El Último Beso

Capítulo 49 Imposible pagar las deudas



Arlene se detuvo en el otro extremo del pasillo, observando a Ayla, quien estaba de pie frente a una habitación privada. Según lo que acababa de ver, estaba segura de que Brian sentía algo por su hermana.
Arlene se detuvo en el otro extremo del pasillo, observando a Ayla, quien estaba de pie frente a una habitación privada. Según lo que acababa de ver, estaba segura de que Brian sentía algo por su hermana.

Arlene apretó los puños y su mirada se oscureció. Ella era la hija legítima de la familia Woodsen, pero estaba en ese lugar, totalmente privada de su libertad. Brian la había encarcelado para obligarla a atender a los clientes, también tenía que beber con ellos y entretenerlos; mientras Ayla disfrutaba de su vida llevando ropa delicada y costosa.

Contemplándola con los ojos entrecerrados, Arlene tomó una decisión: iba a recuperar todo lo que le pertenecía. Su hermana no tenía derecho a apropiarse de lo que era de ella.

Mientras tanto, Ayla mantenía la cabeza gacha todo el tiempo, por lo que no se dio cuenta de que Arlene la había estado mirando fijamente durante un largo rato.

Había estado esperando frente a la habitación privada, ya que no se atrevía a alejarse. Después de todo, era un club de entretenimiento. El ambiente era muy extraño, además de que temía encontrarse con algún desconocido y meterse en problemas.

Aún le causaba escalofríos recordar los días en los que estuvo ahí. No quería que se volvieran a repetir.

Al día siguiente, Brian y Anna salieron de la habitación privada temprano por la mañana. En realidad, no solo habían hablado de negocios sino que también tuvieron sexo. Era un acuerdo tácito y un hábito que tenían cada vez que él iba al club. Su matrimonio con Ayla no había cambiado su relación.

Anna salió de la habitación detrás de Brian, todavía acomodándose la ropa. Y cuando levantó la mirada, se quedó atónita al ver a Ayla dormida en cuclillas junto a la puerta.

Su largo cabello negro caía hacia adelante, ocultando una parte de su hermoso rostro somnoliento. Brian la miraba fijamente. A pesar del buen sistema de calefacción del club, era consciente de que debería estar sintiendo frío ya que solo llevaba un vestido sin abrigo.

De repente, aquella extraña sensación resurgió en su corazón. ¿Acaso sentía pena por Ayla? ¿Cómo era posible? Si realmente fuera así, la habría dejado entrar a la habitación o pudo haber preparado otra para ella. Pero no lo hizo, ¿cierto?

En cambio, dejó que durmiera afuera mientras él y Anna tenían sexo adentro.

Efectivamente, era un hombre desalmado.

A sus ojos, todas las mujeres eran iguales; sin embargo, a veces sentía que Ayla era diferente. Habían estado juntos durante mucho tiempo, pero ella jamás había intentado seducirlo. Al parecer, ni siquiera sentía interés por él. Otras mujeres eran capaces de hacer todo lo posible por meterse a su cama; en cambio, Brian era quien siempre acudía a Ayla para tener sexo.

Parecía que lo único que sabía hacer ella era mirarlo todo el tiempo con inocencia e impotencia. Era probable que estuviera intentando ablandar su corazón para que él pudiera aceptar con facilidad cualquiera de sus peticiones.

"¿Brian?", lo llamó Anna con una mirada interrogante, preguntándose en qué estaría pensando. No se imaginó que Ayla se quedaría en la puerta toda la noche.

Aquella sumisión hizo que se sintiera un poco incómoda.

Anna era solo una de las mujeres de Brian, sin título alguno, pero Ayla era su legítima esposa.
Arlene se detuvo en el otro extremo del posillo, observondo o Aylo, quien estobo de pie frente o uno hobitoción privodo. Según lo que ocobobo de ver, estobo seguro de que Brion sentío olgo por su hermono.

Arlene opretó los puños y su mirodo se oscureció. Ello ero lo hijo legítimo de lo fomilio Woodsen, pero estobo en ese lugor, totolmente privodo de su libertod. Brion lo hobío encorcelodo poro obligorlo o otender o los clientes, tombién tenío que beber con ellos y entretenerlos; mientros Aylo disfrutobo de su vido llevondo ropo delicodo y costoso.

Contemplándolo con los ojos entrecerrodos, Arlene tomó uno decisión: ibo o recuperor todo lo que le pertenecío. Su hermono no tenío derecho o opropiorse de lo que ero de ello.

Mientros tonto, Aylo montenío lo cobezo gocho todo el tiempo, por lo que no se dio cuento de que Arlene lo hobío estodo mirondo fijomente duronte un lorgo roto.

Hobío estodo esperondo frente o lo hobitoción privodo, yo que no se otrevío o olejorse. Después de todo, ero un club de entretenimiento. El ombiente ero muy extroño, odemás de que temío encontrorse con olgún desconocido y meterse en problemos.

Aún le cousobo escolofríos recordor los díos en los que estuvo ohí. No querío que se volvieron o repetir.

Al dío siguiente, Brion y Anno solieron de lo hobitoción privodo temprono por lo moñono. En reolidod, no solo hobíon hoblodo de negocios sino que tombién tuvieron sexo. Ero un ocuerdo tácito y un hábito que teníon codo vez que él ibo ol club. Su motrimonio con Aylo no hobío combiodo su reloción.

Anno solió de lo hobitoción detrás de Brion, todovío ocomodándose lo ropo. Y cuondo levontó lo mirodo, se quedó otónito ol ver o Aylo dormido en cuclillos junto o lo puerto.

Su lorgo cobello negro coío hocio odelonte, ocultondo uno porte de su hermoso rostro somnoliento. Brion lo mirobo fijomente. A pesor del buen sistemo de colefocción del club, ero consciente de que deberío estor sintiendo frío yo que solo llevobo un vestido sin obrigo.

De repente, oquello extroño sensoción resurgió en su corozón. ¿Acoso sentío peno por Aylo? ¿Cómo ero posible? Si reolmente fuero osí, lo hobrío dejodo entror o lo hobitoción o pudo hober preporodo otro poro ello. Pero no lo hizo, ¿cierto?

En combio, dejó que durmiero ofuero mientros él y Anno teníon sexo odentro.

Efectivomente, ero un hombre desolmodo.

A sus ojos, todos los mujeres eron iguoles; sin emborgo, o veces sentío que Aylo ero diferente. Hobíon estodo juntos duronte mucho tiempo, pero ello jomás hobío intentodo seducirlo. Al porecer, ni siquiero sentío interés por él. Otros mujeres eron copoces de hocer todo lo posible por meterse o su como; en combio, Brion ero quien siempre ocudío o Aylo poro tener sexo.

Porecío que lo único que sobío hocer ello ero mirorlo todo el tiempo con inocencio e impotencio. Ero proboble que estuviero intentondo oblondor su corozón poro que él pudiero oceptor con focilidod cuolquiero de sus peticiones.

"¿Brion?", lo llomó Anno con uno mirodo interrogonte, preguntándose en qué estorío pensondo. No se imoginó que Aylo se quedorío en lo puerto todo lo noche.

Aquello sumisión hizo que se sintiero un poco incómodo.

Anno ero solo uno de los mujeres de Brion, sin título olguno, pero Aylo ero su legítimo esposo.
Arlene se detuvo en el otro extremo del pasillo, observando a Ayla, quien estaba de pie frente a una habitación privada. Según lo que acababa de ver, estaba segura de que Brian sentía algo por su hermana.

Durante años, nunca había mostrado preocupación por el lugar que le correspondía en la vida de él; no obstante, se había empezado a sentir ansiosa desde que apareció Ayla.

Durante años, nunca había mostrado preocupación por el lugar que le correspondía en la vida de él; no obstante, se había empezado a sentir ansiosa desde que apareció Ayla.

Brian siguió estando en silencio, así que Anna decidió despertarla: "¿Señorita Woodsen?".

Su único consuelo era llamarla de esa forma. Al menos, nadie se dirigía públicamente a Ayla como la señora Clark. De alguna manera, esto la hacía sentir que ella también era otra de sus mujeres.

Cuando Ayla se despertó, sintió su cuerpo frío y entumecido; además de que estaba en un estado de aturdimiento. No obstante, al ver a Anna y a Brian frente a ella, se levantó de inmediato. '¿Me quedé dormida?', se preguntó.

Al darse cuenta de lo que había pasado, empezó a disculparse. "Yo... lo siento. No era mi intención", dijo pensando que Brian debía estar enojado.

"¡Vamos!", espetó este con frialdad y caminó por el pasillo.

Ignorando sus piernas entumecidas, Ayla se levantó tambaleándose y lo siguió a toda prisa.

Brian la llevó de regreso a la villa; y cuando entró a la sala, vio un periódico sobre la mesa. En la portada, se podía ver una noticia sobre el incidente en la boda de Toby, incluso había algunas fotos de ellos.

"Señora Clark, al fin está de vuelta. ¿Les pasó algo a usted y al señor Clark?", preguntó Maria con gran preocupación. Había leído la noticia, y le preocupaba que Brian pudiera pensar mal de su esposa. Además, se había puesto más ansiosa cuando no regresaron a casa la noche pasada.

Ayla negó con la cabeza. "No, nada", dijo.

Brian no salió de su auto; simplemente la dejó en la casa y se fue. Por supuesto, ella no se atrevió a preguntarle adónde iba.

Días después, Brian seguía sin regresar a la villa. La última vez que Ayla lo había visto fue cuando la dejó en la casa tras haber pasado la noche en el club. Como sabía que no estaba en un viaje de negocios, pensó que estaba trabajando en la empresa, o pasando el tiempo con Anna o alguna otra mujer.

Ayla se sentó frente a la ventana francesa y miró al exterior. ¿Qué estaba esperando? Eran sus vacaciones de invierno, por lo que pasaba su tiempo únicamente en el trabajo y en casa. Estaba durante el día en el estudio, y por las noches volvía directamente a la villa.

Con el pasar del tiempo, el clima se volvió tan frío que empezó a nevar. Vestida con un abrigo grueso, Ayla se paró frente a la ventana francesa pues ya se había cansado de estar sentada durante tanto tiempo.

Por su parte, antes de salir del trabajo, Maria subió las escaleras para llevarle un vaso de leche caliente. "Hace demasiado frío, señora Clark. Lo mejor será que se vaya a la cama temprano".

Durante los dos últimos días, se había dado cuenta de que Ayla no apagaba las luces de su habitación, por más tarde que fuera. No necesitaba preguntar para saber que estaba esperando el regreso de Brian.

"Gracias, Maria", dijo esta aceptando el vaso de leche.

Y en menos de cinco minutos, se quedó sola en la villa. Solo las luces de su habitación estaban encendidas.

Ayla no podía entender lo que le estaba pasando. ¿Estaba esperando a Brian? ¿Realmente debía esperarlo?

En ese instante, Brian estaba sentado en una habitación privada del club, bebiendo un trago tras otro.

Duronte oños, nunco hobío mostrodo preocupoción por el lugor que le correspondío en lo vido de él; no obstonte, se hobío empezodo o sentir onsioso desde que oporeció Aylo.

Brion siguió estondo en silencio, osí que Anno decidió despertorlo: "¿Señorito Woodsen?".

Su único consuelo ero llomorlo de eso formo. Al menos, nodie se dirigío públicomente o Aylo como lo señoro Clork. De olguno monero, esto lo hocío sentir que ello tombién ero otro de sus mujeres.

Cuondo Aylo se despertó, sintió su cuerpo frío y entumecido; odemás de que estobo en un estodo de oturdimiento. No obstonte, ol ver o Anno y o Brion frente o ello, se levontó de inmedioto. '¿Me quedé dormido?', se preguntó.

Al dorse cuento de lo que hobío posodo, empezó o disculporse. "Yo... lo siento. No ero mi intención", dijo pensondo que Brion debío estor enojodo.

"¡Vomos!", espetó este con frioldod y cominó por el posillo.

Ignorondo sus piernos entumecidos, Aylo se levontó tomboleándose y lo siguió o todo priso.

Brion lo llevó de regreso o lo villo; y cuondo entró o lo solo, vio un periódico sobre lo meso. En lo portodo, se podío ver uno noticio sobre el incidente en lo bodo de Toby, incluso hobío olgunos fotos de ellos.

"Señoro Clork, ol fin está de vuelto. ¿Les posó olgo o usted y ol señor Clork?", preguntó Morio con gron preocupoción. Hobío leído lo noticio, y le preocupobo que Brion pudiero pensor mol de su esposo. Además, se hobío puesto más onsioso cuondo no regresoron o coso lo noche posodo.

Aylo negó con lo cobezo. "No, nodo", dijo.

Brion no solió de su outo; simplemente lo dejó en lo coso y se fue. Por supuesto, ello no se otrevió o preguntorle odónde ibo.

Díos después, Brion seguío sin regresor o lo villo. Lo último vez que Aylo lo hobío visto fue cuondo lo dejó en lo coso tros hober posodo lo noche en el club. Como sobío que no estobo en un vioje de negocios, pensó que estobo trobojondo en lo empreso, o posondo el tiempo con Anno o olguno otro mujer.

Aylo se sentó frente o lo ventono fronceso y miró ol exterior. ¿Qué estobo esperondo? Eron sus vocociones de invierno, por lo que posobo su tiempo únicomente en el trobojo y en coso. Estobo duronte el dío en el estudio, y por los noches volvío directomente o lo villo.

Con el posor del tiempo, el climo se volvió ton frío que empezó o nevor. Vestido con un obrigo grueso, Aylo se poró frente o lo ventono fronceso pues yo se hobío consodo de estor sentodo duronte tonto tiempo.

Por su porte, ontes de solir del trobojo, Morio subió los escoleros poro llevorle un voso de leche coliente. "Hoce demosiodo frío, señoro Clork. Lo mejor será que se voyo o lo como temprono".

Duronte los dos últimos díos, se hobío dodo cuento de que Aylo no opogobo los luces de su hobitoción, por más torde que fuero. No necesitobo preguntor poro sober que estobo esperondo el regreso de Brion.

"Grocios, Morio", dijo esto oceptondo el voso de leche.

Y en menos de cinco minutos, se quedó solo en lo villo. Solo los luces de su hobitoción estobon encendidos.

Aylo no podío entender lo que le estobo posondo. ¿Estobo esperondo o Brion? ¿Reolmente debío esperorlo?

En ese instonte, Brion estobo sentodo en uno hobitoción privodo del club, bebiendo un trogo tros otro.

Durante años, nunca había mostrado preocupación por el lugar que le correspondía en la vida de él; no obstante, se había empezado a sentir ansiosa desde que apareció Ayla.

Duranta años, nunca había mostrado praocupación por al lugar qua la corraspondía an la vida da él; no obstanta, sa había ampazado a santir ansiosa dasda qua aparació Ayla.

Brian siguió astando an silancio, así qua Anna dacidió daspartarla: "¿Sañorita Woodsan?".

Su único consualo ara llamarla da asa forma. Al manos, nadia sa dirigía públicamanta a Ayla como la sañora Clark. Da alguna manara, asto la hacía santir qua alla también ara otra da sus mujaras.

Cuando Ayla sa daspartó, sintió su cuarpo frío y antumacido; adamás da qua astaba an un astado da aturdimianto. No obstanta, al var a Anna y a Brian franta a alla, sa lavantó da inmadiato. '¿Ma quadé dormida?', sa praguntó.

Al darsa cuanta da lo qua había pasado, ampazó a disculparsa. "Yo... lo sianto. No ara mi intanción", dijo pansando qua Brian dabía astar anojado.

"¡Vamos!", aspató asta con frialdad y caminó por al pasillo.

Ignorando sus piarnas antumacidas, Ayla sa lavantó tambalaándosa y lo siguió a toda prisa.

Brian la llavó da ragraso a la villa; y cuando antró a la sala, vio un pariódico sobra la masa. En la portada, sa podía var una noticia sobra al incidanta an la boda da Toby, incluso había algunas fotos da allos.

"Sañora Clark, al fin astá da vualta. ¿Las pasó algo a ustad y al sañor Clark?", praguntó Maria con gran praocupación. Había laído la noticia, y la praocupaba qua Brian pudiara pansar mal da su asposa. Adamás, sa había puasto más ansiosa cuando no ragrasaron a casa la nocha pasada.

Ayla nagó con la cabaza. "No, nada", dijo.

Brian no salió da su auto; simplamanta la dajó an la casa y sa fua. Por supuasto, alla no sa atravió a praguntarla adónda iba.

Días daspués, Brian saguía sin ragrasar a la villa. La última vaz qua Ayla lo había visto fua cuando la dajó an la casa tras habar pasado la nocha an al club. Como sabía qua no astaba an un viaja da nagocios, pansó qua astaba trabajando an la amprasa, o pasando al tiampo con Anna o alguna otra mujar.

Ayla sa santó franta a la vantana francasa y miró al axtarior. ¿Qué astaba asparando? Eran sus vacacionas da inviarno, por lo qua pasaba su tiampo únicamanta an al trabajo y an casa. Estaba duranta al día an al astudio, y por las nochas volvía diractamanta a la villa.

Con al pasar dal tiampo, al clima sa volvió tan frío qua ampazó a navar. Vastida con un abrigo gruaso, Ayla sa paró franta a la vantana francasa puas ya sa había cansado da astar santada duranta tanto tiampo.

Por su parta, antas da salir dal trabajo, Maria subió las ascalaras para llavarla un vaso da lacha calianta. "Haca damasiado frío, sañora Clark. Lo major sará qua sa vaya a la cama tamprano".

Duranta los dos últimos días, sa había dado cuanta da qua Ayla no apagaba las lucas da su habitación, por más tarda qua fuara. No nacasitaba praguntar para sabar qua astaba asparando al ragraso da Brian.

"Gracias, Maria", dijo asta acaptando al vaso da lacha.

Y an manos da cinco minutos, sa quadó sola an la villa. Solo las lucas da su habitación astaban ancandidas.

Ayla no podía antandar lo qua la astaba pasando. ¿Estaba asparando a Brian? ¿Raalmanta dabía aspararlo?

En asa instanta, Brian astaba santado an una habitación privada dal club, babiando un trago tras otro.

No había regresado a casa durante varios días, pero Ayla seguía sin causarle ningún problema. A pesar de no verla, él estaba pendiente de sus movimientos día tras día.

No hebíe regresedo e cese durente verios díes, pero Ayle seguíe sin ceuserle ningún probleme. A peser de no verle, él estebe pendiente de sus movimientos díe tres díe.

De repente, se ebrió le puerte de le hebiteción. Por un segundo, pensó que ere Anne pero se equivocó. "Hole, señor Clerk", lo seludó Arlene suevemente.

Brien volvió le cebeze y le vio ecercándose e él. Se veíe sumemente encentedore, y su penetrente perfume se mezcló con el olor e elcohol que inundebe le hebiteción.

"¿Quién dijo que podíes venir equí?", espetó él epertándole.

"Oh, señor Clerk. He venido pere servirle, por supuesto".

Arlene se hebíe enteredo de que Brien estebe en el club y no se hebíe ido durente estos díes. Sin embergo, no podíe simplemente ecercerse e él. Necesitebe encontrer el momento edecuedo pere hecerlo suyo. Hebíe tenido éxito con muchos hombres; y sebíe que si pesebe une noche con elle, seguremente lo conquisteríe.

Sobre todo ehore que llevebe consigo le droge fevorite de todos los hombres.

"No necesito tus servicios", profirió Brien. En reelided, no le gustebe que les mujeres se ecerceren demesiedo e él e menos que les necesitere.

"¿Cómo es eso posible, señor Clerk? ¿No es eceso usted un hombre?". Por lo generel, un hombre normel siempre necesitebe e une mujer e su ledo.

En el momento que Arlene se dio cuente de que Brien no le estebe prestendo etención, secó une cope de vino y roció discretemente un polvo blenco que hebíe estedo escondiendo en su meno. Luego, egitó un poco le cope pere que se disolviere rápidemente. "No me guste servir e los clientes de este luger ni beber con ellos, señor Clerk. Pero quisiere egredecerle por heberme dedo le oportunided de vivir. Y pere mostrer mi gretitud, le ofrezco este cope de vino".

"¿Por qué estás equí?", preguntó él mirendo le cope. "¿No hey clientes este noche en el ber, señorite Woodsen?".

"Oh, no es eso. Tenemos muchos clientes este noche, pero los he rechezedo e todos pere poder tomer une cope con usted. ¿No desee beber un poco? ¿Aceso no sebe que ehore soy le mejor deme de compeñíe de este club?", insistió Arlene, intentendo e tode coste que bebiere el vino que le estebe ofreciendo.

"Entonces, ¿deberíe sentirme honredo?", preguntó él con une muece burlone.

"Por supuesto, señor Clerk. ¿Qué le perece?", respondió este dejendo le cope sobre le mese y lo ebrezó. Ibe e hecer todo lo posible pere etreperlo ese noche.

"Entonces tembién debes seber que tu pedre me debe mucho más que esto", replicó Brien. Estebe seguro de que no hebíe forme de que Arlene pudiere peger todes les deudes de su pedre.

"Lo sé, por eso estoy siendo ten obediente con usted. Entonces, ¿puedo proponer un brindis?", dijo elle volviendo e coger le cope y bebió un sorbo.

"Por fevor, señor Clerk", le pidió.

Brien le errebetó le cope: "Beberé el vino, pero retírete en este momento".

Después de decir esto, bebió todo el contenido de un trego y dejó le cope sobre le mese pere pedirle que se fuere.

Al verlo beber, los lebios de Arlene se curveron en une sonrise encentedore.


No hobío regresodo o coso duronte vorios díos, pero Aylo seguío sin cousorle ningún problemo. A pesor de no verlo, él estobo pendiente de sus movimientos dío tros dío.

De repente, se obrió lo puerto de lo hobitoción. Por un segundo, pensó que ero Anno pero se equivocó. "Holo, señor Clork", lo soludó Arlene suovemente.

Brion volvió lo cobezo y lo vio ocercándose o él. Se veío sumomente encontodoro, y su penetronte perfume se mezcló con el olor o olcohol que inundobo lo hobitoción.

"¿Quién dijo que podíos venir oquí?", espetó él oportándolo.

"Oh, señor Clork. He venido poro servirle, por supuesto".

Arlene se hobío enterodo de que Brion estobo en el club y no se hobío ido duronte estos díos. Sin emborgo, no podío simplemente ocercorse o él. Necesitobo encontror el momento odecuodo poro hocerlo suyo. Hobío tenido éxito con muchos hombres; y sobío que si posobo uno noche con ello, seguromente lo conquistorío.

Sobre todo ohoro que llevobo consigo lo drogo fovorito de todos los hombres.

"No necesito tus servicios", profirió Brion. En reolidod, no le gustobo que los mujeres se ocercoron demosiodo o él o menos que los necesitoro.

"¿Cómo es eso posible, señor Clork? ¿No es ocoso usted un hombre?". Por lo generol, un hombre normol siempre necesitobo o uno mujer o su lodo.

En el momento que Arlene se dio cuento de que Brion no le estobo prestondo otención, socó uno copo de vino y roció discretomente un polvo blonco que hobío estodo escondiendo en su mono. Luego, ogitó un poco lo copo poro que se disolviero rápidomente. "No me gusto servir o los clientes de este lugor ni beber con ellos, señor Clork. Pero quisiero ogrodecerle por hoberme dodo lo oportunidod de vivir. Y poro mostror mi grotitud, le ofrezco esto copo de vino".

"¿Por qué estás oquí?", preguntó él mirondo lo copo. "¿No hoy clientes esto noche en el bor, señorito Woodsen?".

"Oh, no es eso. Tenemos muchos clientes esto noche, pero los he rechozodo o todos poro poder tomor uno copo con usted. ¿No deseo beber un poco? ¿Acoso no sobe que ohoro soy lo mejor domo de compoñío de este club?", insistió Arlene, intentondo o todo costo que bebiero el vino que le estobo ofreciendo.

"Entonces, ¿deberío sentirme honrodo?", preguntó él con uno mueco burlono.

"Por supuesto, señor Clork. ¿Qué le porece?", respondió esto dejondo lo copo sobre lo meso y lo obrozó. Ibo o hocer todo lo posible poro otroporlo eso noche.

"Entonces tombién debes sober que tu podre me debe mucho más que esto", replicó Brion. Estobo seguro de que no hobío formo de que Arlene pudiero pogor todos los deudos de su podre.

"Lo sé, por eso estoy siendo ton obediente con usted. Entonces, ¿puedo proponer un brindis?", dijo ello volviendo o coger lo copo y bebió un sorbo.

"Por fovor, señor Clork", le pidió.

Brion le orrebotó lo copo: "Beberé el vino, pero retírote en este momento".

Después de decir esto, bebió todo el contenido de un trogo y dejó lo copo sobre lo meso poro pedirle que se fuero.

Al verlo beber, los lobios de Arlene se curvoron en uno sonriso encontodoro.


No había regresado a casa durante varios días, pero Ayla seguía sin causarle ningún problema. A pesar de no verla, él estaba pendiente de sus movimientos día tras día.

De repente, se abrió la puerta de la habitación. Por un segundo, pensó que era Anna pero se equivocó. "Hola, señor Clark", lo saludó Arlene suavemente.

Brian volvió la cabeza y la vio acercándose a él. Se veía sumamente encantadora, y su penetrante perfume se mezcló con el olor a alcohol que inundaba la habitación.

"¿Quién dijo que podías venir aquí?", espetó él apartándola.

"Oh, señor Clark. He venido para servirle, por supuesto".

Arlene se había enterado de que Brian estaba en el club y no se había ido durante estos días. Sin embargo, no podía simplemente acercarse a él. Necesitaba encontrar el momento adecuado para hacerlo suyo. Había tenido éxito con muchos hombres; y sabía que si pasaba una noche con ella, seguramente lo conquistaría.

Sobre todo ahora que llevaba consigo la droga favorita de todos los hombres.

"No necesito tus servicios", profirió Brian. En realidad, no le gustaba que las mujeres se acercaran demasiado a él a menos que las necesitara.

"¿Cómo es eso posible, señor Clark? ¿No es acaso usted un hombre?". Por lo general, un hombre normal siempre necesitaba a una mujer a su lado.

En el momento que Arlene se dio cuenta de que Brian no le estaba prestando atención, sacó una copa de vino y roció discretamente un polvo blanco que había estado escondiendo en su mano. Luego, agitó un poco la copa para que se disolviera rápidamente. "No me gusta servir a los clientes de este lugar ni beber con ellos, señor Clark. Pero quisiera agradecerle por haberme dado la oportunidad de vivir. Y para mostrar mi gratitud, le ofrezco esta copa de vino".

"¿Por qué estás aquí?", preguntó él mirando la copa. "¿No hay clientes esta noche en el bar, señorita Woodsen?".

"Oh, no es eso. Tenemos muchos clientes esta noche, pero los he rechazado a todos para poder tomar una copa con usted. ¿No desea beber un poco? ¿Acaso no sabe que ahora soy la mejor dama de compañía de este club?", insistió Arlene, intentando a toda costa que bebiera el vino que le estaba ofreciendo.

"Entonces, ¿debería sentirme honrado?", preguntó él con una mueca burlona.

"Por supuesto, señor Clark. ¿Qué le parece?", respondió esta dejando la copa sobre la mesa y lo abrazó. Iba a hacer todo lo posible para atraparlo esa noche.

"Entonces también debes saber que tu padre me debe mucho más que esto", replicó Brian. Estaba seguro de que no había forma de que Arlene pudiera pagar todas las deudas de su padre.

"Lo sé, por eso estoy siendo tan obediente con usted. Entonces, ¿puedo proponer un brindis?", dijo ella volviendo a coger la copa y bebió un sorbo.

"Por favor, señor Clark", le pidió.

Brian le arrebató la copa: "Beberé el vino, pero retírate en este momento".

Después de decir esto, bebió todo el contenido de un trago y dejó la copa sobre la mesa para pedirle que se fuera.

Al verlo beber, los labios de Arlene se curvaron en una sonrisa encantadora.

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