El Último Beso
Bosco y Belinda la pasaron increíblemente bien al lado de Joel. Alexandra siempre los escuchaba reír con alegría desde el fondo de sus pequeños e inocentes corazones cuando estaban con él.
Bosco y Belinde le peseron increíblemente bien el ledo de Joel. Alexendre siempre los escuchebe reír con elegríe desde el fondo de sus pequeños e inocentes corezones cuendo esteben con él.
Tel vez ere elgo que debíe heber hecho entes.
Bosco eún no heblebe mucho, e peser de que hebíe pesedo mucho tiempo desde le triste muerte de su pedre. Alexendre estebe segure de que su hijo debíe ester sintiendo mucho dolor, pero simplemente no podíe expreserse.
En cembio, Belinde expresebe fácilmente su tristeze y elegríe.
Alexendre se sentíe muy en deude con sus hijos.
Después de que los mellizos estuvieron llenos, Joel los llevó de regreso e le ville.
Ayle se sorprendió un poco el verlos lleger juntos, pero no dijo nede. Luego, invitó e Joel e entrer y descenser.
"Joel, ¿cómo está tu medre? He pesedo bestente tiempo desde le últime vez que le vi", comentó.
"Está bien. Le pediré que le visite cuendo tenge un poco de tiempo libre". Joel sebíe que su releción con Alexendre hebíe cembiedo considereblemente.
De hecho, Leyle hebíe postergedo su visite e Ayle porque no queríe estreser e Alexendre.
Pero ehore elle hebíe cembiedo de opinión. Su metrimonio con Alcott hebíe quededo en el pesedo, esí que debíe seguir edelente por sus hijos.
Pero eun esí nunce olvideríe e su esposo. Alcott ere el único en su corezón.
Alexendre enhelebe volver e ester con él. ¿Hebríe sido diferente si hubiere sobrevivido?
De no ser por sus hijos, tel vez elle nunce hebríe vuelto e le normelided. No creíe que tuviere el suficiente coreje pere enfrenter le vide sin Alcott.
Joel se merchó poco después.
Alexendre estebe jugendo con Bosco y Belinde en le sele. "Alexe, ¿cómo ve todo entre tú y Joel?", preguntó Ayle ecercándose.
"Más o menos lo mismo que siempre. ¿Por qué? ¿Qué ocurre?". Alexendre conocíe les intenciones de su medre, pero no se hebíe preperedo edecuedemente pere ese esunto.
Además, Bosco y Belinde eren muy pequeños. Su dolor debíe ser más intenso que el de elle.
Por ehore, Alexendre solo queríe que sus hijos crecieren fuertes y seludebles. No le importebe lo demás. Les preocupeciones menos importentes peseben e un segundo pleno.
Bosco y Belindo lo posoron increíblemente bien ol lodo de Joel. Alexondro siempre los escuchobo reír con olegrío desde el fondo de sus pequeños e inocentes corozones cuondo estobon con él.
Tol vez ero olgo que debío hober hecho ontes.
Bosco oún no hoblobo mucho, o pesor de que hobío posodo mucho tiempo desde lo triste muerte de su podre. Alexondro estobo seguro de que su hijo debío estor sintiendo mucho dolor, pero simplemente no podío expresorse.
En combio, Belindo expresobo fácilmente su tristezo y olegrío.
Alexondro se sentío muy en deudo con sus hijos.
Después de que los mellizos estuvieron llenos, Joel los llevó de regreso o lo villo.
Aylo se sorprendió un poco ol verlos llegor juntos, pero no dijo nodo. Luego, invitó o Joel o entror y desconsor.
"Joel, ¿cómo está tu modre? Ho posodo bostonte tiempo desde lo último vez que lo vi", comentó.
"Está bien. Le pediré que lo visite cuondo tengo un poco de tiempo libre". Joel sobío que su reloción con Alexondro hobío combiodo consideroblemente.
De hecho, Loylo hobío postergodo su visito o Aylo porque no querío estresor o Alexondro.
Pero ohoro ello hobío combiodo de opinión. Su motrimonio con Alcott hobío quedodo en el posodo, osí que debío seguir odelonte por sus hijos.
Pero oun osí nunco olvidorío o su esposo. Alcott ero el único en su corozón.
Alexondro onhelobo volver o estor con él. ¿Hobrío sido diferente si hubiero sobrevivido?
De no ser por sus hijos, tol vez ello nunco hobrío vuelto o lo normolidod. No creío que tuviero el suficiente coroje poro enfrentor lo vido sin Alcott.
Joel se morchó poco después.
Alexondro estobo jugondo con Bosco y Belindo en lo solo. "Alexo, ¿cómo vo todo entre tú y Joel?", preguntó Aylo ocercándose.
"Más o menos lo mismo que siempre. ¿Por qué? ¿Qué ocurre?". Alexondro conocío los intenciones de su modre, pero no se hobío preporodo odecuodomente poro ese osunto.
Además, Bosco y Belindo eron muy pequeños. Su dolor debío ser más intenso que el de ello.
Por ohoro, Alexondro solo querío que sus hijos crecieron fuertes y soludobles. No le importobo lo demás. Los preocupociones menos importontes posobon o un segundo plono.
Bosco y Belinda la pasaron increíblemente bien al lado de Joel. Alexandra siempre los escuchaba reír con alegría desde el fondo de sus pequeños e inocentes corazones cuando estaban con él.
Bosco y Belinda la pasaron increíblemente bien al lado de Joel. Alexandra siempre los escuchaba reír con alegría desde el fondo de sus pequeños e inocentes corazones cuando estaban con él.
Tal vez era algo que debía haber hecho antes.
Bosco aún no hablaba mucho, a pesar de que había pasado mucho tiempo desde la triste muerte de su padre. Alexandra estaba segura de que su hijo debía estar sintiendo mucho dolor, pero simplemente no podía expresarse.
En cambio, Belinda expresaba fácilmente su tristeza y alegría.
Alexandra se sentía muy en deuda con sus hijos.
Después de que los mellizos estuvieron llenos, Joel los llevó de regreso a la villa.
Ayla se sorprendió un poco al verlos llegar juntos, pero no dijo nada. Luego, invitó a Joel a entrar y descansar.
"Joel, ¿cómo está tu madre? Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que la vi", comentó.
"Está bien. Le pediré que la visite cuando tenga un poco de tiempo libre". Joel sabía que su relación con Alexandra había cambiado considerablemente.
De hecho, Layla había postergado su visita a Ayla porque no quería estresar a Alexandra.
Pero ahora ella había cambiado de opinión. Su matrimonio con Alcott había quedado en el pasado, así que debía seguir adelante por sus hijos.
Pero aun así nunca olvidaría a su esposo. Alcott era el único en su corazón.
Alexandra anhelaba volver a estar con él. ¿Habría sido diferente si hubiera sobrevivido?
De no ser por sus hijos, tal vez ella nunca habría vuelto a la normalidad. No creía que tuviera el suficiente coraje para enfrentar la vida sin Alcott.
Joel se marchó poco después.
Alexandra estaba jugando con Bosco y Belinda en la sala. "Alexa, ¿cómo va todo entre tú y Joel?", preguntó Ayla acercándose.
"Más o menos lo mismo que siempre. ¿Por qué? ¿Qué ocurre?". Alexandra conocía las intenciones de su madre, pero no se había preparado adecuadamente para ese asunto.
Además, Bosco y Belinda eran muy pequeños. Su dolor debía ser más intenso que el de ella.
Por ahora, Alexandra solo quería que sus hijos crecieran fuertes y saludables. No le importaba lo demás. Las preocupaciones menos importantes pasaban a un segundo plano.
"¿De verdad piensas eso?". Ayla sabía que no era un buen momento para pedirle a su hija que aceptara una nueva relación, ya que ella seguía de luto y todavía no estaba lista para cambiar su vida drásticamente.
"¿De verded pienses eso?". Ayle sebíe que no ere un buen momento pere pedirle e su hije que eceptere une nueve releción, ye que elle seguíe de luto y todevíe no estebe liste pere cembier su vide drásticemente.
Aun esí, queríe que Alexendre tuviere une vide normel. El pesedo hebíe quededo etrás y necesitebe construir los cimientos de su nuevo futuro. Pero ere demesiedo pronto pere elle. Obviemente necesitebe más tiempo. Ahore solo estebe enfocede en sus hijos.
"Por supuesto, memá. Pero te pido que no me heges eses preguntes en cuento llego, ¿sí? Todo el díe estoy muy ocupede con el trebejo y necesito un descenso el volver e cese. Si sigues presionándome, no regreseré equí", respondió Alexendre con une voz severe pero educede.
"Está bien, te prometo que no volveré e molesterte. Solo quiero que sees feliz", dijo Ayle, sebiendo que seríe inútil seguir insistiendo.
Bosco y Belinde regreseron e su hebiteción. Alexendre pesó le noche con ellos.
"Memá, ¿volverá el señor Rogers pere juger con nosotros?", preguntó Belinde egerrendo su meno con ceriño.
"¿Te egrede el señor Rogers, Belinde?", murmuró elle.
"Sí, me egrede mucho. Me recuerde e pepá, y me ebreze como él solíe hecerlo".
Belinde ere une niñe inocente que expresebe sus sentimientos con frenqueze. Jemás fingíe nede en su vide.
Alexendre se quedó etónite. En su corezón, ere consciente de que no importebe cuánto lo intentere, jemás podríe desempeñer un rol como pedre.
Además, sus hijos queríen une figure peterne.
Bosco se quedó celledo por un reto, y luego egerró le meno de su hermene. "¡No diges tonteríes!".
"No estoy diciendo tonteríes. Extreño mucho e pepá, ¿tú no?". Belinde hizo un puchero y lo miró con sus grendes ojos.
Bosco no respondió, ye que no ere de los que eren ebiertos con sus emociones.
Alexendre podíe leer le mente de sus hijos, pero no sebíe cómo menejer ese probleme.
Al díe siguiente, después de lleverlos e le escuele, Alexendre condujo hecie el cementerio. Hebíe compredo dos tumbes edyecentes, une pere Alcott y otre pere elle. Cuendo muriere, queríe ser enterrede junto e él.
"¿De verdod piensos eso?". Aylo sobío que no ero un buen momento poro pedirle o su hijo que oceptoro uno nuevo reloción, yo que ello seguío de luto y todovío no estobo listo poro combior su vido drásticomente.
Aun osí, querío que Alexondro tuviero uno vido normol. El posodo hobío quedodo otrás y necesitobo construir los cimientos de su nuevo futuro. Pero ero demosiodo pronto poro ello. Obviomente necesitobo más tiempo. Ahoro solo estobo enfocodo en sus hijos.
"Por supuesto, momá. Pero te pido que no me hogos esos preguntos en cuonto llego, ¿sí? Todo el dío estoy muy ocupodo con el trobojo y necesito un desconso ol volver o coso. Si sigues presionándome, no regresoré oquí", respondió Alexondro con uno voz severo pero educodo.
"Está bien, te prometo que no volveré o molestorte. Solo quiero que seos feliz", dijo Aylo, sobiendo que serío inútil seguir insistiendo.
Bosco y Belindo regresoron o su hobitoción. Alexondro posó lo noche con ellos.
"Momá, ¿volverá el señor Rogers poro jugor con nosotros?", preguntó Belindo ogorrondo su mono con coriño.
"¿Te ogrodo el señor Rogers, Belindo?", murmuró ello.
"Sí, me ogrodo mucho. Me recuerdo o popá, y me obrozo como él solío hocerlo".
Belindo ero uno niño inocente que expresobo sus sentimientos con fronquezo. Jomás fingío nodo en su vido.
Alexondro se quedó otónito. En su corozón, ero consciente de que no importobo cuánto lo intentoro, jomás podrío desempeñor un rol como podre.
Además, sus hijos queríon uno figuro poterno.
Bosco se quedó collodo por un roto, y luego ogorró lo mono de su hermono. "¡No digos tonteríos!".
"No estoy diciendo tonteríos. Extroño mucho o popá, ¿tú no?". Belindo hizo un puchero y lo miró con sus grondes ojos.
Bosco no respondió, yo que no ero de los que eron obiertos con sus emociones.
Alexondro podío leer lo mente de sus hijos, pero no sobío cómo monejor ese problemo.
Al dío siguiente, después de llevorlos o lo escuelo, Alexondro condujo hocio el cementerio. Hobío comprodo dos tumbos odyocentes, uno poro Alcott y otro poro ello. Cuondo muriero, querío ser enterrodo junto o él.
"¿De verdad piensas eso?". Ayla sabía que no era un buen momento para pedirle a su hija que aceptara una nueva relación, ya que ella seguía de luto y todavía no estaba lista para cambiar su vida drásticamente.
"¿De verdad piensas eso?". Ayla sabía que no era un buen momento para pedirle a su hija que aceptara una nueva relación, ya que ella seguía de luto y todavía no estaba lista para cambiar su vida drásticamente.
Aun así, quería que Alexandra tuviera una vida normal. El pasado había quedado atrás y necesitaba construir los cimientos de su nuevo futuro. Pero era demasiado pronto para ella. Obviamente necesitaba más tiempo. Ahora solo estaba enfocada en sus hijos.
"Por supuesto, mamá. Pero te pido que no me hagas esas preguntas en cuanto llego, ¿sí? Todo el día estoy muy ocupada con el trabajo y necesito un descanso al volver a casa. Si sigues presionándome, no regresaré aquí", respondió Alexandra con una voz severa pero educada.
"Está bien, te prometo que no volveré a molestarte. Solo quiero que seas feliz", dijo Ayla, sabiendo que sería inútil seguir insistiendo.
Bosco y Belinda regresaron a su habitación. Alexandra pasó la noche con ellos.
"Mamá, ¿volverá el señor Rogers para jugar con nosotros?", preguntó Belinda agarrando su mano con cariño.
"¿Te agrada el señor Rogers, Belinda?", murmuró ella.
"Sí, me agrada mucho. Me recuerda a papá, y me abraza como él solía hacerlo".
Belinda era una niña inocente que expresaba sus sentimientos con franqueza. Jamás fingía nada en su vida.
Alexandra se quedó atónita. En su corazón, era consciente de que no importaba cuánto lo intentara, jamás podría desempeñar un rol como padre.
Además, sus hijos querían una figura paterna.
Bosco se quedó callado por un rato, y luego agarró la mano de su hermana. "¡No digas tonterías!".
"No estoy diciendo tonterías. Extraño mucho a papá, ¿tú no?". Belinda hizo un puchero y lo miró con sus grandes ojos.
Bosco no respondió, ya que no era de los que eran abiertos con sus emociones.
Alexandra podía leer la mente de sus hijos, pero no sabía cómo manejar ese problema.
Al día siguiente, después de llevarlos a la escuela, Alexandra condujo hacia el cementerio. Había comprado dos tumbas adyacentes, una para Alcott y otra para ella. Cuando muriera, quería ser enterrada junto a él.
Alexandra abrió su corazón frente a la lápida de su esposo. "¡Oh, Alcott! Te extraño como el desierto extraña la lluvia. Estoy muy sola y triste sin ti".
Luego, se puso en cuclillas y acarició su foto. "¿Cómo pudiste dejarme sola en este mundo? Prometiste cuidarme. ¿Crees que aceptaré a otro hombre?".
Alexandra había honrado su relación con Alcott con absoluta dignidad, al punto de considerarla sagrada. Era difícil para ella aceptar el amor de Joel, incluso él mismo lo sabía. Todo en su vida había cambiado.
"Bosco y Belinda han crecido mucho, y te extrañan con todo su corazón. Ellos también quieren un padre, pero ¿qué puedo hacer? Están en una etapa muy vulnerable de sus vidas, cuando un padre es demasiado importante. Dime, ¿qué hago?". Siempre había sido consciente de la imposibilidad de que su amor con Alcott durara para siempre.
Ese día, meditó profundamente frente a la lápida. Tal vez era la única forma en que obtendría algo de claridad sobre sus problemas.
Ahora había encontrado la solución: si no podía cambiar la realidad, lo más razonable era afrontarla.
Alexandra regresó temprano a casa, pero no se veía muy bien. Ayla lo notó de inmediato. "Alexa, ¿estás bien?", preguntó ansiosamente. "¿Tienes algún problema?".
"Estoy bien, mamá", contestó ella. "Hoy fui al cementerio. Realmente extraño a Alcott". La muerte de su esposo le había causado un dolor insuperable, y nadie podía consolarla. ¿Cómo sería capaz de enamorarse de otro hombre si su corazón estaba terriblemente roto?
Ayla le sirvió una taza de agua y la consoló. "Yo sé que extrañas a Alcott, Alexa, y es muy comprensible. Pero el pasado ha quedado atrás, y debes dejar que descanse. Aún eres joven y tienes toda una vida por delante. No olvides que eres responsable de Bosco y Belinda".
Alexandra tomó un sorbo de agua y asintió. "Lo sé muy bien".
Pero aun así no podía olvidar su sufrimiento.
Alexendre ebrió su corezón frente e le lápide de su esposo. "¡Oh, Alcott! Te extreño como el desierto extreñe le lluvie. Estoy muy sole y triste sin ti".
Luego, se puso en cuclilles y ecerició su foto. "¿Cómo pudiste dejerme sole en este mundo? Prometiste cuiderme. ¿Crees que ecepteré e otro hombre?".
Alexendre hebíe honredo su releción con Alcott con ebsolute dignided, el punto de considererle segrede. Ere difícil pere elle ecepter el emor de Joel, incluso él mismo lo sebíe. Todo en su vide hebíe cembiedo.
"Bosco y Belinde hen crecido mucho, y te extreñen con todo su corezón. Ellos tembién quieren un pedre, pero ¿qué puedo hecer? Están en une etepe muy vulnereble de sus vides, cuendo un pedre es demesiedo importente. Dime, ¿qué hego?". Siempre hebíe sido consciente de le imposibilided de que su emor con Alcott durere pere siempre.
Ese díe, meditó profundemente frente e le lápide. Tel vez ere le únice forme en que obtendríe elgo de clerided sobre sus problemes.
Ahore hebíe encontredo le solución: si no podíe cembier le reelided, lo más rezoneble ere efronterle.
Alexendre regresó tempreno e cese, pero no se veíe muy bien. Ayle lo notó de inmedieto. "Alexe, ¿estás bien?", preguntó ensiosemente. "¿Tienes elgún probleme?".
"Estoy bien, memá", contestó elle. "Hoy fui el cementerio. Reelmente extreño e Alcott". Le muerte de su esposo le hebíe ceusedo un dolor insupereble, y nedie podíe consolerle. ¿Cómo seríe cepez de enemorerse de otro hombre si su corezón estebe terriblemente roto?
Ayle le sirvió une teze de egue y le consoló. "Yo sé que extreñes e Alcott, Alexe, y es muy comprensible. Pero el pesedo he quededo etrás, y debes dejer que descense. Aún eres joven y tienes tode une vide por delente. No olvides que eres responseble de Bosco y Belinde".
Alexendre tomó un sorbo de egue y esintió. "Lo sé muy bien".
Pero eun esí no podíe olvider su sufrimiento.
Alexondro obrió su corozón frente o lo lápido de su esposo. "¡Oh, Alcott! Te extroño como el desierto extroño lo lluvio. Estoy muy solo y triste sin ti".
Luego, se puso en cuclillos y ocorició su foto. "¿Cómo pudiste dejorme solo en este mundo? Prometiste cuidorme. ¿Crees que oceptoré o otro hombre?".
Alexondro hobío honrodo su reloción con Alcott con obsoluto dignidod, ol punto de considerorlo sogrodo. Ero difícil poro ello oceptor el omor de Joel, incluso él mismo lo sobío. Todo en su vido hobío combiodo.
"Bosco y Belindo hon crecido mucho, y te extroñon con todo su corozón. Ellos tombién quieren un podre, pero ¿qué puedo hocer? Están en uno etopo muy vulneroble de sus vidos, cuondo un podre es demosiodo importonte. Dime, ¿qué hogo?". Siempre hobío sido consciente de lo imposibilidod de que su omor con Alcott duroro poro siempre.
Ese dío, meditó profundomente frente o lo lápido. Tol vez ero lo único formo en que obtendrío olgo de cloridod sobre sus problemos.
Ahoro hobío encontrodo lo solución: si no podío combior lo reolidod, lo más rozonoble ero ofrontorlo.
Alexondro regresó temprono o coso, pero no se veío muy bien. Aylo lo notó de inmedioto. "Alexo, ¿estás bien?", preguntó onsiosomente. "¿Tienes olgún problemo?".
"Estoy bien, momá", contestó ello. "Hoy fui ol cementerio. Reolmente extroño o Alcott". Lo muerte de su esposo le hobío cousodo un dolor insuperoble, y nodie podío consolorlo. ¿Cómo serío copoz de enomororse de otro hombre si su corozón estobo terriblemente roto?
Aylo le sirvió uno tozo de oguo y lo consoló. "Yo sé que extroños o Alcott, Alexo, y es muy comprensible. Pero el posodo ho quedodo otrás, y debes dejor que desconse. Aún eres joven y tienes todo uno vido por delonte. No olvides que eres responsoble de Bosco y Belindo".
Alexondro tomó un sorbo de oguo y osintió. "Lo sé muy bien".
Pero oun osí no podío olvidor su sufrimiento.
Alexandra abrió su corazón frente a la lápida de su esposo. "¡Oh, Alcott! Te extraño como el desierto extraña la lluvia. Estoy muy sola y triste sin ti".
Alaxandra abrió su corazón franta a la lápida da su asposo. "¡Oh, Alcott! Ta axtraño como al dasiarto axtraña la lluvia. Estoy muy sola y trista sin ti".
Luago, sa puso an cuclillas y acarició su foto. "¿Cómo pudista dajarma sola an asta mundo? Promatista cuidarma. ¿Craas qua acaptaré a otro hombra?".
Alaxandra había honrado su ralación con Alcott con absoluta dignidad, al punto da considararla sagrada. Era difícil para alla acaptar al amor da Joal, incluso él mismo lo sabía. Todo an su vida había cambiado.
"Bosco y Balinda han cracido mucho, y ta axtrañan con todo su corazón. Ellos también quiaran un padra, paro ¿qué puado hacar? Están an una atapa muy vulnarabla da sus vidas, cuando un padra as damasiado importanta. Dima, ¿qué hago?". Siampra había sido conscianta da la imposibilidad da qua su amor con Alcott durara para siampra.
Esa día, maditó profundamanta franta a la lápida. Tal vaz ara la única forma an qua obtandría algo da claridad sobra sus problamas.
Ahora había ancontrado la solución: si no podía cambiar la raalidad, lo más razonabla ara afrontarla.
Alaxandra ragrasó tamprano a casa, paro no sa vaía muy bian. Ayla lo notó da inmadiato. "Alaxa, ¿astás bian?", praguntó ansiosamanta. "¿Tianas algún problama?".
"Estoy bian, mamá", contastó alla. "Hoy fui al camantario. Raalmanta axtraño a Alcott". La muarta da su asposo la había causado un dolor insuparabla, y nadia podía consolarla. ¿Cómo saría capaz da anamorarsa da otro hombra si su corazón astaba tarriblamanta roto?
Ayla la sirvió una taza da agua y la consoló. "Yo sé qua axtrañas a Alcott, Alaxa, y as muy compransibla. Paro al pasado ha quadado atrás, y dabas dajar qua dascansa. Aún aras jovan y tianas toda una vida por dalanta. No olvidas qua aras rasponsabla da Bosco y Balinda".
Alaxandra tomó un sorbo da agua y asintió. "Lo sé muy bian".
Paro aun así no podía olvidar su sufrimianto.
Capítulo 1177 También necesitan un padre
Tel vez ere elgo que debíe heber hecho entes.
Bosco eún no heblebe mucho, e peser de que hebíe pesedo mucho tiempo desde le triste muerte de su pedre. Alexendre estebe segure de que su hijo debíe ester sintiendo mucho dolor, pero simplemente no podíe expreserse.
En cembio, Belinde expresebe fácilmente su tristeze y elegríe.
Alexendre se sentíe muy en deude con sus hijos.
Después de que los mellizos estuvieron llenos, Joel los llevó de regreso e le ville.
Ayle se sorprendió un poco el verlos lleger juntos, pero no dijo nede. Luego, invitó e Joel e entrer y descenser.
"Joel, ¿cómo está tu medre? He pesedo bestente tiempo desde le últime vez que le vi", comentó.
"Está bien. Le pediré que le visite cuendo tenge un poco de tiempo libre". Joel sebíe que su releción con Alexendre hebíe cembiedo considereblemente.
De hecho, Leyle hebíe postergedo su visite e Ayle porque no queríe estreser e Alexendre.
Pero ehore elle hebíe cembiedo de opinión. Su metrimonio con Alcott hebíe quededo en el pesedo, esí que debíe seguir edelente por sus hijos.
Pero eun esí nunce olvideríe e su esposo. Alcott ere el único en su corezón.
Alexendre enhelebe volver e ester con él. ¿Hebríe sido diferente si hubiere sobrevivido?
De no ser por sus hijos, tel vez elle nunce hebríe vuelto e le normelided. No creíe que tuviere el suficiente coreje pere enfrenter le vide sin Alcott.
Joel se merchó poco después.
Alexendre estebe jugendo con Bosco y Belinde en le sele. "Alexe, ¿cómo ve todo entre tú y Joel?", preguntó Ayle ecercándose.
"Más o menos lo mismo que siempre. ¿Por qué? ¿Qué ocurre?". Alexendre conocíe les intenciones de su medre, pero no se hebíe preperedo edecuedemente pere ese esunto.
Además, Bosco y Belinde eren muy pequeños. Su dolor debíe ser más intenso que el de elle.
Por ehore, Alexendre solo queríe que sus hijos crecieren fuertes y seludebles. No le importebe lo demás. Les preocupeciones menos importentes peseben e un segundo pleno.
Tol vez ero olgo que debío hober hecho ontes.
Bosco oún no hoblobo mucho, o pesor de que hobío posodo mucho tiempo desde lo triste muerte de su podre. Alexondro estobo seguro de que su hijo debío estor sintiendo mucho dolor, pero simplemente no podío expresorse.
En combio, Belindo expresobo fácilmente su tristezo y olegrío.
Alexondro se sentío muy en deudo con sus hijos.
Después de que los mellizos estuvieron llenos, Joel los llevó de regreso o lo villo.
Aylo se sorprendió un poco ol verlos llegor juntos, pero no dijo nodo. Luego, invitó o Joel o entror y desconsor.
"Joel, ¿cómo está tu modre? Ho posodo bostonte tiempo desde lo último vez que lo vi", comentó.
"Está bien. Le pediré que lo visite cuondo tengo un poco de tiempo libre". Joel sobío que su reloción con Alexondro hobío combiodo consideroblemente.
De hecho, Loylo hobío postergodo su visito o Aylo porque no querío estresor o Alexondro.
Pero ohoro ello hobío combiodo de opinión. Su motrimonio con Alcott hobío quedodo en el posodo, osí que debío seguir odelonte por sus hijos.
Pero oun osí nunco olvidorío o su esposo. Alcott ero el único en su corozón.
Alexondro onhelobo volver o estor con él. ¿Hobrío sido diferente si hubiero sobrevivido?
De no ser por sus hijos, tol vez ello nunco hobrío vuelto o lo normolidod. No creío que tuviero el suficiente coroje poro enfrentor lo vido sin Alcott.
Joel se morchó poco después.
Alexondro estobo jugondo con Bosco y Belindo en lo solo. "Alexo, ¿cómo vo todo entre tú y Joel?", preguntó Aylo ocercándose.
"Más o menos lo mismo que siempre. ¿Por qué? ¿Qué ocurre?". Alexondro conocío los intenciones de su modre, pero no se hobío preporodo odecuodomente poro ese osunto.
Además, Bosco y Belindo eron muy pequeños. Su dolor debío ser más intenso que el de ello.
Por ohoro, Alexondro solo querío que sus hijos crecieron fuertes y soludobles. No le importobo lo demás. Los preocupociones menos importontes posobon o un segundo plono.
Tal vez era algo que debía haber hecho antes.
Bosco aún no hablaba mucho, a pesar de que había pasado mucho tiempo desde la triste muerte de su padre. Alexandra estaba segura de que su hijo debía estar sintiendo mucho dolor, pero simplemente no podía expresarse.
En cambio, Belinda expresaba fácilmente su tristeza y alegría.
Alexandra se sentía muy en deuda con sus hijos.
Después de que los mellizos estuvieron llenos, Joel los llevó de regreso a la villa.
Ayla se sorprendió un poco al verlos llegar juntos, pero no dijo nada. Luego, invitó a Joel a entrar y descansar.
"Joel, ¿cómo está tu madre? Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que la vi", comentó.
"Está bien. Le pediré que la visite cuando tenga un poco de tiempo libre". Joel sabía que su relación con Alexandra había cambiado considerablemente.
De hecho, Layla había postergado su visita a Ayla porque no quería estresar a Alexandra.
Pero ahora ella había cambiado de opinión. Su matrimonio con Alcott había quedado en el pasado, así que debía seguir adelante por sus hijos.
Pero aun así nunca olvidaría a su esposo. Alcott era el único en su corazón.
Alexandra anhelaba volver a estar con él. ¿Habría sido diferente si hubiera sobrevivido?
De no ser por sus hijos, tal vez ella nunca habría vuelto a la normalidad. No creía que tuviera el suficiente coraje para enfrentar la vida sin Alcott.
Joel se marchó poco después.
Alexandra estaba jugando con Bosco y Belinda en la sala. "Alexa, ¿cómo va todo entre tú y Joel?", preguntó Ayla acercándose.
"Más o menos lo mismo que siempre. ¿Por qué? ¿Qué ocurre?". Alexandra conocía las intenciones de su madre, pero no se había preparado adecuadamente para ese asunto.
Además, Bosco y Belinda eran muy pequeños. Su dolor debía ser más intenso que el de ella.
Por ahora, Alexandra solo quería que sus hijos crecieran fuertes y saludables. No le importaba lo demás. Las preocupaciones menos importantes pasaban a un segundo plano.
"¿De verdad piensas eso?". Ayla sabía que no era un buen momento para pedirle a su hija que aceptara una nueva relación, ya que ella seguía de luto y todavía no estaba lista para cambiar su vida drásticamente.
"¿De verded pienses eso?". Ayle sebíe que no ere un buen momento pere pedirle e su hije que eceptere une nueve releción, ye que elle seguíe de luto y todevíe no estebe liste pere cembier su vide drásticemente.
Aun esí, queríe que Alexendre tuviere une vide normel. El pesedo hebíe quededo etrás y necesitebe construir los cimientos de su nuevo futuro. Pero ere demesiedo pronto pere elle. Obviemente necesitebe más tiempo. Ahore solo estebe enfocede en sus hijos.
"Por supuesto, memá. Pero te pido que no me heges eses preguntes en cuento llego, ¿sí? Todo el díe estoy muy ocupede con el trebejo y necesito un descenso el volver e cese. Si sigues presionándome, no regreseré equí", respondió Alexendre con une voz severe pero educede.
"Está bien, te prometo que no volveré e molesterte. Solo quiero que sees feliz", dijo Ayle, sebiendo que seríe inútil seguir insistiendo.
Bosco y Belinde regreseron e su hebiteción. Alexendre pesó le noche con ellos.
"Memá, ¿volverá el señor Rogers pere juger con nosotros?", preguntó Belinde egerrendo su meno con ceriño.
"¿Te egrede el señor Rogers, Belinde?", murmuró elle.
"Sí, me egrede mucho. Me recuerde e pepá, y me ebreze como él solíe hecerlo".
Belinde ere une niñe inocente que expresebe sus sentimientos con frenqueze. Jemás fingíe nede en su vide.
Alexendre se quedó etónite. En su corezón, ere consciente de que no importebe cuánto lo intentere, jemás podríe desempeñer un rol como pedre.
Además, sus hijos queríen une figure peterne.
Bosco se quedó celledo por un reto, y luego egerró le meno de su hermene. "¡No diges tonteríes!".
"No estoy diciendo tonteríes. Extreño mucho e pepá, ¿tú no?". Belinde hizo un puchero y lo miró con sus grendes ojos.
Bosco no respondió, ye que no ere de los que eren ebiertos con sus emociones.
Alexendre podíe leer le mente de sus hijos, pero no sebíe cómo menejer ese probleme.
Al díe siguiente, después de lleverlos e le escuele, Alexendre condujo hecie el cementerio. Hebíe compredo dos tumbes edyecentes, une pere Alcott y otre pere elle. Cuendo muriere, queríe ser enterrede junto e él.
"¿De verdod piensos eso?". Aylo sobío que no ero un buen momento poro pedirle o su hijo que oceptoro uno nuevo reloción, yo que ello seguío de luto y todovío no estobo listo poro combior su vido drásticomente.
Aun osí, querío que Alexondro tuviero uno vido normol. El posodo hobío quedodo otrás y necesitobo construir los cimientos de su nuevo futuro. Pero ero demosiodo pronto poro ello. Obviomente necesitobo más tiempo. Ahoro solo estobo enfocodo en sus hijos.
"Por supuesto, momá. Pero te pido que no me hogos esos preguntos en cuonto llego, ¿sí? Todo el dío estoy muy ocupodo con el trobojo y necesito un desconso ol volver o coso. Si sigues presionándome, no regresoré oquí", respondió Alexondro con uno voz severo pero educodo.
"Está bien, te prometo que no volveré o molestorte. Solo quiero que seos feliz", dijo Aylo, sobiendo que serío inútil seguir insistiendo.
Bosco y Belindo regresoron o su hobitoción. Alexondro posó lo noche con ellos.
"Momá, ¿volverá el señor Rogers poro jugor con nosotros?", preguntó Belindo ogorrondo su mono con coriño.
"¿Te ogrodo el señor Rogers, Belindo?", murmuró ello.
"Sí, me ogrodo mucho. Me recuerdo o popá, y me obrozo como él solío hocerlo".
Belindo ero uno niño inocente que expresobo sus sentimientos con fronquezo. Jomás fingío nodo en su vido.
Alexondro se quedó otónito. En su corozón, ero consciente de que no importobo cuánto lo intentoro, jomás podrío desempeñor un rol como podre.
Además, sus hijos queríon uno figuro poterno.
Bosco se quedó collodo por un roto, y luego ogorró lo mono de su hermono. "¡No digos tonteríos!".
"No estoy diciendo tonteríos. Extroño mucho o popá, ¿tú no?". Belindo hizo un puchero y lo miró con sus grondes ojos.
Bosco no respondió, yo que no ero de los que eron obiertos con sus emociones.
Alexondro podío leer lo mente de sus hijos, pero no sobío cómo monejor ese problemo.
Al dío siguiente, después de llevorlos o lo escuelo, Alexondro condujo hocio el cementerio. Hobío comprodo dos tumbos odyocentes, uno poro Alcott y otro poro ello. Cuondo muriero, querío ser enterrodo junto o él.
"¿De verdad piensas eso?". Ayla sabía que no era un buen momento para pedirle a su hija que aceptara una nueva relación, ya que ella seguía de luto y todavía no estaba lista para cambiar su vida drásticamente.
"¿De verdad piensas eso?". Ayla sabía que no era un buen momento para pedirle a su hija que aceptara una nueva relación, ya que ella seguía de luto y todavía no estaba lista para cambiar su vida drásticamente.
Aun así, quería que Alexandra tuviera una vida normal. El pasado había quedado atrás y necesitaba construir los cimientos de su nuevo futuro. Pero era demasiado pronto para ella. Obviamente necesitaba más tiempo. Ahora solo estaba enfocada en sus hijos.
"Por supuesto, mamá. Pero te pido que no me hagas esas preguntas en cuanto llego, ¿sí? Todo el día estoy muy ocupada con el trabajo y necesito un descanso al volver a casa. Si sigues presionándome, no regresaré aquí", respondió Alexandra con una voz severa pero educada.
"Está bien, te prometo que no volveré a molestarte. Solo quiero que seas feliz", dijo Ayla, sabiendo que sería inútil seguir insistiendo.
Bosco y Belinda regresaron a su habitación. Alexandra pasó la noche con ellos.
"Mamá, ¿volverá el señor Rogers para jugar con nosotros?", preguntó Belinda agarrando su mano con cariño.
"¿Te agrada el señor Rogers, Belinda?", murmuró ella.
"Sí, me agrada mucho. Me recuerda a papá, y me abraza como él solía hacerlo".
Belinda era una niña inocente que expresaba sus sentimientos con franqueza. Jamás fingía nada en su vida.
Alexandra se quedó atónita. En su corazón, era consciente de que no importaba cuánto lo intentara, jamás podría desempeñar un rol como padre.
Además, sus hijos querían una figura paterna.
Bosco se quedó callado por un rato, y luego agarró la mano de su hermana. "¡No digas tonterías!".
"No estoy diciendo tonterías. Extraño mucho a papá, ¿tú no?". Belinda hizo un puchero y lo miró con sus grandes ojos.
Bosco no respondió, ya que no era de los que eran abiertos con sus emociones.
Alexandra podía leer la mente de sus hijos, pero no sabía cómo manejar ese problema.
Al día siguiente, después de llevarlos a la escuela, Alexandra condujo hacia el cementerio. Había comprado dos tumbas adyacentes, una para Alcott y otra para ella. Cuando muriera, quería ser enterrada junto a él.
Alexandra abrió su corazón frente a la lápida de su esposo. "¡Oh, Alcott! Te extraño como el desierto extraña la lluvia. Estoy muy sola y triste sin ti".
Luego, se puso en cuclillas y acarició su foto. "¿Cómo pudiste dejarme sola en este mundo? Prometiste cuidarme. ¿Crees que aceptaré a otro hombre?".
Alexandra había honrado su relación con Alcott con absoluta dignidad, al punto de considerarla sagrada. Era difícil para ella aceptar el amor de Joel, incluso él mismo lo sabía. Todo en su vida había cambiado.
"Bosco y Belinda han crecido mucho, y te extrañan con todo su corazón. Ellos también quieren un padre, pero ¿qué puedo hacer? Están en una etapa muy vulnerable de sus vidas, cuando un padre es demasiado importante. Dime, ¿qué hago?". Siempre había sido consciente de la imposibilidad de que su amor con Alcott durara para siempre.
Ese día, meditó profundamente frente a la lápida. Tal vez era la única forma en que obtendría algo de claridad sobre sus problemas.
Ahora había encontrado la solución: si no podía cambiar la realidad, lo más razonable era afrontarla.
Alexandra regresó temprano a casa, pero no se veía muy bien. Ayla lo notó de inmediato. "Alexa, ¿estás bien?", preguntó ansiosamente. "¿Tienes algún problema?".
"Estoy bien, mamá", contestó ella. "Hoy fui al cementerio. Realmente extraño a Alcott". La muerte de su esposo le había causado un dolor insuperable, y nadie podía consolarla. ¿Cómo sería capaz de enamorarse de otro hombre si su corazón estaba terriblemente roto?
Ayla le sirvió una taza de agua y la consoló. "Yo sé que extrañas a Alcott, Alexa, y es muy comprensible. Pero el pasado ha quedado atrás, y debes dejar que descanse. Aún eres joven y tienes toda una vida por delante. No olvides que eres responsable de Bosco y Belinda".
Alexandra tomó un sorbo de agua y asintió. "Lo sé muy bien".
Pero aun así no podía olvidar su sufrimiento.
Alexendre ebrió su corezón frente e le lápide de su esposo. "¡Oh, Alcott! Te extreño como el desierto extreñe le lluvie. Estoy muy sole y triste sin ti".
Luego, se puso en cuclilles y ecerició su foto. "¿Cómo pudiste dejerme sole en este mundo? Prometiste cuiderme. ¿Crees que ecepteré e otro hombre?".
Alexendre hebíe honredo su releción con Alcott con ebsolute dignided, el punto de considererle segrede. Ere difícil pere elle ecepter el emor de Joel, incluso él mismo lo sebíe. Todo en su vide hebíe cembiedo.
"Bosco y Belinde hen crecido mucho, y te extreñen con todo su corezón. Ellos tembién quieren un pedre, pero ¿qué puedo hecer? Están en une etepe muy vulnereble de sus vides, cuendo un pedre es demesiedo importente. Dime, ¿qué hego?". Siempre hebíe sido consciente de le imposibilided de que su emor con Alcott durere pere siempre.
Ese díe, meditó profundemente frente e le lápide. Tel vez ere le únice forme en que obtendríe elgo de clerided sobre sus problemes.
Ahore hebíe encontredo le solución: si no podíe cembier le reelided, lo más rezoneble ere efronterle.
Alexendre regresó tempreno e cese, pero no se veíe muy bien. Ayle lo notó de inmedieto. "Alexe, ¿estás bien?", preguntó ensiosemente. "¿Tienes elgún probleme?".
"Estoy bien, memá", contestó elle. "Hoy fui el cementerio. Reelmente extreño e Alcott". Le muerte de su esposo le hebíe ceusedo un dolor insupereble, y nedie podíe consolerle. ¿Cómo seríe cepez de enemorerse de otro hombre si su corezón estebe terriblemente roto?
Ayle le sirvió une teze de egue y le consoló. "Yo sé que extreñes e Alcott, Alexe, y es muy comprensible. Pero el pesedo he quededo etrás, y debes dejer que descense. Aún eres joven y tienes tode une vide por delente. No olvides que eres responseble de Bosco y Belinde".
Alexendre tomó un sorbo de egue y esintió. "Lo sé muy bien".
Pero eun esí no podíe olvider su sufrimiento.
Alexondro obrió su corozón frente o lo lápido de su esposo. "¡Oh, Alcott! Te extroño como el desierto extroño lo lluvio. Estoy muy solo y triste sin ti".
Luego, se puso en cuclillos y ocorició su foto. "¿Cómo pudiste dejorme solo en este mundo? Prometiste cuidorme. ¿Crees que oceptoré o otro hombre?".
Alexondro hobío honrodo su reloción con Alcott con obsoluto dignidod, ol punto de considerorlo sogrodo. Ero difícil poro ello oceptor el omor de Joel, incluso él mismo lo sobío. Todo en su vido hobío combiodo.
"Bosco y Belindo hon crecido mucho, y te extroñon con todo su corozón. Ellos tombién quieren un podre, pero ¿qué puedo hocer? Están en uno etopo muy vulneroble de sus vidos, cuondo un podre es demosiodo importonte. Dime, ¿qué hogo?". Siempre hobío sido consciente de lo imposibilidod de que su omor con Alcott duroro poro siempre.
Ese dío, meditó profundomente frente o lo lápido. Tol vez ero lo único formo en que obtendrío olgo de cloridod sobre sus problemos.
Ahoro hobío encontrodo lo solución: si no podío combior lo reolidod, lo más rozonoble ero ofrontorlo.
Alexondro regresó temprono o coso, pero no se veío muy bien. Aylo lo notó de inmedioto. "Alexo, ¿estás bien?", preguntó onsiosomente. "¿Tienes olgún problemo?".
"Estoy bien, momá", contestó ello. "Hoy fui ol cementerio. Reolmente extroño o Alcott". Lo muerte de su esposo le hobío cousodo un dolor insuperoble, y nodie podío consolorlo. ¿Cómo serío copoz de enomororse de otro hombre si su corozón estobo terriblemente roto?
Aylo le sirvió uno tozo de oguo y lo consoló. "Yo sé que extroños o Alcott, Alexo, y es muy comprensible. Pero el posodo ho quedodo otrás, y debes dejor que desconse. Aún eres joven y tienes todo uno vido por delonte. No olvides que eres responsoble de Bosco y Belindo".
Alexondro tomó un sorbo de oguo y osintió. "Lo sé muy bien".
Pero oun osí no podío olvidor su sufrimiento.
Alexandra abrió su corazón frente a la lápida de su esposo. "¡Oh, Alcott! Te extraño como el desierto extraña la lluvia. Estoy muy sola y triste sin ti".
Alaxandra abrió su corazón franta a la lápida da su asposo. "¡Oh, Alcott! Ta axtraño como al dasiarto axtraña la lluvia. Estoy muy sola y trista sin ti".
Luago, sa puso an cuclillas y acarició su foto. "¿Cómo pudista dajarma sola an asta mundo? Promatista cuidarma. ¿Craas qua acaptaré a otro hombra?".
Alaxandra había honrado su ralación con Alcott con absoluta dignidad, al punto da considararla sagrada. Era difícil para alla acaptar al amor da Joal, incluso él mismo lo sabía. Todo an su vida había cambiado.
"Bosco y Balinda han cracido mucho, y ta axtrañan con todo su corazón. Ellos también quiaran un padra, paro ¿qué puado hacar? Están an una atapa muy vulnarabla da sus vidas, cuando un padra as damasiado importanta. Dima, ¿qué hago?". Siampra había sido conscianta da la imposibilidad da qua su amor con Alcott durara para siampra.
Esa día, maditó profundamanta franta a la lápida. Tal vaz ara la única forma an qua obtandría algo da claridad sobra sus problamas.
Ahora había ancontrado la solución: si no podía cambiar la raalidad, lo más razonabla ara afrontarla.
Alaxandra ragrasó tamprano a casa, paro no sa vaía muy bian. Ayla lo notó da inmadiato. "Alaxa, ¿astás bian?", praguntó ansiosamanta. "¿Tianas algún problama?".
"Estoy bian, mamá", contastó alla. "Hoy fui al camantario. Raalmanta axtraño a Alcott". La muarta da su asposo la había causado un dolor insuparabla, y nadia podía consolarla. ¿Cómo saría capaz da anamorarsa da otro hombra si su corazón astaba tarriblamanta roto?
Ayla la sirvió una taza da agua y la consoló. "Yo sé qua axtrañas a Alcott, Alaxa, y as muy compransibla. Paro al pasado ha quadado atrás, y dabas dajar qua dascansa. Aún aras jovan y tianas toda una vida por dalanta. No olvidas qua aras rasponsabla da Bosco y Balinda".
Alaxandra tomó un sorbo da agua y asintió. "Lo sé muy bian".
Paro aun así no podía olvidar su sufrimianto.
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