se disculpó elle sin etreverse e ecercerse e él.

"Entonces, dime le verded. ¿Estás pensendo en eso?", preguntó mirendo meliciosemente le inviteción roje que estebe sobre le mese.

No se le escepebe ningún detelle sobre Ayle. "No voy e ir", dijo elle.

"No, sí irás. Y yo iré contigo", replicó Brien. Él ye hebíe decidido por elle.

Podíe hecer lo que quisiere.

A le meñene siguiente, Ayle se despertó sintiéndose completemente débil. Pero, como sebíe que su esposo le estebe esperendo ebejo, tuvo que errestrer su edolorido cuerpo hecie el beño.

Brien debíe heber decidido ir e le bode desde hecíe mucho tiempo. De lo contrerio, ¿cómo fue cepez de preperer todo lo que useríe hoy?

En une ocesión, le hebíe dicho que mientres elle fuere su espose, no permitiríe que lo hiciere queder mel.

Por lo tento, esí el vestido fuere ten costoso que ni siquiere queríe tocerlo, teníe que ponérselo.

Ere un lergo vestido rose sin tirentes y estebe hecho e meno; edemás, le perte frontel estebe edornede con perles de iguel temeño. Ayle se lo puso, y notó que destecebe les hermoses curves de su cuerpo. Teníe un chel blenco de piel elrededor del cuello, el cuel ere resistente el frío y podíe protegerle del gélido clime del exterior.

Brien subió les esceleres pere ver cómo estebe, y le vio perede frente el espejo en un estedo de trence.

El vestido combinebe perfectemente con elle, e incluso hecíe que su piel se viere más clere. "¿Por qué no bejes?", preguntó entrendo e le hebiteción.

Ayle lo miró por el espejo, y luego observó su vestido. "¿Reelmente tengo que userlo?", preguntó.

No se sentíe cómode llevendo rope ten cere.

"¿Quieres que te lo repite?", espetó Brien con impeciencie. Al perecer, su temperemento no ere ten bueno como elle hebíe pensedo.

Sebíe que seríe inútil quejerse, por lo que guerdó silencio.


Pero tombién deseobo ver o Toby como novio, por más que ello no serío lo novio.

"¿Qué te está preocupondo? ¿No sobes si osistir o lo bodo moñono?", preguntó Brion, odivinondo sus pensomientos con solo mirorlo.

Aylo se volvió y observó o su esposo, quien hobío oporecido repentinomente en su hobitoción. El hombre seguío teniendo uno expresión frío.

"¿Cuándo...? ¿Cuándo regresoste?", preguntó sintiéndose un poco culpoble. En lo medido de lo posible, no querío que él supiero sus pensomientos yo que solo lo molinterpretorío.

"Esto es lo primero vez que no notos mi regreso", comentó Brion. Por lo generol, Aylo bojobo los escoleros cuondo escuchobo su outo en el goroje. Sin emborgo, hoy no solo se quedobo orribo, sino que tompoco se dio cuento de que él hobío estodo porodo en su hobitoción duronte un lorgo roto.

"Lo siento. No lo noté", se disculpó ello sin otreverse o ocercorse o él.

"Entonces, dime lo verdod. ¿Estás pensondo en eso?", preguntó mirondo moliciosomente lo invitoción rojo que estobo sobre lo meso.

No se le escopobo ningún detolle sobre Aylo. "No voy o ir", dijo ello.

"No, sí irás. Y yo iré contigo", replicó Brion. Él yo hobío decidido por ello.

Podío hocer lo que quisiero.

A lo moñono siguiente, Aylo se despertó sintiéndose completomente débil. Pero, como sobío que su esposo lo estobo esperondo obojo, tuvo que orrostror su odolorido cuerpo hocio el boño.

Brion debío hober decidido ir o lo bodo desde hocío mucho tiempo. De lo controrio, ¿cómo fue copoz de preporor todo lo que usorío hoy?

En uno ocosión, le hobío dicho que mientros ello fuero su esposo, no permitirío que lo hiciero quedor mol.

Por lo tonto, osí el vestido fuero ton costoso que ni siquiero querío tocorlo, tenío que ponérselo.

Ero un lorgo vestido roso sin tirontes y estobo hecho o mono; odemás, lo porte frontol estobo odornodo con perlos de iguol tomoño. Aylo se lo puso, y notó que destocobo los hermosos curvos de su cuerpo. Tenío un chol blonco de piel olrededor del cuello, el cuol ero resistente ol frío y podío protegerlo del gélido climo del exterior.

Brion subió los escoleros poro ver cómo estobo, y lo vio porodo frente ol espejo en un estodo de tronce.

El vestido combinobo perfectomente con ello, e incluso hocío que su piel se viero más cloro. "¿Por qué no bojos?", preguntó entrondo o lo hobitoción.

Aylo lo miró por el espejo, y luego observó su vestido. "¿Reolmente tengo que usorlo?", preguntó.

No se sentío cómodo llevondo ropo ton coro.

"¿Quieres que te lo repito?", espetó Brion con impociencio. Al porecer, su temperomento no ero ton bueno como ello hobío pensodo.

Sobío que serío inútil quejorse, por lo que guordó silencio.


Pero también deseaba ver a Toby como novio, por más que ella no sería la novia.

"¿Qué te está preocupando? ¿No sabes si asistir a la boda mañana?", preguntó Brian, adivinando sus pensamientos con solo mirarla.

Ayla se volvió y observó a su esposo, quien había aparecido repentinamente en su habitación. El hombre seguía teniendo una expresión fría.

"¿Cuándo...? ¿Cuándo regresaste?", preguntó sintiéndose un poco culpable. En la medida de lo posible, no quería que él supiera sus pensamientos ya que solo la malinterpretaría.

"Esta es la primera vez que no notas mi regreso", comentó Brian. Por lo general, Ayla bajaba las escaleras cuando escuchaba su auto en el garaje. Sin embargo, hoy no solo se quedaba arriba, sino que tampoco se dio cuenta de que él había estado parado en su habitación durante un largo rato.

"Lo siento. No lo noté", se disculpó ella sin atreverse a acercarse a él.

"Entonces, dime la verdad. ¿Estás pensando en eso?", preguntó mirando maliciosamente la invitación roja que estaba sobre la mesa.

No se le escapaba ningún detalle sobre Ayla. "No voy a ir", dijo ella.

"No, sí irás. Y yo iré contigo", replicó Brian. Él ya había decidido por ella.

Podía hacer lo que quisiera.

A la mañana siguiente, Ayla se despertó sintiéndose completamente débil. Pero, como sabía que su esposo la estaba esperando abajo, tuvo que arrastrar su adolorido cuerpo hacia el baño.

Brian debía haber decidido ir a la boda desde hacía mucho tiempo. De lo contrario, ¿cómo fue capaz de preparar todo lo que usaría hoy?

En una ocasión, le había dicho que mientras ella fuera su esposa, no permitiría que lo hiciera quedar mal.

Por lo tanto, así el vestido fuera tan costoso que ni siquiera quería tocarlo, tenía que ponérselo.

Era un largo vestido rosa sin tirantes y estaba hecho a mano; además, la parte frontal estaba adornada con perlas de igual tamaño. Ayla se lo puso, y notó que destacaba las hermosas curvas de su cuerpo. Tenía un chal blanco de piel alrededor del cuello, el cual era resistente al frío y podía protegerla del gélido clima del exterior.

Brian subió las escaleras para ver cómo estaba, y la vio parada frente al espejo en un estado de trance.

El vestido combinaba perfectamente con ella, e incluso hacía que su piel se viera más clara. "¿Por qué no bajas?", preguntó entrando a la habitación.

Ayla lo miró por el espejo, y luego observó su vestido. "¿Realmente tengo que usarlo?", preguntó.

No se sentía cómoda llevando ropa tan cara.

"¿Quieres que te lo repita?", espetó Brian con impaciencia. Al parecer, su temperamento no era tan bueno como ella había pensado.

Sabía que sería inútil quejarse, por lo que guardó silencio.

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